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Mango: la fruta tropical que supera su récord en España

Tras tres años de fuerte sequía, las lluvias primaverales en Málaga y Granada impulsan la producción hasta las 35.000 toneladas, lo nunca visto para un producto que se hace hueco en la cocina

Mango
Nacho Sánchez

La carretera que va camino de Triana, pequeña aldea cercana a Vélez-Málaga, tiene un paisaje muy singular. Hay unos árboles de porte pequeño que, a finales de verano, se llenan de color morado. Se debe a su fruto, el mango, que cuelgan de las ramas como luces navideñas. Las tonalidades rosáceas que iluminan el paisaje eran una rareza hasta hace bien poco en la zona. La comarca malagueña de la Axarquía es hoy el epicentro europeo de este cultivo, pero hasta los años 90 apenas había de estos árboles, que ocupan ya 4.600 hectáreas. Por eso, la estampa luminosa y colorida es igual en el camino hacia Benamargosa, la bajada a las playas de Almayate o el entorno de Algarrobo. Son localidades que capitanean la producción nacional de mango: casi el 90% de las 35.000 toneladas que se esperan recoger este año proceden de aquí. Y el mercado español responde cada vez mejor a la cercanía de esta sabrosa fruta rica en antioxidantes y vitaminas. Hoy la mitad se consume ya en el país y su imagen de exotismo se va difuminando.

De origen asiático, el mango llegó a Europa a través de Canarias en el siglo XVIII, aunque su cultivo comercial no arrancó hasta los años 70 del siglo XX. En los 80 llegó a Málaga y en los 90 arrancó su rápida expansión. Lo hizo en la Costa Tropical, que incluye también el litoral granadino, hoy con 500 hectáreas. Más allá, el territorio canario suma una superficie parecida a la granadina y, según los datos del Ministerio de Agricultura, la Comunidad Valenciana con 25 hectáreas o la Región de Murcia con 17 le siguen ya muy de lejos. Para el resto del territorio nacional, las tablas de estadística reflejan un cero en plantaciones de esta fruta. La producción total varía mucho cada año porque depende del agua que caiga del cielo. Y si en los últimos años ha rondado unas 15.000 toneladas debido a la dura sequía, este 2025 se espera batir cualquier récord anterior para superar las 35.000 toneladas, según la Asociación Española de Tropicales.

Nono Toré, uno de los responsables de la compañía malagueña Exotic Fruit Box. Imagen proporcionada por la empresa.

“Los árboles estaban descansados por los años bajos de mucha sequía. Se han recuperado con las lluvias y ello ha facilitado esta explosión”, relata José María López, presidente de la organización. “Además, hemos aprendido a manejar mejor el riego y la poda”, aclara el también agricultor en Vélez-Málaga. Eso sí, España queda aún lejos de las grandes potencias mundiales como India, México, Tailandia, Brasil o Perú, que cuentan por millones de toneladas su producción.

La práctica inexistencia de heladas en este rincón geográfico es una de las claves para que la Costa Tropical encabece la producción europea, pues el frío y las heladas matan a esta fruta. “Tenemos un clima único: inviernos suaves, veranos largos y, además, suelos que drenan bien”, añade López, quien afirma que empiezan a hacer pruebas de cultivo en provincias como Cádiz, Huelva o Almería. Y que aunque en las zonas del sur de países como Italia y Grecia han visto una oportunidad en el mango, las plantaciones aún son pequeñas “y no compiten con la cantidad ni la calidad” del fruto andaluz, según su criterio. Tampoco lo hacen los que llegan fuera de temporada —que va de finales de agosto hasta noviembre— desde otros puntos del mundo como México, Perú, Chile o Venezuela.

“Si compras un mango en febrero, por ejemplo, es seguro que viene de allí. Y como los recolectan antes de tiempo y tardan mucho en su viaje hasta Europa, es difícil que tengan las cualidades que los nacionales”, sostiene el agricultor Nono Toré, que junto a su hermano Pablo impulsó Exotic Fruit Box en el año 2015, la primera web dedicada a la venta directa de mango al consumidor. Ellos, como la inmensa mayoría de campesinos de la Costa Tropical, cultivan la variedad Osteen. “Es la más comercial porque su calibre es más o menos parecido y eso facilita su venta a través de canales tradicionales”, subraya Toré. También cultivan la variedad Keitt porque se recoge más tarde —a partir de noviembre— y eso permite alargar la temporada. “Además, tiene un punto más de acidez y una carne más jugosa, como tocino de cielo, y es delicioso”, remacha.

Hay muchas otras variedades y, aunque algunas son más selectas y gustosas, sus tamaños y dificultades para el cultivo los alejan de los agricultores, que buscan rentabilidad en sus plantaciones y reciben entre uno y dos euros por kilo. De ahí que le esté ganando terreno al aguacate, que llegó antes y se paga mejor, pero necesita más agua, un bien demasiado escaso en la Axarquía.

Vitaminas A y C, minerales y fibra

Para conocer mejor las distintas variedades, en el Instituto de Hortofruticultura Subtropical y Mediterránea La Mayora, ubicado en Algarrobo, cultivan hasta 80 mangos distintos, desde el Ataulfo al Sensation, Zill, Tommy Atkins, Lippens o Irwin, uno de los que mayor concentración de azúcar posee. “Uno de nuestros principales objetivos es diversificar la producción para extender la época de recolección y que el consumidor tenga una diversidad que poder comprar”, explica el investigador Iñaki Hormaza, quien señala que este fruto es rico en vitaminas, minerales (potasio y magnesio), antioxidantes (flavonoides y beta-caroteno) y fibra. La Fundación Española de Nutrición (FEN) recalca la presencia de vitaminas A, que ayuda al mantenimiento de la vista o la función inmunológica. También el aporte de “una cantidad destacada de vitamina C, que también tiene capacidad antioxidante y contribuye a reforzar el sistema inmunitario”.

Una empleada de Trops, la mayor cooperativa de tropicales de España, coloca mangos en una caja. Imagen proporcionada por la marca

Víctor Luque es el director general de la cooperativa Trops, con sede en Vélez-Málaga. Es un gigante con más de 4.000 socios, de los que un millar —como los hermanos Toré— tienen plantaciones de mango en la Costa Tropical. Es una fruta que, junto al aguacate, se ha convertido en el motor económico de la comarca, porque además de las 4.000 familias que lo cultivan, hay una potente industria auxiliar y mucho empleo asociado a la recogida o la comercialización. De hecho, Trops tiene una plantilla de unas 600 personas que va camino ya de duplicarse con la temporada recién iniciada. Su producción ha viajado tradicionalmente a Francia, Alemania y los países nórdicos en hasta un 70%, porque España apenas se quedaba un tercio. En los últimos años se ha equilibrado la balanza y la mitad ya se queda en el país. Luque cree que las campañas de comunicación y los anuncios en televisión —que este año estrenan el próximo 7 de septiembre en Atresmedia y Mediaset— han conseguido calar el mensaje de que el mango es ya un producto nacional. Y su presencia en el frutero es cada vez mayor.

A la brasa, en postres o sangría

También como un elemento más para el día a día en la cocina, donde el mango es una fruta muy agradecida. Lo mismo sirve para preparar una ensalada que para asarlo a la barbacoa o utilizarlo como base de una dulce mermelada o incluirlo en recetas dulces. Este producto es eficaz incluso como ingrediente de una sabrosa sangría con vino dulce, “una refrescante y deliciosa manera de comenzar una buena comida”, como cuenta Pablo Castro en su libro La cocina de la Axarquía y sus fiestas. Barriendo precisamente para casa, la bloguera malagueña Toñi Sánchez también prepara un ajoblanco con gamba blanca y cilantro, que se prepara como el tradicional, pero se añaden algunos dados de la fruta a la batidora para que tome color y aroma. Está riquísimo asado a la barbacoa y se puede convertir en el sabor principal de un buen ceviche, como el que preparan en el restaurante Casa Palma en El Morche, en Torrox, donde también sirven un Mango brulée con azúcar pasada por el soplete, sorbete de mandarina y chile chipotle. En la capital malagueña, en 6700 by Bacus sirven un sabroso Mango Sticky Rice, basado en arroz glutinoso.

Leche frita con mango del restaurante Mi niña Lola. Imagen proporcionada por el establecimiento.

“Nosotros lo usamos en fresco en los postres, porque cada vez es más difícil ver la fruta así servida”, destaca el venezolano Andy Bustamante, jefe de cocina de Tragatá en la ciudad de Ronda, hermano mayor del que el cocinero Benito Gómez abrió el año pasado en Málaga. Su postre tiene de base mango de la Axarquía aliñado con tajín —inspirado en los puestos callejeros de muchos países de Latinoamérica— al que se añade sorbete de mango, sirope de ciruela y chantilly de vainilla. “Es una mezcla de frescor, salado y picante que sorprende”, advierte Bustamante. No muy lejos, en el restaurante Mi niña Lola, en la capital malagueña, realizan una leche frita infusionada —anís, cardamomo, ralladura de lima y naranja, canela— que se une a un puré de mango antes de freír. Luego le añaden un helado del mismo fruto, sus dados frescos y pulpa de fruta de la pasión. “Y las papilas gustativas se ponen de fiesta”, celebra el propietario y chef del restaurante, Pablo Rutllant. Más allá caben un clásico mexicano como la mangonada con chamoy o el Lassi de mango, receta india. Por supuesto, aporta sabor y textura a todo tipo de smoothies, tostas y pokes. En salsa, acompaña incluso al clásico campero malagueño, por qué no.

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Sobre la firma

Nacho Sánchez
Colaborador de EL PAÍS en Málaga desde octubre de 2018. Antes trabajé en otros medios como el diario 'Málaga Hoy'. Soy licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga.
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