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Demasiado plástico en el mundo, y mucho permanece sin reciclar

La aprobación de un tratado internacional contra este material tan contaminante es vital para evitar que sus residuos se tripliquen para 2060

EXTRA MEDIOAMBIENTE 05/06/2025
Mamen Lucio Maderuelo

Lo de que no hay dos sin tres se cumple solo a veces. La celebración del Día Mundial del Medio Ambiente 2025, bajo el hospedaje y organización de Corea del Sur, para elevar la voz sobre el problema que representan los 400 millones de toneladas de plástico producidas de forma global cada año —12 de los cuales son generados por el país anfitrión—, viene precedida de otra cita fundamental y con idéntico foco.

El 25 de noviembre de 2024 se inauguraba también en Busan, al sudeste del país asiático, el quinto periodo de sesiones del Comité Intergubernamental de Negociación sobre Contaminación de Plástico (INC-5), con el objetivo de elaborar un instrumento internacional de carácter jurídicamente vinculante: el INC-5. Pero las 177 nacionalidades reunidas volvieron a dejar patentes sus diferencias; solo hubo un acuerdo, que el 5 de agosto se retomaría este debate internacional, esta vez en Suiza.

‘Lobbys’ potentes

“En realidad, debe entenderse más como una prórroga de la convocatoria anterior, donde se vio el peso del lobby de la industria petrolera, que ahora ve negocio en el plástico. Es decir, lo de siempre; las desavenencias llegan a la hora de poner los límites”, comenta Julio Barea, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace. Se muestra escéptico porque todo se retrasa. “Mira en España, el sistema de depósito y retorno de envases programado para 2026 igual se dilata hasta 2029. Tampoco se han eliminado los plásticos de frutas y verduras según [establece] la ley de residuos de 2022; aquí [el Ministerio de] Agricultura frena… y, así, una tras otra. Además, olvidamos que en las tierras emergidas se calcula una contaminación de 4 a 24 veces mayor que la del océano”, arguye. Para él lo más grave es que no somos conscientes de que nos jugamos la salud, “comprobada la existencia de microplásticos hasta en el cerebro”, advierte Barea.

Andrés Cózar, catedrático de Ecología e Investigación en la Universidad de Cádiz (UCA), aporta reflexiones parecidas: “Los primeros indicios serios llegaron en los años setenta, hasta que ya en este siglo se han ido diseccionando: ríos, atmósfera, etcétera. Después, a partir de 2020 se ha empezado a hablar del impacto de los microplásticos en los humanos, al detectarse en todos sus órganos e incluso en la zona cerebral, puesto que circulan por la sangre”. Su especialización en este tipo de contaminación tiene mucho de casual: “Empezamos a hacer muestreos marinos buscando las comunidades de organismos que centraban nuestro estudio y al hacer los arrastres siempre aparecía este material”, relata Cózar.

Desde ese momento el catedrático pasó a liderar la elaboración del primer mapa global de contaminación por plástico, que vio la luz en 2014. “Supuso un hito, aunque trascendió poco. Recientemente he terminado de coordinar, también desde la UCA y en colaboración con instituciones y ONG, una monitorización de la basura marina mediante satélites”, comenta. Además de medioambiental, “se trata de un problema social, industrial, científico y de gestión. Es imprescindible un análisis que conjugue todo y no quedarse solo en la cadena de producción”, subraya Cózar.

No obstante, en las últimas dos décadas los residuos plásticos anuales —que representan el 10% de toda la basura generada— se han duplicado, como reseña la OCDE en su informe Perspectivas Mundiales del Plástico. Y menos halagüeño aún pinta el futuro: en 2060 se habrán triplicado si no se actúa, depositándose la mitad de estos deshechos en vertederos por reciclarse menos de una quinta parte. De hecho, la industria europea que recicla los plásticos atraviesa un momento delicado. Un par de datos lo explican: entre 2022 y 2023, su producción en la UE cayó un 7,8%; a la par, la importación de polímeros, tanto tratados como vírgenes, ya supera el 20% del consumo total.

“Y fabricar estos segundos sale más barato que usar reciclables de alta calidad, sobre todo si encima provienen de países con los que no podemos competir por no atenerse a las mismas exigencias”, explica Ion Olaeta, presidente de la Federación Española de la Recuperación y el Reciclaje (FER), así como vicepresidente de la División Europea de Reciclaje de Plásticos (ERPB) y de la Confederación Europea EuRIC. Lo cierto es que esa entrada de material, sobre todo desde Asia, provoca que la capacidad de reciclado de la UE no sea asumida por su industria, lo que el año pasado duplicó el cierre de empresas especializadas. “Una pena, pues España es puntera en reciclaje. Nos centramos en demonizar el plástico, por la contaminación escandalosa que provoca, sin apreciar que no es una cuestión de volumen sino de gestión y regulación acorde”, incide Olaeta.

Óscar Hernández, director de la Asociación Nacional de Recicladores de Plásticos (Anarpla), ve “una oportunidad de país; tenemos capacidad tecnológica y legal para convertirnos en referente como productores de material reciclado, porque el plástico puede ser sostenible como han demostrado varios estudios comparativos”. Para ello anima a potenciar el ecodiseño e incentivar su demanda, y reconoce la expectación actual con vistas al nuevo reglamento de compra pública verde.

Más allá de lo propuesto, se reclama una transformación sistémica que permita el paso a la economía circular. Para ello, Alicia Martín, directora de Plastics Europe de la Región Ibérica, estima necesarios “objetivos ambiciosos y obligatorios; aceptación de tecnologías innovadoras como el reciclaje químico; simplificación para conceder permisos a instalaciones de bajas emisiones de carbono, y sistemas de control que den garantías”, entre otras propuestas.

Desde el Ministerio para la Transición Ecológica también defienden “la necesidad de contar con un tratado que cubra todo el ciclo de vida de los plásticos; producción, diseño y reciclaje”. Y destacan “la participación activa de España en las negociaciones en los trabajos ya impulsados en su día por la presidencia española de la UE”.

Retenidos en Corea por activismo

Más de medio año llevan cinco activistas de Greenpeace Internacional sin poder salir de Corea del Sur, después de abordar el pasado 30 de noviembre de 2024, coincidiendo con la celebración del INC-5 en Busan, un petrolero destinado a cargar productos plásticos tóxicos. “Fue una protesta pacífica, desde el Rainbow Warrior, y sin embargo no pueden volver a casa hasta conocer el veredicto y que finalicen los procesos legales”, comenta Julio Barea, responsable de la campaña de plásticos de la organización. La vista judicial tuvo lugar este pasado 15 de mayo.

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Sobre la firma

Mamen Lucio Maderuelo
Desde la licenciatura (Ciencias de la Información, rama Periodismo, UCM) colaborando en los suplementos y extras del Grupo Prisa. Primero, solo en Cinco Días y más recientemente también en EL PAÍS. Muchos años escribiendo sobre capital riesgo, sanidad, construcción, distribución, educación, energía, medio ambiente y lo que se tercie; soy inquieta.
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