La educación ambiental es mejor al aire libre

Un grupo de niños y niñas de entre cinco y seis años atraviesa un surco en la tierra que serpentea cuesta arriba. Hacen puzles con los pétalos, reconocen las aves por su trino y reconfiguran los roles y capacidades que muestran en el aula: “El que en clase muestra timidez, aquí se siente capaz de ser líder”, relata María Jené, la maestra que los acompaña. Están en el parque de los Alcornoques, en Tres Cantos, un municipio al norte de Madrid, en la salida semanal desde el CEIP Antonio Osuna. Antes se calzaron las botas de agua y dejaron los restos del almuerzo en la compostera. Las dos etapas de educación infantil que acoge el centro público ponen en práctica la pedagogía de bosquescuela.

Las maestras Amanda Campillejo y María Jené, apoyadas por su directora, Rocío Gil, son el alma del proyecto. “Los contenidos educativos pueden aprenderse al aire libre, la naturaleza es un aula en sí misma”, resume la directora, al tiempo que señala las dificultades de escalarlo. “El hándicap, de momento, es trasladar con la misma facilidad estas dinámicas al resto de etapas educativas”. Lo ve como “un trabajo a largo plazo para que ganen seguridad”. “Se tienen que reorganizar los horarios y los recursos humanos, pero con eso resuelto se puede cumplir con los objetivos y materias del currículo, adaptarlo a tu grupo y circunstancia”, asegura.

Las tres docentes insisten en que de conocerse los beneficios de esta metodología “los colegios verían que pueden”. “Empezar es fácil, casi todos tienen un parque cerca. Desde aquí podemos enseñarles cómo lo hemos hecho. La vida es lo que pasa fuera del colegio todo el rato”, comparten. Entre los beneficios, detalla la bióloga Katia Hueso, especialista en estas metodologías, “están los vinculados al desarrollo y a la salud para alumnos y docentes, desde la resolución pacífica de conflictos hasta la cooperación y empatía, pasando por la mejora del sistema inmune, de la vista, el equilibrio, la integración sensorial”, resume la autora de Educar en la naturaleza (Plataforma Editorial, 2021).

Avales analíticos

Una publicación de 2023 del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes señala que el aprendizaje es más perdurable en el tiempo cuando se imparte al aire libre, aunque reconoce también el “esfuerzo” que supone “aprender a enseñar fuera hasta hacer de ello un hábito”. Pero de ello no solo se benefician alumnos, también profesores. Así lo estudió en 2019 la Universidad de Swansea (Reino Unido) en Curriculum-based Outdoor Learning for Children Aged 9-11: A Qualitative Analysis of Pupils and Teachers Views, donde se recoge cómo los y las docentes mejoran en bienestar respecto al trabajo, “lo que redunda en una mayor retención de talento”.

Uno de los principales problemas detectados para que esta fórmula educativa no prospere más tiene que ver con el miedo a no contar con herramientas para dar clase fuera. Así lo expone José Manuel Pérez Martín, “maestro de maestros” en la Facultad de Formación de Profesorado y Educación en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). “La comunidad educativa siente vértigo al pensar que para llevar a cabo este tipo de proyectos necesitan conocimientos ambientales; muchos vienen de letras y creen que lo ambiental va de ciencias”. Pero él insiste en que la clave es “aprender técnicas y herramientas para enseñar esos contenidos”. De hecho, “cuando sienten que controlan esta parte, entonces hacen lo que mejor saben hacer, que es programar, tener creatividad para diseñar sus clases”, reconoce Pérez Martín. Para ello crearon la plataforma Teachers as Environmental Learning Hub, que facilita recursos gratuitos para esta forma de enseñar.

Este profesor consiguió que se empezase a impartir Educación Ambiental en la UAM a docentes de Infantil, pues hasta 2019 solo se impartía a los de Primaria. Paradójicamente, como explica la directora del CEIP Antonio Osuna, es precisamente en las etapas de Infantil cuando resulta más sencillo de implementar. “En Primaria cuesta más, es un trabajo más a largo plazo, la presión de cumplir con los contenidos en los niveles superiores dificulta la implantación de este tipo de proyectos. Además, el personal necesita sentirse seguro y cómodo con las dinámicas al aire libre. Es necesaria una preparación y un interés ecológico y saber trasladarlo a nuestros alumnos y alumnas”.

Formación necesaria

Es frecuente ver este tipo de proyectos en ubicaciones favorecidas por su entorno natural. Por ejemplo, en el colegio Andolina, ubicado en una zona rural cercana a Gijón. Al tiempo que subraya el poco tiempo que las criaturas pasan en la calle actualmente, Carolina Aguilera, presidenta de esta cooperativa, se muestra convencida de que si la comunidad educativa, indistintamente de dónde esté emplazado el centro, “tuviera interiorizados los beneficios”, sacaría más el aula a la calle. “Ojalá se tuviera más formación para saber cómo aprovechar los recursos al aire libre para enseñar, y que no generase tanta incertidumbre”, desea.

Desde La Nostra Escola Comarcal, escuela cooperativa en Valencia, añaden que la “creatividad y el compromiso” con este tipo de enseñanza “hace posible implementar estas prácticas en diferentes entornos”. “La clave está en innovar y valorar el potencial del entorno cercano para aprender y crecer”, explica Trini Silla, una de las responsables del centro, que utiliza esta metodología en todas las etapas. “Es un aprendizaje más significativo; aprender en un espacio más vivo y dinámico fomenta la curiosidad, la empatía, la capacidad de adaptarse a diferentes contextos y desarrollar conciencia ecológica”.

En Escuela Ideo pasan hasta el 15% del tiempo de clase fuera, desde los cero años al Bachillerato. “Esto, todo, es contenido pedagógico”, explica su director, José Canales. En un día lectivo cualquiera, el patio del centro acoge a grupos de distintas edades dando clase. Por ejemplo, 3º de Primaria recita la lección de Botánica con una guitarra, y 1º de ESO está dando clase de Biología en las aulas socráticas. Pero para que todo esto se dé, insiste Canales, es fundamental alinear el propósito del centro con la formación docente. “Tienen que estar muy formados y comprometidos, y esa formación transversal casi nunca la traen de la Universidad”, de ahí la importancia que dan ellos a formar a su personal.