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Extra Eventos

La ruta hacia el valor sostenible

La sostenibilidad ha dejado de ser una aspiración para convertirse en un eje estratégico que define el futuro económico, territorial e industrial de España. En el 40º aniversario de Redeia, se hace patente la urgencia de transformar el modelo energético con mayores inversiones y sin fracturas sociales

No se puede hablar de transición energética sin hablar de territorio, de naturaleza y de personas. Esta es la idea que sobrevoló, desde el primer momento, las terceras Jornadas de Sostenibilidad organizadas por Redeia, celebrada los pasados 14 y 15 de octubre en el Auditorio de la Fundación Giner de los Ríos, en Madrid. El encuentro, que reunió a investigadores, líderes empresariales y responsables públicos, se enmarcó en el 40º aniversario de la compañía operadora del sistema eléctrico español y propietaria de Red Eléctrica. Una fecha simbólica en la que Redeia reivindicó su papel como “infraestructura país” y facilitadora de la transición ecológica.

La apertura corrió a cargo de Cristina Monge, politóloga y maestra de ceremonias de las jornadas, quien situó desde el inicio el contexto de urgencia climática del encuentro. “Sabemos que los riesgos están medidos y son reales. El reto ahora es convertir esos riesgos en oportunidades, y acelerar la transición ecológica con justicia social”, afirmó. Monge aseguró además que la clave no es discutir si actuar o no, sino cómo hacerlo: “La transición no es un dilema ideológico, es una obligación democrática. La ciudadanía no discute ya si hay que actuar, exige saber cómo y cuándo”.

Un eje fundamental

Tras su introducción tomó la palabra Beatriz Corredor, presidenta de Redeia, quien reivindicó la sostenibilidad como eje principal de la estrategia del grupo desde su fundación. “No podemos hablar de transición energética si no hablamos de capital natural; igual que no podemos innovar sin talento, ni avanzar sin cohesión territorial”, argumentó. Subrayó además que Redeia trabaja “para que la transición energética llegue a todos los territorios”. Puesto que, advirtió, “si un territorio no siente que gana, la transición nunca será sostenible”.

Corredor recordó que su compañía ya ha cumplido el 98% de su último plan estratégico de sostenibilidad y anunció que la compañía presentará en los próximos meses una nueva hoja de ruta alineada con los objetivos europeos. “Europa ha fijado un objetivo de energías renovables para 2030 de al menos el 42,5% del consumo energético. En España vamos camino del 81%. En Redeia hemos asumido el compromiso de que el 100% de nuestra financiación esté vinculada a criterios sostenibles antes de final de década”, avanzó.

Por su parte, y en representación institucional, Joan Groizard, secretario de Estado de Energía, destacó que España afronta la transición energética en una posición de ventaja respecto a otros países europeos. “En 2024 los costes energéticos habrían sido un 40% mayores si no hubiéramos desplegado renovables en la última década. Hoy España tiene un mix competitivo que protege a hogares e industria”. Groizard defendió que la transición energética, además de ser compatible con el crecimiento económico, lo impulsa: “Reducir emisiones no es un freno al desarrollo, es una estrategia para ganar autonomía, empleo e industria”.

El secretario de Estado apeló a un consenso nacional para avanzar en la descarbonización. “La lucha contra el cambio climático no es una guerra cultural ni ideológica. Es una cuestión de sentido común y de prosperidad. El progreso solo llegará si remamos todos en la misma dirección”. También insistió en que la transición energética debe hacerse con garantías sociales: “No podemos pedir a nadie que dé un salto sin red. La transición debe ser justa. Si no es justa, no será”.

Se abordó en la primera mesa de debate el papel determinante de la financiación sostenible. Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), afirmó que España es actualmente “uno de los países más atractivos para invertir en Europa” gracias a su liderazgo renovable. Pero lanzó un aviso claro: “Para que las inversiones lleguen hacen falta tres garantías: seguridad jurídica, estabilidad regulatoria y calidad normativa”. Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research, completó esta visión con datos: “Por cada 20 puntos de penetración de renovables, hemos reducido en 20 puntos los precios de la electricidad en España”. Para Doménech, la transición energética es también una oportunidad fiscal y tecnológica: “Necesitaremos invertir el equivalente al 6% del PIB anual hasta 2050. Y gran parte de esa inversión debe venir del sector privado”.

El valor del capital natural y la gestión de los bosques ante el cambio climático fue otro de los puntos álgidos del encuentro. Virginia Barcones, directora general de Protección Civil y Emergencias, describió con crudeza la situación. “Hemos vivido la peor temporada de incendios de la historia reciente de España”. Y reclamó un pacto nacional frente a la emergencia climática: “No podemos seguir actuando como si esto fuera excepcional. Es estructural. Y exige prevención y educación social”. Por su parte, Félix Romero, director de la Fundación Biodiversidad, puso el foco en el abandono rural y la falta de gestión forestal como causas del problema: “La naturaleza sostiene toda la economía. Pero si no hacemos viable económicamente el territorio, lo estamos condenando”.

Romero abogó por vincular inversión privada y conservación: “Los bosques tienen déficit económico. Si queremos servicios ecosistémicos, hay que financiar su gestión”. Y Víctor Resco, experto en incendios forestales, fue directo: “España no tiene un problema de deforestación, tiene un exceso de biomasa sin gestionar. Tenemos más bosques que nunca, pero peor gestionados”. Alertó además del coste económico del problema: “Cada hectárea quemada cuesta miles de euros. Sale más caro apagar incendios que prevenirlos. Gestionar el territorio no es una opción, es una obligación”.

No podía faltar abrir el foco hacia el futuro social y geopolítico de la transición ecológica y digital. Belén Barreiro, socióloga y fundadora de la consultora 40dB, analizó el contexto social en el que se produce esta transformación, asegurando que la preocupación por el clima convive con la desconfianza: “La mayoría de la ciudadanía afirma estar preocupada por el cambio climático; pero, también duda de la utilidad de muchas medidas. Y la desinformación amplifica esa contradicción”.

Andrea Rizzi, analista de política internacional de EL PAÍS, añadió una dimensión geopolítica al debate. “La transición energética se libra en un mundo de rivalidad estratégica. Europa no puede competir con Estados Unidos en petróleo, ni con China en minerales, sin fortalecer su autonomía”, advirtió. E insistió en que la energía será un factor de poder global en la próxima década.

La situación española

El papel de la energía como columna vertebral del desarrollo económico de España no solo es relevante, es urgente. Gonzalo Escribano, director del Programa de Energía del Real Instituto Elcano, defendió que España tiene una ventaja estratégica: “Somos un país privilegiado. Con sol, viento, capacidad hidroeléctrica y territorio suficiente. El reto no es de recursos, es de velocidad y de consenso”, aseguró. “Cambiar el mix energético no lleva décadas. Se puede hacer rápido si hay decisión política, señales de inversión y planificación territorial”. Por su parte, Pedro Fresco, actualmente director general de AVAESEN, cerró el debate con una advertencia sobre el riesgo de perder el momentum. “La transición no avanza solo con tecnología. Necesita relato y necesita aceptación social. Si no explicamos para qué sirve y quién gana con ella, aparecerán resistencias”, afirmó, e insistió también en que la energía debe ser una palanca de desarrollo industrial y cohesión territorial: “Las zonas que ponen su territorio al servicio de la transición energética deben recibir retorno. Si no, habrá conflicto”, auguró.

La jornada concluyó con una idea transversal: la transición energética no es solo una transformación tecnológica, sino económica, social y cultural. La presidenta de Redeia lo dejó claro: “La sostenibilidad no es un destino. Es una forma de hacer país”, concluyó Beatriz Corredor.

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