El incendio de Tres Cantos deja el peor balance de Madrid en la lucha contra el fuego del último lustro y desnuda los problemas de sus bomberos
El ejecutivo admite entre las protestas de los profesionales que se superan las 3.000 hectáreas quemadas durante este verano, un registro que no se veía desde 2019


“Madrid sin bomberos (...) Ciudadanos y bomberos en peligro”. La pancarta luce reivindicativa colgada del parque de bomberos de Puerta de Toledo, incrustado a la mitad del camino que recorre este viernes la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, para trasladarse de la Plaza de la Villa a la Iglesia de la Paloma como invitada estrella de la fiesta de la virgen patrona de los profesionales de la lucha contra el fuego. La lea o no, la líder conservadora vive su verano más difícil. Nunca desde que llegó al poder, en 2019, se habían quemado tantas hectáreas en Madrid. “Unas 3.500″, calcula una fuente gubernamental del máximo rango. “Y el verano no ha acabado”, viene a añadir tras darse por extinguido el incendio de Tres Cantos. Un aviso en el peor momento: aunque el gobierno mantiene que Madrid cuenta con la mayor inversión en prevención por hectárea de España, las reivindicaciones de los bomberos desnudan los retos a los que se enfrentan.
“A nivel de medios técnicos, los bomberos de la Comunidad de Madrid están peor que nunca. Hemos tocado fondo”, dice Israel Naveso, portavoz sindical, que admite que las condiciones laborales del sector han mejorado desde la reciente aprobación de un nuevo convenio firmado con la administración tras movilizaciones que incluyeron fuegos en las torres de maniobras de los parques de bomberos. “Eso es una cosa, y otra es que si no tengo las herramientas, los camiones y los epis [equipos de protección individual] adecuados, no puedo ejercer mi trabajo, mi profesión”, insiste. “Ha habido una falta de inversión absoluta, en los últimos seis años especialmente”, denuncia sobre el periodo de Ayuso en el poder. Y remata: “Como profesionales, nuestra percepción es que los incendios forestales que no se apagan en la primera hora se desbocan. El campo y el monte están como están. Ahora mismo son como si fueran gasolina”.
A esas quejas por la falta de medios (que el gobierno ha intentado paliar gastando más de cinco millones en 2024 en comprar 44 vehículos) y el trabajo de limpieza del terreno mejorable durante el invierno se unen las de los bomberos forestales, dependientes de la empresa pública Tragsa, sobre los que Madrid dice no tener competencias. Estos trabajadores han participado en servicios mínimos en las labores de extinción de incendios como el de Tres Cantos mientras hacían huelga para reclamar mejoras salariales (dicen cobrar unos 1.300 euros mensuales) y más estabilidad en la plantilla (cifran la temporalidad en el 40%).

“Es una huelga sin sentido, precisamente en estos momentos en los que la vida y el patrimonio natural están comprometidos, y solo en Madrid”, se quejó Díaz Ayuso en julio, cuando su gobierno ya había decidido invertir casi 51 millones de euros en la campaña de verano contra los incendios (un 8,4% más que el año anterior, según el ejecutivo) para contar con 5.970 profesionales y voluntarios de seguridad y emergencias. Esto añadió la presidenta este viernes: “A la huelga le vemos una motivación política detrás. Este no es el momento”.
Ayuso no aportó ninguna prueba de esa motivación política, ni razonó a qué la achacaba. Lo que sí es seguro es que a lo largo del verano, Madrid ha sufrido distintos incendios de importancia por toda su geografía.
Los ha habido en Villa Del Prado. En Arroyomolinos. En Colmenar Viejo. Otro con tres focos entre Fresnedillas, Peralejo y Zarzalejo. Y por supuesto, el más duro y dañino, ocurrido esta semana en Tres Cantos. Como resultado, unas 3.500 hectáreas han ardido ya en la región cuando aún queda toda una quincena de agosto por delante, además de septiembre. En contraste, y según cifras oficiales de la Comunidad de Madrid, en 2024 el balance se quedó en 1.667, en 2023 en 26, en 2022 en 635, en 2021 en 494, en 2020 en 1.333. La barrera de las 3.000 hectáreas calcinadas no se superaba desde 2019, última campaña de verano sin Ayuso en el poder, cuando se alcanzaron las 3.068.
El balance no solo demuestra lo incontrolable que es el fuego, lo impredecible que son las llamas, y lo difícil que es embridar un incendio cuando sopla el viento como lo hizo en Tres Cantos y las llamas avanzan a ocho kilómetros por hora, corre que te corre, saltando, devorando y consumiendo todo lo que encuentran a su paso. También pone en cuestión el acierto de que el gobierno haya venido destacando los resultados de los años previos como una muestra de su capacidad de gestión.
Porque hubo un tiempo en el que el equipo de Ayuso encontró en la lucha contra el fuego un nicho político. A través de él logró la presidenta una foto costosísima en la España de la polarización: en 2020 consiguió reunir al presidente de Castilla y León (Alfonso Fernández-Mañueco, del PP, como ella), y al de Castilla-La Mancha (Emiliano García-Page, del PSOE) para firmar un acuerdo de ayuda mutua en los incendios fronterizos.
Fue el inicio de una escalada retórica. En 2021, coincidiendo con otra campaña exitosa de lucha contra el fuego, y preguntada por los periodistas sobre política nacional, Diaz Ayuso concluyó: “España se merece un gobierno como el mío, pronto”. En 2021, mecida por los buenos resultados, Ayuso habló de una campaña contra el fuego “histórica”. Y hace apenas un año, en junio de 2024, su gobierno presumió ya no solo de ser “la región española que más presupuesto destina por hectárea” en la lucha contra el fuego, si no también de ser “la que concentra más medios humanos y materiales de Europa”.
Este viernes, tras ausentarse por vacaciones de la gestión del incendio de Tres Cantos, que ha dejado unas 1.700 hectáreas quemadas y un muerto, la presidenta regional no llegó a tanto. “Nuestra responsabilidad en estos incendios, como en otras ocasiones, es poner a punto nuestros servicios de emergencia, que estén coordinados, y que tengan los medios necesarios. Y eso es lo que hemos hecho”, cerró.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
