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Madrid, plató de cine: éxito para la ciudad y ‘tortura’ para los vecinos

El año pasado se rodaron 1.020 proyectos en las calles madrileñas, con una concentración en los barrios del centro

El brazo articulado, la cuba de agua y el generador eléctrico para el rodaje, aparcados en la esquina de las calles de Pelayo y Augusto Figueroa, en Chueca, el 18 de junio.
Daniela Gutiérrez

En la esquina de la calle de Pelayo, en el barrio de Chueca, pegado a una valla de plástico medio arrinconada dejaron la hoja de papel tamaño carta en la que se anuncia a los vecinos que cada noche entre el 17 al 19 de junio estarán rodando una película. A las 20.30 del día 18, más de 40 personas colman la calle y las aceras preparándose para iniciar la grabación, mientras los actores, ya maquillados y vestidos, conversan sentados en círculo ajenos al entrar y salir. La gente que pasa por la calle se para, pregunta qué sucede y cuando ve los focos gigantes colgados de los balcones entiende de qué se trata. Un grupo de turistas jóvenes atraviesa la calle esquivando el ajetreo y algún vecino se asoma al balcón a contemplar la escena.

Madrid quiere consolidarse como un “referente” de la industria audiovisual, según ha manifestado la concejala delegada de Turismo del Ayuntamiento de Madrid, Almudena Maíllo. En 2024, en la capital se rodaron 41 películas, 53 series, 430 anuncios y otros 496 proyectos varios de media y gran envergadura (dentro de los que se pueden incluir los videoclips y los programas de televisión), según los datos de Madrid Film Office, un servicio vinculado al consistorio.

Las cifras de los últimos cinco años muestran una estabilidad en el número de productoras interesadas en rodar en las calles de la capital. Los 1.020 rodajes totales de 2024 representaron un aumento de casi el 10% respecto al año anterior y muestran que Madrid ya ha recuperado y va en camino de superar las cifras alcanzadas antes de la pandemia.

La compañía que rodó en Chueca a mediados de junio solicitó un permiso para ocupar los 100 metros de vía que van desde la calle de San Marcos y la de Augusto Figueroa porque allí se encuentra el estudio de interiorismo donde desarrollarán algunas escenas de la película. La calle Pelayo representa en menos de 500 metros la esencia del barrio que lucha entre lo moderno y lo castizo: una tienda de ropa vintage, varios locales de Alimentación, una cafetería que vende cookie lattes, una tienda de juguetes sexuales, un reparador de calzado y dos tabernas que aún tienen en el menú callos y calamares a la romana.

Sin los platós que son los barrios madrileños no existirían películas como ¡Átame! (1989), de Pedro Almodóvar, que se rodó en las calles de la Chueca de los ochenta, ni la famosa imagen de la Gran Vía desierta que aparece en Abre los ojos (1997), de Alejandro Amenábar. Los últimos datos de Madrid Film Office, de 2023, muestran que en Madrid se encuentra “el 29% del total de empresas activas (2.881) dedicadas a actividades audiovisuales en España” y que el sector ocupa aquí a unas 25.500 personas.

Carlo Dursi, presidente de la Asociación Madrileña Audiovisual (AMA), asegura que aquí ya existe una industria audiovisual “madura”. “Es líder en España”, destaca, aunque señala “el riesgo sin antecedentes” que se asoma debido a los bajos incentivos fiscales que tiene el sector en Madrid como región madrileña respecto a otras comunidades con “mayor autonomía”.

Desde Madrid Film Office sostienen que los datos de 2024 demuestran que la ciudad “continúa situándose como un plató privilegiado de rodajes de películas”. Esa industria consolidada de la que habla Dursi, queda reflejada cuando se ve una cartelera que asombra. El año pasado rodaron títulos como La habitación de al lado, de Pedro Almodóvar, con Juliane Moore y Tilda Swinton en los papeles protagónicos, o Padre no hay más que uno 5, de Santiago Segura. También nuevas series como Celeste (Movistar+) y Cuando nadie nos ve (Max), y las últimas temporadas de algunas ya aclamadas como Machos alfa (Netflix), Valeria (Netflix) y Reina roja: loba negra (Prime Video).

Los vecinos no quieren ser extras

Mientras el ayuntamiento celebra que Madrid sea un privilegiado plató de cine y televisión, a los vecinos que viven en los barrios más populares, como Chueca, no les hace especial ilusión encontrarse con sus calles abarrotadas de cámaras, montones de cables, un perchero lleno de abrigos y gente que va de un lado a otro con focos y micrófonos. “No estamos en contra de los rodajes. Uno puntual no está mal, pero es que esta ocupación de las calles ya es lo normal en nuestro día a día”, dice Esteban Benito, de la Asociación Vecinal de Chueca y Las Salesas.

A Benito le llamó la atención el comunicado que la productora de la película de la calle de Pelayo envió días antes de que comenzara el rodaje a los vecinos de la zona, advirtiendo de que podrían sentir “un ruido estrepitoso al inicio de la noche, nunca en la madrugada” porque iban a estallar un cristal. Además, señaló que para la grabación necesitarían mojar el suelo, así que llevarían una cuba (una especie de camión cisterna) y que instalarían en una calle aledaña un brazo articulado (un vehículo más pequeño con una grúa y cesta elevadora). Para este vecino, significó otro atentado más al descanso y a la movilidad del barrio. Como suele ser ya habitual en su zona.

Y es que las calles de los barrios del distrito Centro son, con diferencia, las más solicitadas para realizar rodajes. En 2024 el consistorio recibió 4.000 peticiones para ocupar la vía pública, porque, aclara un portavoz del área de Turismo, cada proyecto puede necesitar varios. Uno de cada tres permisos otorgados fueron para el distrito Centro (1.130). El segundo más popular fue Chamberí, pero allí las solicitudes (370) sumaron la tercera parte de Centro. Distritos como Usera, Villa de Vallecas, Villaverde, Moratalaz y, por último, Vicálvaro quedaron a la cola y solo sumaron 125 solicitudes entre todos. Dursi reconoce que hay gran concentración de producciones en estos barrios, “aunque nunca como en Roma”, aclara.

Dursi señala que en AMA “no tienen constancia” de que existan conflictos recurrentes con los vecinos y que, cuando los ha habido, han podido solucionarlos rápidamente. “Estamos contentos con las políticas de permisos del ayuntamiento”, aclara, porque, según dice, facilitan el trabajo de la industria del audiovisual en la ciudad. El presidente de la asociación confirma las bondades de Madrid, por algo por lo que los vecinos también se quejan: los permisos para rodar en las calles de la ciudad son muy baratos.

La tasa a pagar en 2025 se divide en 48,65 euros por la expedición de los documentos administrativos, más 0,58 euros por metro lineal y día natural de ocupación y 0,87 euros por metro en batería (espacio para aparcar) y día natural. Benito, el vecino de Chueca, cree que estos precios “son irrisorios”. “El ayuntamiento dice que el pago es el retorno de la imagen y que por eso cobra tan poco”, concluye.

Teniendo en cuenta las tarifas de Madrid, EL PAÍS calcula que para el rodaje en esos 100 metros de la calle de Pelayo el precio por los tres días que pagó la productora oscila entre 250 y 500 euros. Según la Barcelona Film Comission, solo la tasa para los documentos en esa ciudad es de 89,80 euros, a los que se suman entre 480 y 600 euros por día y localización, según la cantidad de vehículos técnicos involucrados. En otras capitales ciudades europeas como Londres, París o Roma el precio podría multiplicarse varias veces.

Casilda Rivilla, de la asociación vecinal de los barrios de Sol y Las Letras, otras dos locaciones muy populares en esta materia, destaca que lo ingresado por concepto de rodajes en la vía pública debería “beneficiar” al barrio de alguna forma. “No es hacerlo más caro porque sí”, añade, sino que piensa que esta sería una forma de cuidar el barrio y reducir la “frecuencia”. Con frecuencia, Rivilla se refiere sobre todo a las afectaciones que sufren para encontrar, por ejemplo, aparcamiento en una calle donde se realiza una grabación.

“Nuestros barrios son escenario de un importante número de rodajes y es cierto que esto es símbolo de una buena y dinámica vida cultural de nuestra ciudad”, dice la concejala de Más Madrid, Lucía Lois. Sin embargo, reconoce que “también es verdad que ocasionan molestias a las vecinas y vecinos de Centro, sobre todo problemas de aparcamiento y de acceso”. Más Madrid propuso en un pleno del distrito centro en marzo que se tomaran medidas al respecto, como fijar un límite mensual por calle de días de rodajes, obligar a la empresa promotora a avisar con antelación a los vecinos u ofrecer plazas alternativas de aparcamiento gratuito. Rivilla subraya: “Estamos a favor de la cultura, pero con control”.

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