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Los hermanos Menéndez permanecerán en prisión tras ver negada su libertad condicional

Erik y Lyle, asesinos de sus padres en 1989, tendrán una nueva oportunidad de buscar el beneficio carcelario en tres años

Lyle Menendez escucha la junta de libertad condicional desde la prisión de San Diego.
Luis Pablo Beauregard

Nuevo giro de guion en el caso Menéndez. Los hermanos, en prisión por haber asesinado a sus padres en 1989, han recibido un duro golpe esta semana que los aleja de la anhelada libertad. La junta de libertad condicional de California ha negado a los famosos presos la posibilidad de abandonar la cárcel en el corto plazo. Lyle Menéndez, de 57 años, escuchó la negativa este viernes en una sesión que duró 11 horas. Su hermano Erik, 54 años, lo hizo la víspera en otra extensa vista de 10 horas. Son duraciones maratonianas de procedimientos que suelen tomar entre tres o cuatro horas. Ambos no podrán solicitar de nuevo el beneficio carcelario hasta dentro de tres años, cuando se les permita una nueva audiencia ante los comisionados de la junta.

Los integrantes de la junta criticaron fuertemente a Lyle por su conducta dentro de prisión. Lo acusaron de tener un móvil en el interior del centro correccional de San Diego e incluso de vender aparatos a otros reos. Al romper las reglas es más difícil dar luz verde a un recluso para volver a la sociedad, explicaron los comisionados. El jueves, las autoridades también reprendieron a Erik por su conducta al interior del penal.

Julie Garland, la comisionada que supervisa el proceso de readaptación de Lyle, le instó a no perder la esperanza. “Creemos que tu remordimiento es genuino. En muchos aspectos, has sido un reo modelo”, le dijo. Se refería al trabajo que Menéndez realiza como mentor con otros internos en varios programas. “No seas alguien diferente a puerta cerrada”, le recriminó.

Después de ser protagonistas durante años de macabros documentales y ficciones basadas en el homicidio de sus padres, los Menéndez han recuperado su voz. En prisión desde que fueron detenidos en marzo de 1990, cuando Lyle tenía 21 y Erik 18, los hermanos intentaron argumentar por qué consideran que es tiempo de recuperar su libertad. Es la primera oportunidad que tuvieron de solicitar la libertad condicional. Esto gracias a que un juez recortó en mayo la sentencia de los hermanos de cadena perpetua a 50 años en prisión.

Lyle, el mayor, fue cuestionado por su conducta en los meses que siguieron al homicidio de José y Kitty Menéndez en agosto de 1989 en la mansión familiar de Beverly Hills. A lo largo de seis meses, todavía en libertad, manipuló a familiares para que lo apoyaran y fabricó testigos para rebajar su responsabilidad en el juicio. “Me sentí muy mal de haber mentido a mi familia justo cuando estaban de duelo”, admitió.

“Papá me iba a violar esa noche”

Mientras todos aguardaban la opinión de la junta sobre el futuro de Lyle, la cadena local de la compañía ABC publicó parte de los audios de la maratoniana sesión de Erik Menéndez frente a las autoridades. La filtración provocó que se interrumpiera por algunas horas la audiencia de Lyle, que finalizó 11 horas después de iniciar. El público pudo escuchar por primera vez en años la voz del doble homicida y su versión de los hechos.

Erik Menendez, el jueves, durante su audiencia.

“Papá iba a venir a mi cuarto y violarme. Eso iba a suceder, de una forma u otra. Así que corrí al coche a buscar el arma, la cargué... Todo esto sin Lyle. Sabía que tenía que hacerlo”, se escucha a Erik Menéndez. “¿No crees que había otras opciones?“, le cuestiona uno de los comisionados. ”Lo entiendo ahora siendo un individuo sano, pero para aquella persona simplemente era inconcebible poder escapar a esa situación", respondió Menéndez.

En otro momento, el hermano menor, quien tenía 18 años cuando cometió el crimen, explicó los valores en los que creció. “En mi casa no se temía robar, sino que te atraparan haciéndolo. Mi padre presumía el poder hacer cualquier cosa fuera de la ley y beneficiarse de ello. Yo no crecí con muchos cimientos morales, de hecho se me crio de forma opuesta, para tener una base amoral”, dice Erik en otro momento de las cintas obtenidas por ABC 7.

El comisionado Robert Barton, quien supervisa el caso de Erik, quiso saber por qué los hermanos optaron por matar a su madre después de haber disparado a su padre, un supuesto depredador sexual. “¿En ningún momento te pasó por la cabeza rescatar a tu mamá de él?”, pregunta Barton a Menéndez. “Varios incidentes me dejaron claro que mi mamá no estaría de nuestro lado (...) Cuando encontré una carta suicida de mi mamá le dije que no lo hiciera, que lo dejara y nos fuéramos a Nueva Jersey de vuelta. Ella me dijo que mi papá era un gran hombre y que no lo iba a abandonar nunca”, recordó.

Para Erik todo cambió cuando se enteró de que su madre sabía de los abusos sexuales que su padre cometía contra sus hijos. “Ya no pude verlos de forma diferente. Hoy sé que mi mamá era víctima de mi padre. Debí haberlo visto de una forma distinta. Pero aquella noche los vi como una sola persona”, confesó.

La publicación del audio provocó un gran revuelo en las redes sociales y entre la gente cercana al caso. Tiffani Lucero-Pastor cargó contra las autoridades del Departamento de prisiones de California por la filtración. La abogada de los hermanos también criticó duramente a la institución, que parece haber entregado los audios por error tras una petición periodística. “Creo que no se han dado cuenta de lo que han hecho. Esta familia ha trabajado mucho para proteger su privacidad y dignidad”, aseguró la letrada Heidi Rummel.

En una de las grabaciones puede oírse cómo Barton niega la libertad condicional a Erik Menéndez. “Muchos de nosotros podemos mejorar en algunas cosas, pero descuidar otras. Y cuando hablamos de pensamientos criminales, es fundamental que demuestres que has cambiado”, dijo el comisionado. Barton, sin embargo, abrió la puerta a que Erik solicite una nueva audiencia antes del plazo de tres años.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.
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