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La Sagrada Familia mira a 2026: el año que culminará su torre más alta y celebrará el centenario de Gaudí

La Junta Constructora prevé acabar de colocar la cruz en marzo y retirar los andamios antes de la conmemoración del aniversario en junio

Diciembre: ya están en Barcelona los dos brazos que faltan de la torre de Jesús de la Sagrada Familia. Noviembre: ya se han colocado los dos primeros brazos, cuyo esqueleto de hierro se construye en Alemania. Octubre: el templo alcanza los 167,5 metros y ya es la iglesia más alta del mundo, superando a la catedral de Ulm (Alemania), que mide 161,5. Septiembre: el templo pide al Vaticano que el Papa acuda a la misa del centenario de la muerte del arquitecto Antoni Gaudí, el 10 de junio de 2026. Faltan dos, máximo tres meses para que acabe la construcción de la torre de Jesús de la Sagrada Familia. Luego habrá que retirar los andamios circulares que la rodean para que luzca antes de los festejos de junio. Y en un frenesí que recuerda el minuto y resultado de un partido, hay noticias cada pocas semanas.

El tamaño del remate de la torre más alta es gigante: 29 metros de altura, el equivalente a un edificio de ocho pisos. La base mide 12 metros y la cruz tridimensional de cuatro brazos, 17 metros. Cada pieza pesa casi 13 toneladas: si el armazón se construye en Alemania, el revestimiento cerámico lo produce la familia Cumella de Granollers, y el vidrio, la barcelonesa Cricursa. De la cruz que la culminará, ya se ha colocado el pie, dos de los brazos, y los otros dos esperan a los pies de la obra para ser levantados a la vuelta de las vacaciones de Navidad. No hay fecha, siempre depende de la meteorología. Debe haber una ventana de buen tiempo, porque se colocan de dos en dos por parte de especialistas de un colectivo de personas que trabajan en las obras que supera las 130 personas. Cuando esté terminada en vertical, la Sagrada Familia medirá 172,5 metros, un poco menos que la montaña de Montjuïc de la ciudad (177 metros): Gaudí no quiso superar en altura “una obra creada por Dios”.

La grúa que se emplea para estos trabajos es enorme: su brazo (la pluma en lenguaje técnico), alcanza los 203 metros de altura. Para hacerse a la idea, la base que sirve de apoyo al mástil central de la grúa está en las cubiertas de la nave central del templo, a 54 metros. Cuando acabe la construcción de la torre de Jesús, no se desmontará: se empleará para la conexión entre la torre de Jesús y la de María (la de la estrella luminosa inaugurada en 2021), la fachada de la Gloria y las cubiertas de la nave central.

La Sagrada Familia se comenzó a construir en 1882 (143 años de obras) y, en vida, Gaudí solo vio terminada una torre, la de Bernabé, en la fachada del Nacimiento, de cuya culminación se ha celebrado el centenario en noviembre pasado.

Además de la torre de Jesús, en el templo todavía se trabaja en terminar la capilla de la Asunción, ubicada en la esquina entre las calles de Provença y Sardenya. Y faltará el gran melón: cómo acaba la controversia de la Fachada de la Glòria, teóricamente el principal acceso al templo, en la calle de Mallorca, sobre el que la Junta Constructora asegura que Gaudí dibujó una escalinata de acceso que obligaría a derribar edificios de vecinos. Por ahora, la junta ha convocado un concurso para la fachada en vertical, mientras negocia con el Ayuntamiento una salida a la cuestión de la escalinata. Hace unos años, el templo compró los antiguos almacenes de la calle de Mallorca, un movimiento que facilitaría la construcción de nuevas viviendas si acabara siendo necesario. Lo que el Ayuntamiento ha dejado claro en varias ocasiones es que, si es necesario expropiar viviendas y construir nuevas, debe ser el templo quien asuma el coste.

Mientras, a ras de suelo, en el capítulo de espacio público, el Ayuntamiento se afana en reurbanizar la plaza de Gaudí y la calle de Marina, la del lago, para mejorar el espacio público que permite apreciar el templo antes de junio. El calendario de las obras prevé acabarlas en mayo y se enmarcan en los trabajos de la llamada EGA, Espacio de Gran Afluencia, puntos en los que el Ayuntamiento está interviniendo para mejorar la convivencia entre vecinos y visitantes. La Sagrada Familia la visitan casi cinco millones de personas al año, una cifra que se multiplica hasta casi 18 millones si se cuentan los turistas que no pagan la entrada para verla y se quedan paseando en el entorno.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.
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