Uber se alía con los ‘lobbies’ de comercio y restauración de Barcelona para frenar la ley catalana del taxi
La plataforma asegura que si el proyecto de ley se aprueba y desaparecen los vehículos VTC los usuarios tendrán que esperar 45 minutos para coger un taxi


Uber y las empresas de Vehículos de Transporte con Conductor (VTC) ya han comenzado su campaña para intentar suavizar la futura ley del taxi catalana (también conocida en el sector como ley antiuber o ley Tito al ser su principal impulsor el líder de los taxistas barceloneses). La primera batalla se ha disputado este miércoles en la sede de la patronal catalana Foment del Treball. Allí, Uber ha organizado una jornada bautizada como Repensar la movilidad. ¿Qué futuro queremos para Barcelona?. Una jornada que ha servido -sin la presencia de nadie del sector del taxi- para criticar la futura ley, anunciar que sin VTCs los usuarios llegarán a esperar hasta 45 minutos por un taxi y se complicará la movilidad en la ciudad. Pero el acto ha servido, sobre todo, para mostrar que Uber tiene como aliados a los principales lobbies de la ciudad: restauradores y comerciantes. Uber ha anunciado, presiones de todo tipo, para conseguir esculpir el actual proyecto de ley hasta que permita la convivencia entre taxis y los vehículos oscuros de matricula azul.
El pasado 25 de septiembre, PSC, ERC, la CUP, Comuns y Junts registraron la proposición de la futura Ley de Transporte de Personas en Vehículos de hasta nueve plazas. Presentaron la ley junto a Tito Álvarez en la sala de prensa del Parlament. En los próximos meses, comenzará el debate parlamentario pero la cantidad de grupos que presentaron la propuesta hace pensar que no habrá problemas para que la ‘ley antiuber’ sea una realidad en 2026. El proyecto supone casi decapitar los servicios de las VTC que, en su mayoría se encuentra en manos de Uber y Cabify. Nada más entrar en vigor la norma (si conserva el articulado actual) supondrá la eliminación de 600 de las 990 licencias de VTC actualmente en vigor en el área metropolitana de Barcelona (donde hay 10.517 licencias de taxi). Además de la reducción de licencias, cuando sea necesario autorizar nuevos permisos, las administraciones priorizarán la creación de licencias de taxi y si se precisan nuevas VTC se les otorgará solo autorizaciones cortas (de dos años), que no se renovarán automáticamente, no serán transmisibles y -en definitiva- irán desapareciendo a medida que vayan expirando. La Generalitat se reserva la capacidad de no renovar las licencias si consideran que no cumplen con criterios ecológicos o medioambientales y de imponer limitaciones temporales a las VTC si considera que hay una saturación de la oferta.
El proyecto de ley premia al taxi y lo coloca en lo alto de la jerarquía del transporte, al calificarlo como: “servicio económico de interés general”. Las consecuencias que esto puede tener para las VTC ha hecho que los empresarios hayan iniciado una carrera para intentar frenar la ley. A esa batalla se ha sumado hoy el Gremio de Restauración, los comerciantes de Barcelona Oberta y las agrupaciones empresariales Mou-te per Barcelona y Barcelona Global. Todos estos lobbies de ciudad se han mostrado, este miércoles, radicalmente en contra de la también conocida como “ley Tito”.
La directora de Uber en España, Lola Vilas, ha sido la encargada de anunciar la declaración de guerra. Primero detallando que en Barcelona ya hay 2.000 taxistas que trabajan con la aplicación de Uber. “En los últimos meses hemos incorporado 650 y si seguimos así en breve tenderemos a la mitad de la plantilla porque los taxistas que trabajan con nosotros ganan más dinero y hacen el doble de carreras”, ha defendido. En la actualidad, en el área metropolitana de Barcelona hay 10.517 taxis. Vilas se ha enorgullecido de acuerdos para electrificar la flota de las VTC de Uber y de los pactos alcanzados tanto con el Liceu como con el FC Barcelona. Dicho esto, la directora de Uber ha cargado contra el proyecto de ley y ha asegurado que con la supresión de las VTC desaparecerían 6.000 puestos de trabajo, los usuarios “se enfrentarían a tiempos de espera de hasta 45 minutos y la marca Barcelona quedaría perjudicada”. La directora ha criticado unas declaraciones de Tito Álvarez en EL PAÍS valorando la ley antiuber: “Hay tantas trabas que cuando llegue el momento de que Europa haga una resolución sobre la ley [las VTV] ya habrán muerto”.
El presidente ejecutivo de Unauto -la patronal de las VTC-, José Manuel Berzal, ha anunciado los resultados de una primera campaña entre los usuarios de las VTC reclamando -directamente al president de la Generalitat, Salvador Illa, (mediante correos electrónicos)- la paralización del proyecto de ley actual al que ha calificado de ser la “auténtica maldad”.
Acto seguido, ha sido el turno del catedrático de derecho administrativo, José Esteve, y el profesor de derecho administrativo de la Universidad de Barcelona, Marc Tarrés. El profesor Tarrés ha mantenido que la propuesta de ley es un intento de “blindar una regulación y hacerla inatacable” pese a que “no cumple con la legislación europea” Esteve ha asegurado que la norma, tal y como está redactada ahora, “atenta a la autonomía municipal”. Ambos estudiosos advierten que considerar al taxi como un servicio de interés económico general es “insostenible” y convierten al taxi en un “monopolio” que no encaja con la legislación europea.
El plato fuerte de Uber vino justo al final de la jornada con el apoyo del resto de lobbies a la causa de las VTC. El director del gremio de restauración, Roger Pallarols, ha defendido el “derecho a la movilidad, la competencia y la elección”. “Como sector dependemos de la movilidad de los ciudadanos. Si nuestros clientes no pueden moverse, los restauradores salimos perdiendo”, ha asegurado. Javier Cottet, de Barcelona Oberta, ha advertido que los comerciantes y empresarios están “cansados de la cultura de la prohibición”. “Esta ley va en contra de la ciudadanía y a favor de un monopolio. Hay las mismas licencias de taxis que hace 40 años. No sé si esperan que la gente venga en bicicleta desde el aeropuerto”, ha ironizado. “La economía española va bien gracias al consumo pero aquí no queremos aeropuerto, no queremos VTC no hay más taxis. Empieza a ser hora de defender la ciudad”, ha concluido.
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