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Los inmigrantes ya son mayoría entre la población joven de Barcelona

El 70% de los vecinos nacidos fuera de España viven de alquiler

Inmigrantes población joven Barcelona
Alfonso L. Congostrina

El 70% de los barceloneses que nacieron fuera de España viven de alquiler en la capital catalana. La cifra contrasta con que, solo el 20% de los vecinos de Barcelona que nacieron dentro del país viven de alquiler. Este dato, extraído del primer informe del Observatorio de las Migraciones y Refugio en Barcelona constata la sobrecarga económica que padecen los migrantes en la ciudad ya que destinan el 41,6% de los ingresos a los gastos derivados de la vivienda y los suministros (la media del sueldo que destinan los españoles de origen a la casa es del 18,5%). No es la única constatación relevante del informe. El documento elaborado por el Instituto Metrópoli, por encargo del Ayuntamiento, confirma que en Barcelona la mayor parte de vecinos con edades comprendidas entre 25 y 39 años (por tanto en edad de trabajar) han nacido fuera de España. Los migrantes nacidos fuera de España son los que trabajan y viven de alquiler en la capital catalana pero -y también lo apunta el informe- son los menos beneficiados por las pensiones y las ayudas sociales. Unos datos que desarman las proclamas y las fake news repetidas hasta la saciedad por las formaciones ultras que denuncian que la población extranjera vive en España a base de ayudas y subsidios.

Juani Pérez es dominicana, graduada en comunicación social y emigró a Barcelona hace 19 años. Ha trabajado de camarera, de mozo de almacén y lleva 13 años limpiando hoteles. Es tal la precariedad que ha encontrado que ha formado la Kelly Unión Cataluña, una organización con tintes de sindicato, para intentar acabar con la precariedad que vive ella y sus compañeras nacidas “en un 95% de las veces” fuera de España. “Cuando empecé en un hotel de cuatro estrellas hacía 14 habitaciones diarias. Ahora hacemos entre 16 y 20 y todo por 1.360 euros brutos al mes si te contrata el hotel. Si te contrata una empresa externa cobras todavía menos”, denuncia Pérez.

Como Pérez, tres de cada diez vecinos de Barcelona han nacido fuera de España. Según Albert Sales, director del área de derechos sociales y políticas públicas del Instituto Metrópoli, en el año 2000 solo el 5% de los barceloneses habían nacido fuera de España. Dentro de ese 31,3% de vecinos nacidos en el extranjero hay decenas de nacionalidades. La comunidad argentina encabeza el padrón extranjero (8,1%), seguida de la colombiana (7,4%) y la peruana (6,8%). Dos tercios de estas personas se concentran en Ciutat Vella, Eixample, Sants-Montjuïc, Sant Martí y Nou Barris.

El informe subraya que la inmigración se ha consolidado como el motor laboral de la ciudad. De hecho, hay más nacidos en el extranjero entre los que tienen entre 25 y 39 años que los nacidos en España. Por tanto, hay más migrantes en edad de trabajar en la ciudad y muy pocos de más de 60 años. Además, tienen los trabajos más precarios y de baja cualificación. El 60,5% de las trabajadoras del hogar y de los cuidados son extranjeras en un sector altamente feminizado y el 47% de la plantilla de la hostelería también es de nacionalidad extranjera. El documento destaca que el la migración está más o menos feminizada en función de su origen. De esta manera, los procedentes de África o Asia son mayoritariamente hombres, mientras que ellas son mayoría entre la población originaria de América Central y el Caribe. Juani Pérez se encuentra dentro de ese colectivo. “De hecho, todas mis compañeras somos de América central y el Caribe. Mis superiores sí que son españolas. Es como si nosotras no pudiéramos nunca ascender”, lamenta.

La desigualdad aparece con crudeza tanto en los ingresos salariales como en el acceso a la vivienda. Las familias migrantes destinan el 41,6% de sus ingresos al alquiler, más del doble que los hogares autóctonos (18,5%). Siete de cada diez migrantes viven de alquiler frente a los dos de cada diez nacidos en España. Son alquileres que pagan a los dueños de las viviendas que -en su mayoría- también son nacidos en España.

El informe destaca que el salario medio de los barceloneses nacidos en España es de 2.303 euros. Los nacidos en América Central cobran, de media, 1.651, los africanos 1.585 y los asiáticos 1.501 euros. Si la diferencia salarial no fuera suficiente para exponer a los migrantes a un elevado riesgo de pobreza, las prestaciones sociales no acaban de ayudarles. El informe define pobreza cuando los ingresos son inferiores al 60% de la media en Barcelona. Antes de que el conjunto de población barcelonesa cobre ayudas sociales, pensiones de jubilación y pensiones de supervivencia; el 44% de los vecinos nacidos en el extranjero y el 44,5% de los nacidos en España se encontrarían en riesgo de pobreza. Después de cobrar jubilaciones y pensiones ese riesgo caería al 40% en caso de los extranjeros y al 14% en los españoles. Si añadimos a esas pensiones las ayudas sociales, el 39% de los extranjeros se mantienen en riesgo de pobreza mientras que solo el 12,7% de personas de origen español siguen dentro de este grupo.

La comisionada de Acción Social del Ayuntamiento de Barcelona, Sonia Fuertes, ha lamentado que la mayor parte de los ingresos de los barceloneses nacidos en el extranjero se destinen a la vivienda. “El acceso a la protección social de estos vecinos no son pensiones sino ayudas de emergencia que son insuficientes”, ha concluido Fuertes.

En el terreno educativo, los datos dibujan un perfil contradictorio. El 43,3% de la población con nacionalidad extranjera cuenta con estudios superiores —diez puntos más que la población española—, pero la falta de reconocimiento de títulos bloquea su acceso a empleos cualificados. En las aulas, los estudiantes de origen extranjero caen en los estudios postobligatorios. Juani Pérez tardó años en poder convalidar su formación de comunicación social. “Cuando lo hice ya era tarde. Había limpiado más habitaciones que escrito frases”, lamenta.

La teniente de alcalde de derechos sociales, Raquel Gil, ha defendido que informes como el Observatorio de las Migraciones y Refugio en Barcelona sirven para construir un relato para combatir mensajes de odio. Gil ha asegurado que el gran reto de las administraciones en el mercado de trabajo se centra en “reconocer competencias, acreditar títulos y aprovechar el talento e intervenir en situaciones muy precarizadas donde es necesario mejorar las situaciones laborales de los trabajadores”.

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