Ir al contenido
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La inmigración y el idioma catalán

Ahora hay más catalanohablantes que nunca, pero al mismo tiempo son ya una minoría inferior al 50% y cada vez más pequeña

Manifestación por la situación del catalán Sant Jordi
Enric Company

En 125 años, Cataluña ha pasado de tener casi dos millones de habitantes a albergar más de ocho millones. Durante este periodo, la natalidad ha sido siempre baja, de manera que el enorme crecimiento poblacional se ha producido a base de inmigración, combinado con el aumento de la longevidad. Con tanta gente, hay ahora más catalanohablantes que nunca. Pero al mismo tiempo son ya una minoría inferior al 50% y cada vez más pequeña.

Expansiones poblacionales de este volumen provocan grandes transformaciones, de variado tipo. Casi todos los grandes problemas de la gobernación de Cataluña son consecuencia directa o indirecta del incremento poblacional. No hay suficientes viviendas para las generaciones jóvenes que desean emanciparse, no hay trenes para tantos viajeros, faltan médicos y enfermeras para hospitales y ambulatorios que siempre es necesario ampliar. Carreteras y autopistas quedan pequeñas para tantos automóviles y camiones. Y así tantas otras cosas.

La llegada masiva de inmigrantes ha dado pie en distintos momentos históricos a encendidos debates sobre su conveniencia. En 1935, el demógrafo Antoni Vandellós alertó sobre las negativas consecuencias que a su juicio iba a tener para la continuidad de la nación catalana la combinación de baja natalidad local y una fuerte tasa de inmigrantes. El ensayo no podía tener un título más ilustrativo: Catalunya, poble decadent. En las décadas de 1960 y 1970 el debate se reprodujo, aunque esta vez el ensayo que lo galvanizó fue el de un escritor, Francisco Candel, que en su obra Els altres catalans puso en valor la aportación de los millones de inmigrantes de la época, procedentes de la España agraria, a la economía industrial de Cataluña. Candel destacó la decidida voluntad de integración social y cultural en Cataluña que en general animaba a estos catalanes de adopción.

En lo que va de siglo XXI, el resurgir en Europa de la extrema derecha derrotada en la Segunda Guerra Mundial se ha basado en gran parte en el rechazo de la inmigración procedente de África y Oriente Medio en base a planteamientos xenófobos, etnicistas y racistas. Este proceso está teniendo su reflejo en Cataluña, donde dos partidos han alcanzado representación en el Parlament con programas contra la inmigración. Son Vox, nueva versión del nacionalismo españolista que compite con el PP, y Aliança Catalana, como expresión del nacionalismo catalán independentista que compite con Junts.

El debate sobre la inmigración ha tenido siempre en Cataluña una relevante derivada lingüística. En Madrid, Sevilla o Zaragoza, por ejemplo, nadie duda de que el inmigrante ha de aprender la lengua castellana si no la conoce. En Barcelona muchos inmigrantes no tienen claro que deban aprender catalán. La continua llegada de inmigrantes con otras lenguas añade más dificultades a la ya de por sí difícil recuperación del uso público y oficial del catalán emprendida después de la dictadura franquista, que la persiguió y reprimió.

El diagnóstico que de esta situación hace el reciente Pacte Nacional per la Llengua explica muy bien, con cifras elocuentes, la delicada situación en la que se halla el idioma catalán. Entre 2003 y 2023 el conocimiento global del catalán ha caído nueve puntos porcentuales, del 48,5% al 39,5%, en la franja de edad de 14 a 34 años. Aunque el número de personas de esta edad que lo entienden y hablan se ha incrementado en 870.000, este aumento es más pequeño que el crecimiento de la población en esa franja de edad, que ha sido de 1.165.600. Todo eso significa que los catalanohablantes son una proporción minoritaria en Cataluña. Y cada vez más reducida. Así de crudo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_