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Los aeropuertos de Girona y Reus despegan: cifras históricas en pleno debate sobre El Prat

Responsables políticos y de la gestión de las instalaciones de Girona, Reus y Lleida apuestan por aprovechar su potencial y avanzar en la interconexión ferroviaria

Un avión de Ryanair, en el aeropuerto de Reus.

El papel de los aeropuertos secundarios de Cataluña, que registran cifras históricas, es tal vez la vertiente menos vistosa del debate sobre la ampliación de El Prat. Tanto las direcciones de las infraestructuras de Reus y Girona-Costa Brava como el sector económico defienden participar en la discusión sobre las fórmulas de colaboración sin minar su buen desempeño. Solo en junio pasaron por las instalaciones de Vilobí d’Onyar 307.774 personas, un 12,7% más respecto a 2024. Ese mes también fue de crecimiento para el aeropuerto de Reus: 209.080 pasajeros, (9,3% más). En Lleida la variación ­interanual el mes pasado fue del 20% (4.800 pasajeros).

Las perspectivas de los tres aeropuertos secundarios son de crecimiento sostenido. El de Girona-Costa Brava cerró el primer semestre con casi 900.000 pasajeros, un 17% más que en el mismo periodo de 2024. Su actividad operativa también ha crecido notablemente: Este año ha registrado 12.721 vuelos, casi un 30% más. Según el director del aeropuerto, Vicent Pallarés, “podemos llegar a los tres millones anuales”, una cifra ambiciosa teniendo en cuenta que en 2024 el aeropuerto se quedó a las puertas de los dos millones.

Reus vive una situación similar. En el acumulado del semestre ya supera el medio millón de viajeros (un 12,6%) y el movimiento de aeronaves ha subido un 7%. El aeropuerto del sur de Cataluña está firmando desde hace meses cifras récord: en 2024 cerró con 1,2 millones de pasajeros, el número más alto desde 2010, y es el segundo ejercicio consecutivo creciendo con cifras de dos dígitos. Según su director, Juan Crespo, “el objetivo es llegar a un crecimiento global anual del 13%. Aún tenemos mucho margen y podemos doblar prácticamente, puesto que la capacidad es superior a los 2,3 millones”. Los resultados actuales solamente se superaron en los años previos a 2011, cuando Ryanair tenía base en la terminal: fue entonces cuando se superó el millón de pasajeros.

En ese contexto, los aeropuertos secundarios quieren tener voz en el plan para aumentar la capacidad de El Prat. Desde Reus lo tienen claro: “la ampliación pone a nuestro país en el mapa y complementa a Reus, que tiene su propio plan de crecimiento”, afirma Crespo. Y añade, desmarcándose del modelo: “No queremos ser un hub, sino un aeropuerto de referencia punto a punto, sin escalas”. De hecho, ­Aena dispone de un plan de incentivos con tarifas más competitivas para los aeropuertos que mueven menos de tres millones de pasajeros anuales.

La visión es parecida en Girona. Pallarés ve con buenos ojos la ampliación de El Prat y, contrariamente a cierto posicionamiento político, defiende que “apostar por Barcelona es también apostar por Girona”. El director del aeropuerto subraya que la ­prevista llegada del tren de alta velocidad a Vilobí d’Onyar —aún a la espera de ejecución— reforzará la conexión con Barcelona, consolidando un sistema aeroportuario integrado. “Ya hay aerolíneas interesadas en operar desde Girona como complemento al gran hub barcelonés”, afirma.

Una imagen del aeropuerto de Reus.

En la Cambra de Comerç de Girona comparten esta visión, aunque advierten que la inversión en El Prat no debe implicar dejar de lado a Girona. “Para las empresas y el territorio, sería muy interesante que Girona pudiera acoger vuelos regionales”, defiende su presidente, Jaume Fàbrega. “No se debe dejar de trabajar para que llegue la alta velocidad. Tener los aeropuertos conectados es fundamental”, dice. Mario Basora, presidente de la Cambra de Comerç de Reus, vaticina que “los vuelos domésticos y europeos deberán pasar por Reus y Girona para evitar la congestión en Barcelona y la operativa crecerá”. A su juicio, los beneficios no serán solo logísticos: “Que El Prat se convierta en un hub intercontinental atraerá inversión internacional, que se descentralizará hacia otros puntos del territorio, como ya ocurre con la futura planta de Lotte en Mont-roig del Camp”.

En el ámbito político, el alcalde Figueres y vicepresidente del Patronat de Turisme de la Diputación de Girona, Jordi Masquef (Junts), considera que la ampliación de El Prat “es una buena noticia para Cataluña”, pero advierte del riesgo de olvidar los aeropuertos secundarios: “No paramos de hablar de una nueva pista en El Prat mientras tenemos infrautilizados Girona y Reus. Nuestro aeropuerto podría ser, perfectamente, la pista que Barcelona necesita”. La alcaldesa de Reus, Sandra Guaita, coincide en que “es una oportunidad para el crecimiento y consolidación del aeropuerto de Reus”.

En Tarragona, la esperada estación intermodal podría empezar a construirse en 2026. Y hay consenso entre administraciones para mantenerla en Vila-seca. También será fundamental el futuro tranvía del Camp de Tarragona. Lleida-Alguaire no está conectado a ninguna red ferroviaria y sigue sin registrar tráfico de mercancías. Recientemente, el alcalde de Lleida, Fèlix Larrosa, reclamó la necesidad de que tenga conexión con la ciudad y el futuro polígono industrial de Torreblanca. “Una inversión relativamente sencilla y que ya debería estar en la agenda de los gobiernos de Madrid y Barcelona”, afirmó.

A la espera de la ampliación de El Prat, los objetivos de los aeropuertos secundarios son compartidos: desestacionalizar, diversificar compañías y buscar nuevos mercados. Reus quiere ampliar conexiones más allá del Reino Unido. Y Girona, romper la estacionalidad turística y convertirse en una infraestructura operativa todo el año.

El laboratorio aeronáutico de Lleida-Alguaire

El aeropuerto ­Lleida-Alguaire está afianzando su crecimiento como núcleo de formación de pilotos y plataforma de logística aeronáutica con el mantenimiento de aviones, conservación y reciclaje e investigación. Y desde hace un tiempo ejerce de laboratorio en el campo de la energía verde y sostenible, dejando atrás la apuesta por la aviación comercial de pasajeros de hace 15 años, cuando se inauguró. Con estas nuevas líneas de actividad, en el primer semestre el aeropuerto leridano alcanzó las 19.495 operaciones con una media de 108 vuelos diarios (77 en 2024). Este mayo supuso el mes récord en la historia del aeropuerto (4.695 operaciones), informa Mercè March.

Una imagen aerea del aeropuerto Lleida-Alguaire

El aumento se debe a las escuelas de formación de pilotos. Actualmente, cuenta con seis centros de aprendizaje. En noviembre, se implantó la escuela de drones Aerofor que imparte cursos de pilotos aplicadores de productos fitosanitarios, formación obligatoria para que los agricultores puedan utilizar drones para el control de plagas o enfermedades. En 2024, se formaron 156 alumnos. Para atender a esta masa creciente, se prevé que en los próximos meses esté terminada la residencia de estudiantes. Se trata de dos edificios modulares de unos 2.500 metros cuadrados, desmontables y reubicables que se instalaran en el recinto aeroportuario.

Paralelamente, en 2024 inició la producción de hidrogeno verde a partir de la energía fotovoltaica generada en las 1.768 placas de su parque solar, con el objetivo de captar industria aeronáutica y aeroespacial que esté desarrollando soluciones basadas en motores eléctricos, de hidrogeno y combustibles sintéticos. Un laboratorio de nuevos proyectos aeronáuticos y del espacio en torno a los combustibles sostenibles, que ha acogido las primeras pruebas de vuelo con energía eléctrica generada a través de la transformación de metanol en hidrogeno

Recientemente, el Govern ha licitado un vivero de empresas para ampliar el número de firmas que operan en el aeropuerto. Actualmente, 21 de las 22 compañías ubicadas en sus instalaciones son del ámbito industrial, de la formación, y de la investigación aeronáutica y espacial con un centro de pruebas de motores de cohetes. Solo AirNostrum ofrece vuelos comerciales regulares de pasajeros durante todo el año a Palma de Mallorca, y desde este fin de semana a Ibiza i Maó. Durante este primer semestre han despegado o aterrizado 24.796 personas.

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