Icaria, la estética y la vergüenza
El Liceu programa desde este viernes hasta el domingo tres micro óperas del programa ‘Òh!pera’


Una mini ópera sobre el viaje de dos amigas a la isla griega de Ikaria en busca de un pastor; otra sobre cómo la venta de la casa de la madre revuelve los recuerdos de su hija y otra sobre la tiranía - o no- de la cirugía estética. El Gran Teatre del Liceu estrena este viernes la cuarta edición del proyecto Òh!pera que contempla la puesta en escena de tres microóperas de nueva creación en la que participan compositores, directores de escena y estudiantes de diseño de Barcelona. El programa se ha dividido en una doble sesión este viernes, mañana y el domingo y las entradas, a precios entre los 10 y los 20 euros, están agotadas.
Bajo la dirección musical de Àlex Ollé, artista residente del Liceu, el proyecto, inscrito en el Festival Grec, ha aunado la complicidad de entidades e instituciones como el Ayuntamiento de Barcelona y escuelas de diseño y el Institut del Teatre. “Es una puerta abierta al mundo de la ópera y un proyecto transversal que crece de manera espectacular. El proyecto quiere dibujar a través de estas nuevas miradas la ópera del siglo XXl”, afirma Ollé, quien asegura que esta es una iniciativa inédita en países de nuestro entorno. Víctor García de Gomar, director general artístico del Liceu, sostiene que es el primer paso para identificar los talentos del futuro en un ecosistema “un poco cerrado como el de la ópera”.
El programa, de hecho, ya ha dado sus frutos y dos personas que han participado en la ópera Benjamin a Portbou, del maestro Antoni Ros-Marbà, estuvieron involucrados en las microóperas de las últimas ediciones. Las tres óperas que se representarán, de una media hora de duración, son La vergonya, la panerola y El Corte Inglés, de la compositora Sirah Martínez y libreto de Clàudia Cedó; Ikaria, con música de Ariadna Alsina y libreto de Anna Pazos y Estética y masacre, con música de Carles Prat, libreto de Carlota Gurt. La dirección de escena la asumirán, respectivamente, Mercè Vila, Berta Prieto y Oriol Pla.
La directora de escena y coordinadora del proyecto, Anna Ponces, cuenta que el teatro apuesta de entrada por tres compositores y luego buscan a tres libretistas que de alguna forma puedan jugar “en la misma liga o que puedan complementar. A veces, pensamos que no funcionará, pero luego a veces personas con lenguajes muy diferentes crean cosas muy interesantes”, señala. Anna Pazos, libretista de Ikaria, revela que le sorprendió recibir el mail del Liceo para que escribiera el texto de la ópera, un mundo que no es el suyo y que le motivó. “Quise recuperar una historia de una persona abandonada. Va sobre obsesiones digitales, el deseo o no de ser madre y el fin del mundo”. Ariadna Alsina, la compositora, se ha inspirado para hacer la partitura en música griega antigua y ha apostado por el violonchelo, el arpa y el piano con el concurso de una soprano, una mezzasoprano y un actor. La obra se representará en el Foyer.
La escritora y traductora Carlota Gurt, que firma el libreto de Estética y masacre, explica que el texto aborda una de sus obsesiones, el “delirio estético femenino”. “Vas por Barcelona y solo ves chiringuitos de uñas y mujeres que se inflan los labios. Es la línea entre lo que es estética y lo que es destrozar los cuerpos. La estética también es masacre”, afirma. Carles Prat, director del coro Francesc Valls de la catedral de Barcelona y autor de dos óperas, describe la partitura -compuesta para un violín, clarinete, percusionista y pianista- como algo muy cotidiano que luego se va “liando”. “La idea es poner todos los cánones y la presión estética femenina sobre un hombre, como cuando se llevan uñas tan largas que no puedes coger una moneda, te hinchas los labios o te pones zapatos de tacón que te dañan los pies. ¿Nos damos cuenta entonces de la estupidez o no?“, afirma Gurt, reivindicando que el arte debe abrir también a las preguntas y a la reflexión. La ópera se representará en el Bos Jardí.
En la sala de ensayo Sala Mestres Cabanes, se representará La vergonya, la panarola y El Cortes Inglés, con libreto de Clàudia Cedó. “Cuando leí el texto me vinieron imágenes sonoras. Y en este caso, he utilizado un piano, un clarinete, percusión y el chelo, además de dos sopranos”, afirma la compositora Sirah Martínez. “Lo que me motiva como directora de escena es poner mi grano de arena, plasmar una historia y conectar con el público y emocionar”, dice. “Hay que lidiar con nuevos lenguajes. El espacio creativo y la voz está más acotado que lo que yo he hecho. La música y el canto no la puedes cambiar. Lo que me motiva es que yo disfruto de la ópera, pero nunca había entrado a nivel creativo”, añade Oriol Pla.
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