León XIV en un mundo cada vez más laico
Cataluña es la comunidad más secularizada. El informe de laicidad de la Fundación Ferrer i Guàrdia de 2025 indica que la población no religiosa alcanza el 51%


La elección del papa León XIV ha tenido una amplísima cobertura mundial. Pero el reto más importante del nuevo pontífice no será solo alzarse, como hizo Francisco, como una de las pocas voces con capacidad de influencia global en un mundo en llamas, sino afrontar un declive acelerado de la fe y la vida espiritual, especialmente en Occidente; sobrevivir como iglesia ante la secularización galopante y la progresiva pérdida de identidad religiosa.
La elección del nuevo papa ha sido un gran acto propagandístico. El ritual tenía todos los ingredientes de una gran performance, con la espectacularidad y el suspense que tanto gustan a la sociedad mediática. La Iglesia cuenta además con un gran capital simbólico. La revista Religión en Libertad recoge unas declaraciones del publicista Toni Segarra en las que valora a la religión católica como el mejor producto del mundo: “Posee el mejor de los beneficios: la vida eterna. El mejor precio: absolutamente gratis. Tiene la mejor marca jamás diseñada: la cruz. También posee el mejor manual de instrucciones, el más leído y el más editado de toda la historia: la Biblia. Y delegaciones en todas partes…”
Si el producto es tan bueno, ¿por qué caen tanto las ventas?
En algunos foros católicos se espera con ansiedad el advenimiento de una ola de espiritualidad como reacción a los excesos de un mundo excesivamente calculador y materialista. Pero no es seguro que se produzca, y mientras tanto, la pérdida de adeptos es galopante. Obviamente, una iglesia que tiene más de 1.400 millones de bautizados y 400.000 sacerdotes, no puede decirse que esté en fase agónica. El problema es la tendencia y la rapidez del cambio.
En España ha quedado ya muy lejos el tiempo en que más del 90% de la población se declaraba católica. Según el CIS de abril, ese porcentaje ha caído al 55,4%, y la mayor parte de esa religiosidad es banal: solo el 18,8% son practicantes. Entre los más jóvenes, la suma de indiferentes, ateos y agnósticos supera el 60%.
Dentro de España, Cataluña es la comunidad más secularizada. El informe de laicidad de la Fundación Ferrer i Guàrdia de 2025 indica que la población no religiosa alcanza el 51%. Los católicos han caído hasta poco más del 40%. Lo más preocupante para la jerarquía eclesial es la distribución por edades de los que se declaran creyentes. Mientras entre los mayores de 65 años lo son dos de cada tres, entre los menores de 24 años, apenas uno de cada tres. Eso significa que una parte de la fe tiene fecha de caducidad muy cercana. Pero el dato que mejor refleja el avance de la secularización es la caída en picado de las bodas religiosas: ahora representan apenas el 9,5% de las uniones.
Esta es la realidad que se encontrará León XIV si acepta la invitación que el arzobispo de Barcelona Juan José Omella ha dicho que le hará llegar con tres efemérides como reclamo: el milenario del monasterio de Montserrat, que se celebra este año, la beatificación de Antonio Gaudí y la finalización de la Sagrada Familia. Para la beatificación de Gaudí se está buscando ahora el milagro que pueda acreditar su santidad. Bien mirado, que se termine la Sagrada Familia puede considerarse como tal, y el hecho de que se haya conseguido gracias al turismo, un milagro laico. Es el signo de los tiempos.
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