El golpe de efecto de ganar las dos votaciones clave permite al Gobierno reivindicar la viabilidad de la legislatura
Los Presupuestos siguen muy lejos, muy improbables, pero Sánchez y su equipo muestran que aún tienen una mayoría

Esta vez no hizo falta la carambola de la ausencia de un diputado del PP, como en la reforma laboral. Pero existía incluso esa posibilidad. La mezcla de mucha negociación, olfato político, algo de suerte y el miedo a abrir la puerta a la llegada del PP y Vox a La Moncloa que domina la legislatura volvieron a permitir un golpe de efecto de Pedro Sánchez y su equipo negociador, esta vez con Félix Bolaños, que siempre lleva el contacto directo con Podemos, apoyado por Óscar Puente y Carlos Cuerpo, que eran los responsables de las dos iniciativas que se votaban.
El propio Sánchez acudió a votar, aunque su apoyo no era decisivo, en una mezcla de prudencia —podía haber sorpresas y la ley no podía caer por su culpa— y también de deseo de mostrar el golpe de efecto y la consolidación de una mayoría que es frágil e inestable, pero nunca termina de romperse del todo.
La euforia era muy evidente entre las filas del Gobierno, del PSOE y de Sumar. No solo por sacar adelante dos votaciones clave, como el embargo de armas a Israel y la ley de movilidad sostenible, de la que dependen 10.000 millones de euros de fondos europeos. Sobre todo por el mensaje político. Una de las cosas que más daño hace al Gobierno es la sensación de legislatura fallida, de que no puede sacar nada adelante y que la mayoría está rota porque ha perdido a Podemos y Junts. Y este martes la fotografía fue la contraria: cuando llegan las votaciones de verdad, las más relevantes —con algunas sonoras excepciones como el decreto antiapagones que tumbó Junts— el Gobierno echa el resto y logra acuerdos con todos para sacarlas adelante.
“No conviene nunca dar por muerto a Pedro Sánchez. Una vez más el día empezó con la idea de que íbamos a salir trasquilados y es la oposición la que tiene una nueva jornada para olvidar en el Congreso, se vuelve a ver que hay mayoría para gobernar. El presidente sabía lo que decía con el ”ánimo Alberto" de la mañana”, señala un ministro.

La sensación muy extendida en la mayoría progresista de la Cámara es que esta votación demuestra una vez más que, al contrario de lo que plantea a diario la oposición y sectores muy importantes de la opinión pública, hay legislatura para rato. “Están empeñados en decir que el Gobierno se cae cada semana. Ya superamos el cabo de Hornos de junio, que sí fue realmente arriesgado y estuvimos muy cerca del abismo. Pero ahora es lo contrario. Mejoramos cada semana y el que está descolocado es el PP, que ha apostado solo por la corrupción y se le agota el carrete”, señala otro ministro.
El Gobierno se ha movido de nuevo con discreción para negociar a varias bandas hablando con todos para no pisar ningún callo. Todo está pactado al milímetro. Es muy difícil poner de acuerdo en casi nada a Junts y Podemos, en las antípodas ideológicas, pero el Ejecutivo lo logra con acuerdos ambiguos, con redacciones pensadas para dar espacio político a unos sin romper con otros. Es lo que pasó con la ampliación de El Prat, que Podemos y Sumar rechazan y Junts apoya. Se hizo un texto de mayor control ambiental que sirviera a Podemos para abstenerse, que Transportes publicó justo antes de la votación, como estaba pactado, pero que a la vez no tiene grandes consecuencias prácticas y en realidad ni siquiera retrasa las obras, según explicó Puente, porque ya tenían por delante un recorrido de control medioambiental complejo para empezar en 2031.
Cualquier otra cosa hubiera supuesto un problema para Salvador Illa, que ha apostado fuerte por esta ampliación después del fiasco que se produjo con el último gobierno de ERC, y de Junts, que también la respalda impulsado por la patronal Foment de Josep Lluís Sánchez Llibre, que siempre se ha movido para empujarlo. El Gobierno da así espacio a Podemos para poder vender a los suyos un cambio de votación —amenazaron con tumbarla— y a la vez no rompe nada con los demás socios. “Somos profesionales, está todo bajo control, hay muchísimo trabajo discreto detrás de cada movimiento”, remata un miembro del Ejecutivo. “Nadie quiere abortar la legislatura y abrirle paso a la extrema derecha, eso pesa mucho”, añade un tercero.
Bolaños ofreció una visión entusiasta con números para demostrar que las cosas son muy diferentes de cómo las vende la oposición. “Hoy hemos ganado 112 de las 119 votaciones en el Congreso. El 94%. En dos años de legislatura, 44 leyes y récord de crecimiento y empleo. Para todo lo demás #ÁnimoAlberto”.
Puente, eufórico, señaló que esto demuestra que es mentira la idea de que el Gobierno no tiene una mayoría para seguir adelante. “Hay ganan los trabajadores, que tiene garantizada su movilidad, y gana el país, que se asegura una partida de 10.000 millones de euros de fondos europeos”, lanzó. “Hoy hemos visto el bloque del odio que ha votado en contra del embargo de armas a Israel, el PP y Vox se colocan del lado de los genocidas. El PP trabaja para Vox, ha votado hoy contra la ley de movilidad sostenible y, por tanto, a favor del negacionismo climático. El Gobierno de España gana aliento”, resumió la vicepresidenta segunda y líder de Sumar, Yolanda Díaz.
Más significativo fue aún el giro de Podemos, de un posible no a un sí en el decreto sobre el embargo de armas a Israel. Ahí también hubo conversaciones, aunque no contrapartidas, al menos no públicas, porque como las negociaciones son permanentes, hay siempre muchos compromisos ocultos en cada conversación. Pero lo más relevante, y tiene importancia política para entender dónde está Podemos, fue la presión enorme que sufrieron los de Irene Montero de colectivos a favor de Palestina muy influyentes en este sector de la izquierda española. A medida que pasaban los días era cada vez más evidente que Podemos tenía muy poco margen para tumbar un embargo de armas a Israel que coloca a España de nuevo más lejos que la enorme mayoría de sus socios europeos. “Podemos puede hacer muchas cosas, ya lo ha demostrado, nos puede hacer sufrir en muchas negociaciones, y en algunas incluso tumbarlas, como la transferencia de inmigración a Cataluña que pactamos con Junts, pero lo que no puede hacer es favorecer a Israel, eso es demasiado”, analiza un miembro del Ejecutivo. El grupo de Belarra admite que no hubo contrapartidas, pero sostiene que aunque el embargo le parece “fake” [falso], y se verá con el tiempo que está lleno de excepciones, no querían servir de “excusa” para que el Gobierno siguiera enviando armas a Israel porque el embargo decayera.
Al final, en cada votación por alguna cuestión diferente, con contrapartidas ad hoc para cada grupo, el Gobierno va sacando adelante los puntos más importantes del proyecto aunque sigue teniendo muchos problemas para el principal: los Presupuestos. Las Cuentas siguen muy lejos, Junts insiste en que ni siquiera están negociando con ellos, y se vuelve a retrasar la aprobación de la senda de déficit, que tendría que estar ya votada hace semanas. No irá probablemente la semana que viene, es posible que sí la otra. Pero lo más probable es que Junts la tumbe, y empiece ahí un proceso lento hasta presentar los Presupuestos, un compromiso muy explícito de Sánchez, y probablemente perder la votación decisiva de las enmiendas a la totalidad. Pero incluso con esa derrota, el presidente está decidido a seguir porque cree que puede ir sacando otras medidas clave, desarrollar muchas iniciativas a través de reglamentos y reales decretos que no se votan en el Congreso, y sobre todo tiene unos Presupuestos prorrogados que le valen y unos fondos europeos que tiene que gastar en 2026 y según señalan en La Moncloa “son los verdaderos Presupuestos” a falta de los otros, los que marca la Constitución. Votaciones como las de este martes consolidan esa idea de que Sánchez puede seguir hasta 2027. Aunque en la política española hacer previsiones incluso a una semana vista es demasiado arriesgado.
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