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Camps insiste en su desafío a Mazón y reúne a centenares de simpatizantes en el feudo del presidente en Alicante

El exjefe del Consell alude a victoria de Feijóo “por mayoría absoluta” en el primer gran acto de su carrera a la dirección del partido en la comunidad

Francisco Camps, durante el acto que ha celebrado este viernes con simpatizantes del PPCV en Alicante.
Rafa Burgos

El expresidente de la Generalitat Valenciana, Francisco Camps, ha protagonizado este viernes en Alicante ante unas 500 personas el “primer acto importante” de su “camino hacia la presidencia regional del Partido Popular (PP)”. Su intención, darle la “dinamización que necesita” para volver a lograr “mayorías absolutas”. Tanto para la Comunidad como para que “Feijóo sea el nuevo presidente del Gobierno de España”. Y, naturalmente, “por mayoría absoluta”. Acababa de empezar y ya estaba agitando el avispero de Génova, que no se pronuncia sobre la continuidad de Carlos Mazón tras la dana de octubre de 2024.

“Pido un congreso”, ha manifestado, “y que todos los militantes vuelvan a la vida activa del partido”. “Soy el único que ha dicho que quiere presidir el partido en la Comunidad”, ha bromeado. “Quiero ganar y trabajaré todos los días ” para recuperar “los votantes que se está llevando otro partido”, Vox, al que no aludió directamente.

Camps ha hablado ante una audiencia repartida entre 36 mesas que busca “lo que no encuentra en otro sitio”, según la organizadora del evento, la exalcaldesa alicantina Sonia Castedo. Entre los presentes, los exconsejeros Mario Flores y Trini Miró y varios exalcaldes y diputados, como Mercedes Alonso (Elche) o César Augusto Asencio (Crevillent). A ver todos ellos les ofreció “lo único que hace falta: una inyección de moral”. “¡Vamos, a por ellos!”, les ha arengado un Camps en forma al que los asistentes, no tan jóvenes como la organización quería hacer ver, recibieron al grito de “presidente, presidente”.

Francisco Camps no desiste en su empeño de resucitar políticamente y ha vuelto a desafiar al actual presidente de la Generalitat y del PP de la Comunidad Valenciana en su propio feudo. El que fuera jefe del Consell entre 2003 y 2011 ha celebrado el acto en el restaurante Juan XXIII. Tras su reivindicativo discurso, los simpatizantes y militantes del PP han cenado a 35 euros el cubierto.

Sin papeles y con las ideas armadas en la cabeza como las partidas de los fanáticos del ajedrez, Castedo ha trazado el itinerario que pretende seguir el equipo de Camps, tal como había anticipado a EL PAÍS en una conversación previa al acto. Dada la “desafección que existe” entre la sociedad y los políticos, el campismo pretende “ganar la calle, que se nos escuche, que se nos tenga en cuenta” y que el PP comprenda que “no estamos de paso”. “Queremos ayudar al partido a recuperar las mayorías absolutas” que, en sus momentos de gloria en la Comunidad Valenciana, cosecharon tanto Camps como Castedo.

“Antes”, prosigue la exalcaldesa, “las distintas sensibilidades de un partido iban contra lo establecido”. No es su caso, asegura. “No estamos para quitar a Mazón, que es nuestro compañero y líder del partido”, comenta, “si volviera a ser el candidato, iríamos a muerte con él”. Una afirmación que genera muchas dudas en los corrillos populares valencianos. Ambos van soltándose piedrecitas desde lejos: el exjefe del Consell insinuó que el comienzo del curso político era el acto de hoy; su sucesor en el cargo mostró su “respeto” pero dijo el lunes que “el curso político del PPCV arranca el día 12 de septiembre en Benidorm”, con él al timón. La rivalidad también es histórica. Camps fue socavando el suelo que pisaba Eduardo Zaplana hasta que logró apoderarse del trono valenciano, tanto del partido como del propio gobierno autonómico. Castedo se adhirió pronto a su causa, de la mano de su antecesor en la alcaldía alicantina, Luis Díaz Alperi, que supo cambiar de bando sin salpicarse en la batalla. Durante el mandato de Camps, Mazón, hijo político de Zaplana, esperó al frente de la Cámara de Comercio hasta que la caída del campismo le dio una oportunidad de volver a la primerísima fila de la mano de la anterior cúpula del PP nacional (con Pablo Casado de presidente y Teodoro García de secretario general).

Castedo señala que el enemigo está “enfrente”. A izquierda y a derecha. “Hay que pelear contra Vox, como antes hicimos con Ciudadanos, UPyD o Podemos”. La formación de Abascal, no obstante, es la que ha mordido el pastel del PP. “Hay que recuperar a quienes se han ido a Vox, recuperar a los jóvenes que han comprado su discurso”. Y para ello, la también exdiputada autonómica da una clave que sirve incluso para el ámbito nacional: “Debemos transmitir un mensaje claro y directo, no andar con moderaciones innecesarias”.

Castedo insiste en que no quiere ningún cargo público. Pero sí “podría estar por la labor” si le ofrecieran uno orgánico, como secretaria provincial del PP. La toma de poder, sin necesidad de dar la cara, se convertiría así en una de las razones subyacentes de lo que todo el mundo considera una jugada extraña, el retorno de Camps. “En política, cuando se deja un hueco libre, se ocupa inmediatamente”, cuentan fuentes cercanas al PP, “y nadie reclama lo que ha perdido”. Con Mazón practicando el funambulismo al frente del Consell, sin un gesto de Génova, que ni siquiera ha convocado un congreso regional que ya tendría que haberse celebrado, Camps sigue a lo suyo cosechando apoyos. “Y con asistencia a sus actos de muchos jóvenes”, que podrían inclinar la balanza a su favor, destacan las mismas fuentes.

El núcleo duro de Alberto Núñez Feijóo ya se ha encargado de complicar el acceso al puente de mando de candidatos rebeldes. En el congreso nacional que reeligió al líder gallego los estatutos se renovaron para blindar la fuerza del aparato frente a insurgentes como Camps. Se ha elevado el mínimo de firmas de afiliados, lo cual, en principio, no debería suponer un problema para Camps. El reparto de compromisarios electores da ventaja a la cúpula del partido. Y estos representantes deben, además, decantarse por un candidato, lo que dificulta su adhesión sin tener claro de antemano quién va a embolsarse el botín.

Sin embargo, tanto a Camps como a Castedo, según se desprende de sus declaraciones, les podría valer con manejar los hilos a su antojo desde un despacho. La personalidad del expresidente de la Generalitat es tan compleja como el movimiento de resurrección que está protagonizando, pero quizá Génova lo podría resolver dando cargos internos a sus incondicionales. Sea Mazón, cuya continuidad solo defienden sus más afines en el PP, sea María José Catalá (alcaldesa de Valencia) o sea Vicent Mompó (presidente de la Diputación), por citar dos nombres que resuenan con fuerza en los pasillos, quien encabece la lista en las próximas elecciones autonómicas, un comando orquestado por Camps podría dar la victoria, que luego se refrendaría con la elección de nombres para puestos de segunda fila, como secretarías autonómicas o direcciones generales, según adelantan algunas fuentes consultadas.

Camps pasaría así de rey a virrey: atesoraría poder sin ninguna responsabilidad directa sobre sus espaldas.

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Sobre la firma

Rafa Burgos
Corresponsal de EL PAÍS en Alicante desde 2018. Desde 1997 ha trabajado como crítico de cine y redactor en diferentes medios, como El Mundo o la Agencia EFE. Ha impartido charlas y cursos en la Universidad de Alicante y en la Miguel Hernández de Elche. Coautor del libro 'La feria abandonada', del dibujante Pablo Auladell.
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