Los bomberos de Béjar, cerca del fuego y sin poder actuar: “¿Tiene sentido que estando a 15 minutos no ayudemos?”
Muchos de ellos acudieron como voluntarios en su tiempo libre para echar una mano en el incendio que comenzó en Jarilla


El incendio de Jarilla está estabilizado desde el pasado viernes, después de arrasar 17.300 hectáreas en Extremadura. A pocos kilómetros del que ha sido su foco norte está el municipio de Béjar, ya en la provincia de Salamanca. La gente de allí se pregunta por qué sus bomberos no actuaron cuando las llamas se acercaban desde el sur, ya el parque de bomberos más cercano es suyo. Sin embargo, el límite entre las dos autonomías cambia las reglas a la hora de abordar una emergencia por próxima que esté y los bomberos bejaranos solo pudieron actuar durante seis horas para proteger un municipio cacereño de las llamas la noche del viernes. Después de eso, las personas que trabajan allí solicitaron a la Diputación de Salamanca que les dejara seguir ayudando, pero no recibieron respuesta. Muchos de ellos al final subieron como voluntarios en su tiempo libre para echar una mano, pero con limitaciones, porque no tenían permitido usar los camiones bomba ni ningún otro medio de la Diputación.
El presidente de la Diputación de Salamanca, Javier Iglesias, argumenta que no los enviaron porque no lo solicitó la Junta de Castilla y León. “La administración competente entiende que estarían de brazos cruzados si hubieran ido”, explica. Añade además que el mando operativo cuando se trata de incendios en el bosque no es de ellos, sino de la Comunidad Autónoma. “Si la Junta no lo pide no vamos. No hay que buscarle tres pies al gato”, añade.
Mientras tanto, los vecinos de los municipios cercanos se echaron a la montaña para llevar comida, agua y para ayudar a hacer cortafuegos a los bomberos forestales que luchaban contra una lengua de fuego kilométrica que amenazaba con avanzar hacia sus casas. “Se agradece la ayuda”, decía uno de ellos cerca de una llama que superaba los 10 metros de altura en la frontera entre Castilla y León y Extremadura.
Durante esta crisis, los bomberos de Béjar solo pudieron actuar la noche del viernes al sábado para proteger un municipio extremeño llamado La Gargantilla en uno de los momentos en el que el incendio ardía con más voracidad y había riesgo de que llegara al núcleo urbano. Ellos volvieron a solicitar intervenir para enviar a aquellos voluntarios que no estuvieran de turno y así no dejar la zona inoperativa, pero no recibieron la autorización para hacerlo. “¿Tiene sentido que estando la emergencia a 15 minutos no podamos ir?“, critica una fuente vinculada al parque que ha pedido proteger su identidad. Señala que los bomberos de allí han vivido muchas veces situaciones parecidas.
Béjar no solo está cerca de la frontera con Extremadura por el sur, también del límite con Ávila por el este. Pese a que forman parte de la misma comunidad, el hecho de ser provincias distinta también entorpece habitualmente los trabajos de los bomberos en caso de emergencias. Hay veces que se produce un accidente de tráfico en una de esas provincias y ellos son los que están más cerca, pero antes tienen que resolver mucho papeleo y recibir la autorización del mando de la Diputación. Cuando esas situaciones se presentan a las cuatro de la mañana, tienen que llamar al jefe de servicio en Salamanca para que les permita actuar. “Al final nos dejan salir, pero ha pasado un tiempo clave que es vital en la emergencia”, explica un bombero que trabajaba en ese parque.
En el caso del incendio de Jarilla, el momento más crítico se vivió a partir del jueves 14 de agosto. La Junta de Extremadura elevó la emergencia al nivel 2 y al día siguiente se solicitaron todos los medios disponibles al Gobierno central, que envió a la UME, y al resto de comunidades. El sábado 16 ya había allí bomberos de Murcia, de Valencia, de Andalucía y de Castilla-La Mancha. Fue en ese momento crítico cuando los efectivos de Béjar sí pudieron ayudar, pero solo durante seis horas.
A los pocos días llegaron más refuerzos de Cataluña, de la Junta de Castilla y León y de Alemania, Eslovenia y República Checa, solicitados por el Ejecutivo a través del sistema europeo de Protección Civil. “¿Qué sentido tiene que haya gente de Alemania, Murcia y Alicante en un entorno que es nuestro, que conocemos, y que mientras tanto nos tengamos que quedar en casa?“, comenta una fuente vinculada al parque.
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