Pistolas falsas, una granada de mano y mucha paciencia: la Policía Nacional frustra el atraco de un banco en Málaga
Los investigadores seguían la pista de los atracadores, sexagenarios, que habían planeado una serie de robos en entidades financieras de Andalucía

Disfrazados con gorras, pelucas, una máscara facial y guantes, dos hombres se adentraron el pasado 26 de junio en la oficina que Caixabank tiene en Cártama (Málaga, 28.934 habitantes). Habían llegado a primera hora junto a una mujer, que se quedó fuera esperando en un vehículo. En el interior de la sucursal, los varones esgrimieron ante los empleados dos armas de fuego simuladas, pero también una granada de mano. Esperaron al retardo de seguridad de la caja fuerte para que el personal la abriera y, con 108.500 euros de botín, salieron corriendo de allí. Lo que no es esperaban es que la Policía Nacional ya les esperase fuera y chafara sus planes. Ambos fueron arrestados. También ella, detenida mientras aguardaba con el motor en marcha para una rápida huida.
La presencia de efectivos del Grupo de Atracos de la Policía Nacional justo en el momento de los hechos no es casualidad. La alerta saltó cuando los investigadores, dentro del control sobre la actividad de distintos grupos criminales en el sur del país, centraron su atención en un viejo conocido. Era un hombre que ya había sido detenido en 2002 tras realizar nueve atracos a mano armada a entidades bancarias en apenas nueve meses en Málaga y Alicante. Esta vez descubrieron que el hombre, junto a su mujer, ocultaba un kit completo para realizar robos con violencia. En un zulo en pleno monte guardaban vestimenta policial, chalecos antibalas, walkie-talkies, balizas luminosas, un revólver y dos armas cortas de fuego, entre otros efectos.
Los agentes estrecharon sus seguimientos y descubrieron que la pareja, junto a una tercera persona, estaban viajando constantemente por distintas localidades de las provincias de Málaga y Cádiz. En cada municipio establecían vigilancias sobre entidades bancarias: comprobaban el horario de apertura, la identidad de quienes trabajaban en ellas, la afluencia de clientes o la frecuencia de paso de patrullas policiales. Solo en el pasado mes de junio llegaron a estudiar a fondo siete sucursales. “Estaban desarrollando todo un programa de atracos a bancos”, explican desde la Policía Nacional, donde sospecharon que el primer asalto sería pronto.
“Alta profesionalidad y experiencia”
Y así fue. El 26 de junio, la persona que contaba con antecedentes y era el principal investigado, acudió con su mujer y otro hombre a primera hora a Estación de Cártama, localidad perteneciente al municipio malagueño de Cártama. Llegaron a los alrededores en un coche en el que ella se quedó al volante, con el motor encendido, preparada para emprender la huida. Los dos varones se subieron a una moto robada para realizar el corto desplazamiento que les separaba de la sucursal de Caixabank en el pueblo. Vestidos con gorras, máscaras faciales, pelucas y otros elementos para impedir que se les reconociera, se adentraron en la oficina poco después de su apertura.
Las cámaras de seguridad captaron entonces la “alta profesionalidad y experiencia” de los atracadores, según fuentes de la investigación. Realizaron la operación “perfectamente coordinados” y supieron controlar a todo el personal que había en el interior del banco “con aparente facilidad” y “en un tiempo bastante reducido”. Luego esperaron al retardo de la caja fuerte —de hasta 30 minutos— hasta que finalmente los empleados la pudieron abrir. Entonces los delincuentes agarraron 108.500 euros y salieron del local con la intención de emprender la huida.
Sin embargo, la Policía Nacional, que ya había consultado con el equipo de seguridad de Caixabank para confirmar que se estaba produciendo un atraco, les esperaba fuera. Los agentes procedieron a su detención y recuperaron el botín. Uno de ellos tiene 64 años y es de nacionalidad española y, el otro, 67 años y es nacido en Italia. También les intervinieron las dos armas de fuego simuladas que habían utilizado en el asalto, además de una granada de mano que no llegó a ser usada. La mujer —que también tenía antecedentes— fue igualmente arrestada en el interior del vehículo, que mantenía a apenas cien metros del lugar de los hechos para escapar con rapidez.
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