Dos narcos volcánicos, 22 disparos y una huida de la Costa del Sol
El robo de droga entre bandas y el carácter rebelde de las nuevas generaciones saca a la luz los ajustes de cuentas en Málaga


Dos treinteañeros se citan en una cafetería de Puerto Banús, uno de los puntos más lujosos de Marbella (Málaga, 150.725 habitantes). Discuten y uno de ellos saca un arma. Apunta primero a la cabeza del otro, aunque termina disparándole en la rodilla. La disputa, que comienza en el local, termina saliendo a la calle. En cuestión de segundos se desata un tiroteo por el que se recogen 17 vainas de bala y cinco cartuchos. En total, suenan 22 disparos de diferentes armas. Los protagonistas de este suceso, ocurrido en la madrugada del 16 de marzo de 2024, fueron dos narcos que habían quedado para resolver unas desavenencias por un alijo de hachís. Pero sus diferencias terminaron haciéndose públicas en forma de vídeos que corrieron por los foros ciudadanos que reclaman una mayor seguridad en la Costa del Sol.
Cada vez que se suceden rachas de tiroteos en la costa malagueña cunde la alarma social, ayuntamientos y vecinos reclaman mayor seguridad y se busca una explicación. Los agentes especializados en crimen organizado mantienen que, a pesar de casos excepcionales, como el doble asesinato ocurrido en un pub de Fuengirola este mayo, los incidentes con armas de fuego se han mantenido estables en los últimos años y subrayan que se resuelven casi el 100% de los casos.
¿Y por qué se han llegado a ver en los últimos años personas con armas de guerra a plena luz del día? ¿O vídeos de tiroteos? Los robos de droga entre bandas, también denominados vuelcos, unidos al carácter rebelde de las nuevas generaciones de narcos, tienen mucho que ver con el mayor nivel de violencia, coinciden varios mandos consultados. La proliferación de teléfonos móviles también contribuye a que los tiroteos queden registrados y corran por las redes sociales. Hay grupos criminales que, por ejemplo, se dedicaban a robar empotrando coches en establecimientos de lujo y han visto en los vuelcos todo un filón, mucho más lucrativo, pero también peligroso. También se arman quienes trafican y tienen miedo a ser víctimas de estos asaltos. En los últimos años, se han detectado otras bandas especializadas en dar seguridad a las mafias, y a las que contratan para vengar impagos, traiciones o los propios robos. “Es la pescadilla que se muerde la cola”, resumen los agentes consultados. Una pescadilla que trae más violencia.

La Policía Nacional, con una dilatada experiencia en la Costa del Sol, adapta las investigaciones a las tendencias delictivas. Desde 2019, el grupo II de crimen organizado de la Udyco Costa del Sol (Unidad de drogas y crimen organizado) se dedica en exclusiva a investigar los ajustes de cuentas. En los primeros seis meses de 2024 se produjeron más de media docena de incidentes con armas, aunque el resto del año estuvo más tranquilo. Ese año detuvieron a 48 personas e intervinieron 23 armas de fuego. Siete de ellas eran de guerra, del estilo de las AK-47, que permiten abrir fuego de forma repetida.
Con frecuencia, la historia completa de estos tiroteos no llega a contarse porque para escribirla hacen falta investigaciones de largo recorrido, sujetas a secreto judicial, y en las que se supedita el resultado final, a la urgencia por hacer públicas las detenciones de quienes apretaron el gatillo, explica el inspector jefe Jorge, a cargo de la sección de crimen organizado de la Comisaría General de Policía Judicial, con sede en Madrid.
El tiroteo de Puerto Banús, que investigaron en la Operación Green, reúne las características básicas de estas investigaciones, en las que los autores desaparecen como fantasmas, destruyen las pruebas y huyen del país. De un lado había un narcotraficante bastante conocido y temido en la Costa del Sol, relativamente joven. “Pertenece a una generación que no se amilana ante nada, que no entiende el principio de autoridad o no respeta los modos de los llamados viejos traficantes”, explica una fuente policial. “Una nueva hornada, con cuerpo de gimnasio, que lleva al extremo las leyes del mercado, que viven arrasando. Para los propios traficantes este perfil es muy conflictivo porque llama mucho la atención”, valora la misma fuente.
La situación estratégica de la Costa del Sol, un lugar turístico con un clima envidiable y buenas conexiones (un aeropuerto internacional y la cercanía a Marruecos), además de la posibilidad de camuflarse entre numerosas nacionalidades, la ha situado en el punto de mira policial desde hace décadas. Conscientes de ello, las redes criminales preferían resolver sus asuntos con sigilo.
Ese protagonista volcánico lideraba una organización de tamaño mediano que se dedica a alijar cargamentos de hachís, pero que también había descubierto un nicho de negocio en los vuelcos. La investigación, bastante compleja, se encontró con que dos de los máximos responsables del tiroteo abandonaron el país a las pocas horas. Uno de los vehículos fue hallado quemado en Los Montes de Málaga.

En esos momentos, los agentes se enfrentan a un lienzo en blanco. No hay declaraciones, ni testigos, porque todo el mundo tiene miedo. Nadie ha visto nada. “Las investigaciones tienen dos fases: primero, determinar quiénes han sido y segundo, localizarles por el mundo”, explica el inspector responsable del grupo de ajustes de cuentas en la Costa del Sol, que prefiere que no se publique su nombre. “Usamos mucho método y conocimiento de las herramientas para pulsar las teclas adecuadas y que suene la música”, dice el jeje policial, con 14 años de experiencia en investigaciones de crimen organizado. Habla de la “fuerza bruta” necesaria en las primeras dos semanas tras el suceso: “Hay que darlo todo. Ahí está el 80-90% de la investigación”. Reconoce que hace apenas siete años pensaban que sucesos muy sonados, como el asesinato en 2018 de David Ávila Ramos, conocido como Maradona en el mundo del narco marbellí, cuando estaba en la comunión de su hijo, no llegarían a esclarecerse. Y se felicita por haberse equivocado. En ese año asegura sitúa un punto de inflexión que relaciona con la especialización de los agentes. “Entonces comenzó a soñar la música”, añade.
“Parece que es muy fácil, pero es algo realmente extraordinario. No sabría describir la inmensidad de gestiones que se llegan a hacer”, explica el inspector. “No son investigaciones al uso (…) Se dedica todo lo que haga falta, con máxima intensidad”, resume. Tanto los agentes de ajustes de cuentas, como los especializados en secuestros de la Udyco Costa del Sol, se apoyan en los Grupos de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado (GRECO) y otros agentes de la provincia, además de la Udyco Central.
En el caso de Puerto Banús, al cabo de unos meses, supieron que uno de los implicados en el tiroteo había regresado a Marbella. Ya en la Costa del Sol, el sospechoso se dio a la fuga en un control, provocó una persecución y huyó campo a través. Debajo del asiento de su coche, que se salió de la vía, encontraron un arma corta, una Glock, con mira láser. “Solo se movía de madrugada y a altas velocidades, cambiaba de vehículo, siempre de alta gama, prácticamente a diario, ninguna noche dormía en el mismo sitio”, señalan fuentes conocedoras del caso. Cuando los agentes organizaron el operativo para detenerle, cuatro meses después del tiroteo, reclamaron la intervención de los grupos de élite especializados en situaciones especialmente peligrosas, como el Grupo Especial de Operaciones (GEO) y los GOES (Grupos Operativos Especiales de Seguridad) de la Costa del Sol. Registraron tres casas: en la que se encontraba en ese momento el fugitivo y donde encontraron armamento de guerra escondido en el arcón de su cama; una segunda que hacía de guardería de droga; y la tercera, en la que escondían más armas y el dinero. En los registros intervinieron un fusil AK47, documentación falsa, chalecos antibalas, caretas de plástico que supuestamente usaban para los robos. Hubo cinco detenciones y cuatro de ellos ingresaron en prisión. El segundo principal implicado en el tiroteo, con un perfil muy similar, tiene una orden internacional de detención a su nombre. La investigación se dio por terminada el pasado abril, un año y un mes después de producirse.

Los agentes consultados son conscientes del problema que supone que los integrantes de las redes acudan armados a un sitio público. Con todo, insisten en lanzar un mensaje de tranquilidad. “Hay buenos niveles de seguridad, aunque puede haber repuntes”, aseguran. Al contrario de lo que se puede pensar, a estos casos se les da “prioridad absoluta” porque se trata de ataques contra la vida con armas de fuego en las vías públicas, incide el inspector de la Costa del Sol. “Es la expresión más alta del crimen organizado, cuando deciden acometer contra la vida de otras personas. Podemos caer en la tentación de decir que son cosas de traficantes, entre ellos, como por darle menor importancia, pero es una espiral que va creciendo si no se ataca y se hace inabordable”, añade.
La prioridad policial es, según cuentan en la Udyco Central, que las organizaciones que quieran asentarse parcial o totalmente en España no logren su objetivo, e incluso anticiparse a ese momento, detalla el inspector jefe Jorge. El Ministerio del Interior cataloga las organizaciones en función de su intensidad delictiva con tres niveles: baja, media y alta. La Policía trata de impedir que esos grupos criminales suban de escalón, algo que logran cuando se hacen más fuertes, creciendo en número e infraestructura. “La mayor cantidad de estas organizaciones detectadas está en la base”, asegura el mando policial. “De alta intensidad habrá 5 ó 6”, añade. “Y se está consiguiendo ese objetivo de que no suban de escalón”, subraya.
Pero lo que ocurre en la Costa del Sol no puede evaluarse sin abrir más el foco, ya que luchan contra un fenómeno global. Muchas veces, los protagonistas de esos tiroteos han llegado de sus países de origen, huyendo, o con el encargo de matar a alguien. En los últimos años, los niveles de violencia también se han incrementado en Países Bajos o Bélgica, hasta alcanzar cotas muy altas, que, afortunadamente, inciden, no se están dando en España. “La situación en la Costa del Sol está muy lejos y creemos que es como consecuencia del trabajo que se está haciendo y de los resultados que está dando”, inciden las fuentes consultadas. La temida Mocro Maffia, compuesta por holandeses y belgas de origen marroquí, amenazó a la princesa Amalia de Orange y al primer ministro. La Policía neerlandesa descubrió en 2020 contenedores marítimos utilizados como salas de tortura. En Bruselas, donde se registraron 89 tiroteos en 2024, están inmersos en un plan para restablecer el orden en la ciudad.
La cooperación internacional es la clave. “Al fin y al cabo las organizaciones necesitan llevar la droga desde el punto a hasta el punto b, con paradas intermedias, en España tenemos a los transportistas, pero para atajarlo hace falta colaborar y empujar desde todos los frentes”, resume el inspector jefe Jorge.
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