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​​Narcos eruditos en química y que trabajan con mascarilla: el número de laboratorios de droga sintética se dispara

La desarticulación de 11 infraestructuras el último año y medio revela que España ya no solo importa estupefacientes, sino que los produce de forma autóctona

Agentes de la policía nacional trabajan en un laboratorio de droga sintética desmantelado en El Puig (Valencia) en noviembre de 2024.
Patricia Peiró

Los investigadores expertos en droga de la comisaría de Policía Nacional de Benidorm llevaban tiempo detrás de unos narcos de los que sospechaban que se habían pasado al negocio de las drogas sintéticas. MDMA, éxtasis, cristal, cocaína rosa… Llegan al consumidor en múltiples formatos y colores, incluso impregnadas en chucherías o en papel. Son muy adictivas y también muy jugosas para la economía de los narcotraficantes.

Los policías aspiraban a encontrar el cuartel general de este grupo organizado. Todo se precipitó una noche de enero de 2024, cuando los agentes detuvieron a dos de sus miembros. Esa noche llegaron al laboratorio donde elaboraban la droga y la distribuían al por mayor. Los investigadores se sorprendieron cuando llegaron a un caserón que se caía a trozos en medio de la nada en Sueca (Valencia). Su aspecto confundía: dentro se encontraba uno de los laboratorios más completos, con maquinaria sofisticada y con el mayor potencial de fabricación desmantelado hasta la fecha en España. 1.600 kilos de metanfetamina preparados para su distribución. Esto se traduce en 2.185 kilos de pastillas en las calles y unos ingresos de 105 millones de euros para los narcos. La desvencijada casona dio nombre a la Operación: Chamizo.

Droga impregnada en chucherías intervenida a finales de 2023 en un laboratorio de sintéticos de Mijas (Málaga).

Desde entonces, las operaciones contra la producción de drogas químicas se han ido sucediendo como nunca antes en el territorio nacional. Esta tendencia revela que España está ganando puestos en la elaboración de estupefacientes sintéticos y que ahora el número de laboratorios empieza a ser tan notable que las fuerzas policiales desarticulan uno cada dos meses. Solo en 2024 se desmantelaron nueve infraestructuras de este tipo, la mayor parte en el Levante, que se suman a otras dos de finales del 2023. Antes de esa fecha, no se habían identificado organizaciones dedicadas a la elaboración de droga sintética. España era mera importadora o lugar de paso de la sustancia ya fabricada y empaquetada.

Los motivos son varios, como apunta el inspector J. de la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional. “España es un país grande para la densidad de población que tenemos, lo que hace que haya muchos lugares propicios para establecer un laboratorio, que huele y deja desperdicios, y que funciona años sin que nadie se dé cuenta. Además, somos la vía de entrada del narco mexicano, especializado desde hace años en droga sintética y por último las organizaciones buscan nuevos lugares de implantación”, explica.

Estas características fueron las que buscó una organización compuesta por ciudadanos colombianos, venezolanos y un mexicano en la provincia de Toledo a los que la Policía Nacional investigó durante casi un año para desmantelarla. No fueron lo suficientemente discretos, porque un vecino dio la voz de alarma a través del correo de denuncias anónimas de la policía.

El laboratorio de droga sintética desmantelado en enero de 2024 en Sueca (Valencia) con 1.900 litros de metanfetamina.

En octubre, los agentes de estupefacientes entraron en dos fincas de la banda y en una hallaron un laboratorio de metanfetamina. Allí, el inspector J. pudo intercambiar unas palabras con una de las piezas fundamentales de estas organizaciones: el químico. En esta ocasión se trataba de un ciudadano mexicano traído a España especialmente para esta labor, que departió con el policía sobre el método de elaboración de la sustancia que utilizaba. “Se notaba que controlaba, que alguien le había enseñado y que lo habían entrenado un tiempo para saber gestionar todo aquello”, sentencia el policía. Los llamados químicos son figuras cotizadas, que las bandas de narcotraficantes se rifan y a los que nunca les falta una oferta laboral. Aquella operación se llamó Edeleanu en honor al científico rumano que sintetizó por primera vez la anfetamina.

El abanico de la droga sintética es enorme y además las organizaciones juegan con las denominadas nuevas sustancias psicoactivas ―productos en constante evolución que las propias organizaciones crean en el laboratorio―. Los números nacionales están lejos de los de Países Bajos, meca por excelencia de este tipo de laboratorios, donde se llegan a desmantelar unos 130 al año. No obstante, la policía ya ha levantado las orejas ante esta tendencia y ha intensificado la investigación y lucha contra estas organizaciones. Prueba de ello es el aumento exponencial de operaciones contra ellas en 2024.

Estos nuevos hallazgos han propiciado que la Policía Nacional trabaje en un protocolo para que todos sus agentes sepan cómo proceder cuando se encuentra una infraestructura de este tipo, y así evitar riesgos. No es raro que los agentes sufran mareos o malestar cuando acceden a ellos sin la protección adecuada, algo que sucedió en el caso de la operación Chamizo, por ejemplo. “Primero acceden los Tedax para asegurar la atmósfera, pero además, hay un sinfín de productos que no se pueden manipular, que están en frío, por ejemplo y que hay que ir abriendo poco a poco”, señala el inspector.

Los accidentes y los incendios son habituales en estos laboratorios, de hecho, algunos de ellos se descubren por estos siniestros. En abril de 2024, coincidiendo con los días de Feria, un fuego asoló una nave industrial en Morón de la Frontera (Sevilla). Cuando los bomberos entraron a sofocarlo, se encontraron con un escenario que no esperaban. Aquello era claramente un laboratorio de droga y el trabajador al servicio de la organización que se encargaba de elaborarla había resultado herido.

Material intervenido en 2024 en un laboratorio de droga sintética en Morón de la Frontera (Sevilla), valorado en 500.000 euros.

“La inversión realizada en el equipamiento podía rondar los 500.000 euros”, puntualiza el inspector de la Brigada Central de Estupefacientes. Entre otros elementos, los agentes encontraron un reactor de doble encamisado, una máquina que se usa para hacer reacciones de productor en frío y que puede llegar a costar 50.000 euros. También había un rotavapor, que sirve para eliminar disolventes y que supera los 25.000 euros. “En muchas ocasiones, las organizaciones se financian con los beneficios que obtienen del tráfico de cannabis y marihuana”, explica el inspector. Todo el material de la nave de Morón fue después donado a la Universidad de Sevilla. En los Países Bajos, en torno al 90% de los laboratorios que se desmantelan se descubren por un accidente en la manipulación de las drogas.

Una de las formas en las que la Policía Nacional ha encontrado droga sintética, impregnada en papel para masticar.

España no es el único país en el que la fabricación de anfetaminas y metanfetaminas está al alza. Polonia, Alemania y República Checa también han visto cómo aumentaba el número de espacios en los que se elaboran esos estupefacientes. “La producción y el tráfico de drogas sintéticas han aumentado en los últimos años y se prevé que esta amenaza siga creciendo. La UE es una fuente importante de drogas sintéticas distribuidas a nivel mundial. La producción en la región se caracteriza por una continua innovación y expansión”, apunta Europol en el informe El ADN cambiante del crimen organizado, publicado este año y en el que analiza las actuales tendencias criminales de Europa. Este documento, basado en inteligencia y operaciones de todas las policías, confirma al continente como un productor de narcóticos químicos, y ya no solo como un consumidor. “El consumidor no es el mismo de antes, buscan experiencias nuevas, cosas raras y lo tienen al alcance en grupos de mensajería”, reflexiona el inspector J.

Incluso los capos históricos del tráfico de droga se han pasado a la sintética. Poco antes de las pasadas Navidades, el jefe mafioso irlandés John Gilligan fue detenido en su propia casa, mientras dormía, por fabricar cocaína rosa en una de las estancias de su chalet de Orihuela (Alicante). Mientras esperaba esposado a que los agentes de la Policía Nacional registraran la vivienda, el capo les recomendó que vieran la serie dedicada a su carrera delictiva disponible en una plataforma.

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Sobre la firma

Patricia Peiró
Redactora de la sección de Madrid, con el foco en los sucesos y los tribunales. Colabora en La Ventana de la Cadena Ser en una sección sobre crónica negra. Realizó el podcast ‘Igor el ruso: la huida de un asesino’ con Podium Podcast.
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