Yes We Tech: una década de ‘tecnofeminismo’
La asociación, con sede en Málaga, va camino de cumplir su décimo aniversario centrada en impulsar la igualdad y actividades formativas, dirigidas a estudiantes y niñas con interés en la tecnología


Cuando Mari Carmen Correa, hoy con 41 años, decidió estudiar Informática, lo primero que le dijeron es que esa era una carrera para gente lista y, sobre todo, para hombres. “¿Dónde vas?”, se preguntaba y le preguntaban. Acostumbrada a cacharrear con un ordenador desde pequeña en casa, empezó a dudar. Finalmente, se lanzó y estudió en la Universidad de Jaén, donde había apenas diez chicas entre sus 150 compañeros de clase. En su trayectoria profesional también ha sido muchas veces la única mujer del equipo. Por eso se sintió tan aliviada cuando compartió con otras profesionales del sector sus sensaciones y vio que eran comunes: de los comentarios machistas de sus colegas a ver cómo dan los proyectos de más responsabilidad a hombres solo por serlo, pero también el acoso en la oficina y la soledad. Por eso ni se lo pensó cuando le pidieron formar parte del nacimiento, en verano de 2015, de Yes We Tech, comunidad feminista con base en Málaga y extensión en Granada que promueve la igualdad en el sector tecnológico.
Hoy, Correa, que trabaja como ingeniera en una empresa que se dedica al video bajo demanda, comparte intereses con 22 socias y una comunidad de 150 mujeres. Entre ellas está Carmel Hassan, de 42 años y una de las impulsoras de la entidad, camino ya de su décimo aniversario. Diseñadora de producto senior, también estudió Informática rodeada de alumnado masculino y había normalizado que representase la escasísima cuota femenina en las empresas tecnológicas. “Hice un llamamiento en redes sociales y en la primera quedada fuimos solo cinco, pero aquello dio pie a unas reuniones muy terapéuticas”, recuerda Hassan, que se sintió menos sola al ver que otras mujeres, como Correa, pasaban por lo mismo. Lejos de conformarse con ello, decidieron dar el paso para que quienes trabajaran en la industria o estuviesen estudiando carreras técnicas tuvieran una red de apoyo y que no fuese todo tan hostil como estaba siendo para ellas.

Comenzaron con charlas, talleres y cursos en los que compartían conocimiento técnico. Luego registraron la entidad bajo una denominación, Yes We Tech, que llegó para reivindicar que quien está en tecnología hace tecnología independientemente del género y, claro, bajo cierta inspiración del lema de Barack Obama. Ahora practican tecnofeminismo. “Viene a hablar no solamente de las mujeres en tecnología, también de cómo la tecnología se puede diseñar y construir para que sea más igualitaria”, subraya Hassan. Luchan por la igualdad en un sector que, de momento, está lejos de serlo. Según el Observatorio de Mujeres, Ciencia e Innovación (OMCI) del Ministerio de Ciencia, el 61% de las empresas tecnológicas de España no tienen a ninguna mujer en sus equipos. Y entre los puestos directivos apenas copan el 12% de los cargos de las compañías del sector. Hay más datos que abruman: un estudio de UGT reveló que siete de cada diez firmas españolas no tienen ninguna mujer especializada en TIC; y solo una de cada diez startups nacionales está fundada solo por mujeres, según el Mapa del Emprendimiento elaborado por South Summit. Además, el porcentaje femenino en el alumnado de carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas no deja de caer, según el estudio Radiografía de la brecha de género en la formación STEAM del Ministerio de Educación.
Encontrar referentes
Para contrarrestar la estadística, cambiar tendencias y encontrar espacios seguros, la asociación participa en eventos internacionales como Upscale Conf o Wey Wey Web y organiza una media de dos eventos al mes. Incluyen conferencias y formaciones con profesionales del sector, pero también cursos especializados o de habilidades sociales y talleres. “Primero nos dirigíamos a personas que se parecían a nosotras, de entre 30 y 40 años, pero luego fuimos viendo que en otros momentos vitales siempre hay problemas: desde los desafíos en la universidad a los problemas en la educación escolar”, explica Hassan. Por eso una de sus actividades más relevantes va dirigida al origen de la pasión tecnológica: la infancia. Se denomina Creating the new Cyber Girl Squad (algo así como Creando el nuevo equipo de chicas cibernéticas). Va dirigida a chicas de entre 12 y 15 años, que participan en charlas de 20 minutos sobre ciberseguridad, programación, inteligencia artificial y codificación. Las 100 plazas suelen volar en horas y las participantes llegan sobre todo de Málaga, pero también del resto de provincias andaluzas. El próximo taller será el próximo 6 de junio e irá dirigido, por primera vez, a niñas de entre 7 y 11 años.
Ahí las más pequeñas no solo encuentran una comunidad que les refuerza, también ven a otras iguales interesadas en la tecnología y conocen a referentes, algo que las generaciones anteriores no han tenido. “A mí me hubiese venido muy bien tener alguna mujer cerca en quién fijarme”, reconoce Ángela Fuentes, de 21 años, que participa como monitoras en estas formaciones. Estudia Ingeniería de Telecomunicaciones en la especialidad de Sonido e Imagen en la Universidad de Málaga y tiene suerte porque en sus clases son 10 chicas y 30 chicos. “Pero somos la excepción en la facultad”, reconoce. Disfruta viendo cómo las adolescentes que acuden a los eventos de Yes We Tech van quedando entre ellas y cómo muchas repiten, preguntando dudas cada vez más complejas. “Hay cosas de las que saben más que yo”, subraya sorprendida Fuentes, que en cuanto acabe la carrera quiere hacer un máster en ciberseguridad e inteligencia artificial.

Que la seguridad informática tenga una alta presencia en las actividades de la entidad y el futuro de las jóvenes que acuden a su llamada tiene sentido. Desde 2023, cuando Google abrió su centro en Málaga, el gigante norteamericano ejerce de principal patrocinador, además de anfitrión en sus instalaciones junto al Puerto de Málaga. También es clave en que Yes We Tech haya otorgado ya 400 becas para cursos de ciberseguridad, aunque las alumnas también cuentan con la mentoría del equipo de Securiters —iniciativa centrada en la formación en campo— para apoyarlas en sus estudios. “Siempre he apoyado los programas para aumentar la diversidad en tecnología. Porque no es solo justo, es necesario. Sin mujeres, perdemos talento, innovación y productos que funcionen para todos”, destaca Bernardo Quintero, máximo responsable de Google en Málaga. Dos de las mujeres de su equipo malagueño —Ángela Dini y Paloma Simón— también son parte de Yes We Tech.
“El apoyo que nos dan desde Google es básico”, destaca Laura Pérez, de 39 años, presidenta de la asociación desde hace un par de años. “Entré más como feminista que como perfil técnico, porque me dedico al marketing digital, pero también es importante dar visibilidad a lo que se hace”, señala quien destaca que ya tienen la agenda de eventos prácticamente cerrada hasta finales de año y da un tirón de orejas a las administraciones porque la colaboración con ellas ha sido muy compleja hasta ahora y, en ocasiones, oportunista. Pérez es optimista porque cree que el crecimiento tecnológico que ha vivido Málaga en la última década, con la llegada de numerosas grandes empresas, ha servido para empezar a cambiar la industria y generar muchas más oportunidades. Eso sí, tiene clara una cosa: “Aún queda muchísimo por hacer”, concluye.
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