Un gato fraudulento que costó 60.000 euros
Un grupo de estafadores radicado en Bilbao logró que 15 personas les entregaran 150.000 euros por mascotas que nunca llegaron a su destino


Jugaban con el afecto, con el deseo del comprador de recibir pronto su mascota en casa, o la preocupación de que el animal podía quedarse abandonado en mitad de una aduana, para pedir un poco más de dinero. Lograron que una sola persona pagara hasta 60.000 euros por un gato que los investigadores sospechan que ni siquiera existía. La Policía ha detenido en Bilbao este marzo a un grupo de estafadores a los que se investiga por haber timado 150.000 euros a 15 personas mediante anuncios falsos de venta de mascotas. Gracias a las denuncias de las víctimas, que nunca llegaron a ver a los animales, los agentes pudieron arrestar a 16 implicados en un entramado de ciberestafas.
“Es muy parecido a la estafa del amor”, cuenta uno de los investigadores, en referencia a los timos en los que se hace creer a las víctimas que están manteniendo una relación sentimental con personas de perfiles muy atractivos y a los que terminan vaciando la cuenta corriente con diferentes excusas. En este caso, el gancho era el cariño hacia esta mascota. Las víctimas del grupo desarticulado en Bilbao están por todo el país, según fuentes policiales.
Los arrestados tenían activa una página web en la que ofrecían estos animales de compañía, pero también usaban plataformas de compra y venta de artículos por internet. Los investigadores no entran en detalles sobre las características de las mascotas prometidas y por las que llegaron a desembolsar cantidades desorbitadas. Una de las razas de perros que más éxito cosechan son los chihuahuas (cuyos precios parten de los 800 euros en criaderos) y entre los felinos con más tirón en la red se encuentra el gato egipcio (sphynx), que no tiene pelo y ronda los 1.000 euros. “Intentaban acomodar su oferta al gusto general. Lo que buscan es el máximo número de víctimas. Es una pesca de arrastre”, resume el investigador consultado. “Más de 1.500 euros por un gato, independientemente de la raza, ya se consideraría una estafa”, aporta un criador consultado.
Una vez que estafadores lograban captar la atención de los clientes, les pedían seguir hablando a través de WhatsApp. Y ahí, en un entorno en el que era más difícil seguirles el rastro, comenzaban a gestionar los primeros pagos. “Siempre se comunican por escrito, no suelen grabar audios para no dejar rastro”, detalla el investigador. Se inventaban falsos pretextos para mantener viva la ilusión del comprador y seguir recibiendo dinero. Un día pueden ser las tasas de un vuelo, otro que el animal necesita un transportín o una jaula especial, al siguiente que han cambiado la regulación del país de origen y hace falta una nueva vacuna. La víctima que llegó a entregar los 60.000 euros contó a la Policía que había “perdido la cuenta” de lo que les había ingresado. Fueron los investigadores quienes sumaron los pagos hasta llegar a esta cuantiosa suma.
Los anuncios se mantenían activos durante un tiempo y cuando dejaban de funcionar, los iban modificando o buscaban nuevos canales. Los investigadores creen que el grupo del País Vasco llevaba unos dos años actuando. Los arrestados desempeñaban diferentes funciones, desde quienes hablaban con los supuestos compradores, hasta quienes ideaban los anuncios o los que aportaban sus identidades para que les hicieran llegar los pagos a cuentas a su nombre, y que se conocen como mulas. Una muestra de lo engrasado que tenían el sistema era que retiraban el dinero rápidamente en cuanto lo recibían, para que no se les pudiera seguir el rastro. Algunos de los detenidos tenían antecedentes por estafas similares y otros, por robos en viviendas o delitos relacionados. “Es un delito muy lucrativo y hemos detectado que algunos se están inclinando por él porque se exponen a una menor pena que con otros delitos contra la propiedad”, señalan fuentes policiales.
Desconfiar de lo barato
La denuncia de los afectados es clave para investigarlos. Los agentes aconsejan a los afectados que recopilen toda la información, incluidos pantallazos de las conversaciones con los estafadores, y que cuando vayan a presentar la denuncia tengan anotado un relato para que no se quede fuera ningún dato relevante. A quienes se plantean comprar una mascota a través de estos canales les piden que antes se informen de los precios habituales de las mascotas y que desconfíen si encuentran un anuncio excesivamente barato.
La Asociación Felina Española, que entre otros cometidos defiende los intereses de los criadores españoles, viene notando desde la pandemia un mayor interés por la adopción de gatos y también ha detectado la presencia de personas que se hacen pasar por criadores. “Siempre aconsejamos al consumidor que pida el pedigrí, porque es una garantía de que ese criador sigue una normativa, qué pregunten en qué asociación está el criador y llamar para comprobarlo”, explica Luis Calvo, su presidente. Calvo hace hincapié en que, en contra de la creencia de que es muy costoso, ronda los 15 euros. “Somos los mayores interesados en dar garantías”, añade. En la asociación han tratado con personas víctimas de estafas y han detectado el uso sin permiso de fotografías en redes sociales, especialmente fuera de España, anunciando la venta de ejemplares que les resultaban conocidos.
La organización de consumidores Facua recomienda la adopción de mascotas para no mercantilizar a los animales. Para los casos en los que se opta por la compra, recuerda algunas claves de la ley de bienestar animal, aprobada en 2023, como que solo se pueden adquirir a criadores registrados y autorizados o que en los anuncios de animales en internet debe incluirse de forma obligatoria el número de registro de criador o el núcleo zoológico del establecimiento de venta, así como el número de identificación del animal. Las plataformas de compra y venta, según esta norma legal, deben verificar la veracidad de los datos del vendedor.
Las estafas online suponen el 88% de toda la cibercriminalidad y casi el 17% de toda la delincuencia registrada en 2024, según la estadística del Ministerio del Interior. En estos casos se incluye una gran cantidad de casos, como las propuestas falsas de empleo, las estafas del amor o las del hijo en apuros, en la que el timador se hace pasar por un familiar cercano a la víctima para pedirle que ingrese dinero porque se encuentra en una situación de urgencia, o los usos fraudulentos de la plataforma de pagos Bizum, entre otras muchas.
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