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Arquitectura
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El arte ya no decora edificios

La inclusión de creaciones artísticas en construcciones singulares ha sido sustituida por gimnasios o ‘spas’

Escultura 'Calas Verdes', de Pablo Serrano, en el Edificio Madnum de Madrid.
Miguel Ángel García Vega

Antes el arte encendía la vida. Antonio Lamela replicaba en el patio de luces de la calle de O’Donnell, 34 —donde aún se conserva su primer estudio— la pintura abstracta de Piet Mondrian con teselas. Javier Sáenz de Oiza imaginaba en piedra, junto a su amigo el escultor Jorge Oteiza, la basílica de Aránzazu (Gipuzkoa). El mago del hormigón Fernando Higueras creaba trazo a trazo, con Eusebio Sempere, el Instituto del Patrimonio Cultural de España. Y Pablo Palazuelo y Francisco López colaboraban en la sede central de Bankinter y su peculiar revestimiento de pequeños ladrillos, resultado de una conversación entre Ramón Bescós y Rafael Moneo.

¿Entonces? Ahora que falta Mario Vargas Llosa… ¿En qué momento se jodió el Perú? “Que los arquitectos quisieran que el arte hiciera acto de presencia en Bankinter —como había sucedido en el pasado reciente— fue aceptado por Palazuelo al mostrar y aclarar con su obra [un fresco en el foyer de líneas finas sesgadas] cuál era la geometría que inspiraba el edificio”, reflexiona, 53 años después de su diseño, el arquitecto Rafael Moneo. Y los relieves de Francisco López fueron un guiño a la prosperidad simbólica de los naranjos que pedía el banco. La naturaleza entraba en una fachada abstracta.

Quizá porque la memoria aún se transmite de padres a hijos, Estudio Lamela ha colocado una escultura de Pablo Serrano en el último inmueble de oficinas de la inmobiliaria Colonial. Pervive algún remanso. El escultor y arquitecto Arturo Berned ha emplazado una de sus geometrías en el edificio de viviendas —proyecto del estudio Bueso-Inchausti & Rein— de la calle de Hermosilla, 47 de Madrid. “La arquitectura y la escultura comparten el mismo interés por el espacio, debería ser sencillo el diálogo entre ambas”, defiende.

Pero tienen sus riñas. El arquitecto vienés Adolf Loos publicó en 1913 una obra que no tomaba rehenes: Ornamento y delito.

“¿Nunca coloca obras de arte en la fachada de sus edificios?”. Esta es la recurrente pregunta que el arquitecto Alberto Campo Baeza suele escuchar bastantes veces. “No me resulta fácil responder a esa peliaguda cuestión”, explica, “aunque me tildan de arquitecto minimalista, lo cierto es que no lo soy. Es como si acusaran de minimalismo a la poesía por ser la parte de la literatura que menos palabras emplea”, se defiende. En 2011, Campo Baeza estuvo a punto de incorporar arte en unas oficinas para Benetton e incluso pensó en la pintora Soledad Sevilla para el Museo de Granada en 2009. Entonces, ¿sí o no? “La memoria, mecanismo eficaz donde los haya, a veces se alía con la historia y pasa lo que pasa”, admite. “El tiempo dirá”.

La frase queda suspendida sobre el aire del ático de Madrid donde diseña la casa-taller del escultor cubano Yoan Capote. “¿Ornamento es delito? Venga Dios y lo vea, como decía mi madre”. El arquitecto parece, al fin, exonerarlo.

Un amigo, Carlos Rubio, deja un instante la concepción del nuevo espacio del modista Felipe Varela, en la calle de Serrano de Madrid, por donde discurre el carísimo barrio capitalino de Salamanca, para levantar la vista del paralex. Un instrumento, sencillo, de dibujo, en el cual, sobre un tablero, giran dos cordones sobre dos ruedas. “En los años sesenta y setenta, los edificios singulares solían incorporar arte, hoy ha sido sustituido por eso que llaman amenities: gastroteca, piscina, coworking, gimnasio”, desgrana. “Es lo que exigen los promotores”, admite. El dinero acorrala al arte. Quizá sea ese el verdadero delito.

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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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