Tuta, el proyecto alemán que garantiza confidencialidad y planta cara a Google
Cuando Edward Snowden puso al mundo en alerta ante lo vulnerable de nuestra vida digital, la compañía ya operaba desde Hannover un servicio de ‘e-mail’ seguro. Hoy tiene 10 millones de usuarios y busca consolidar un modelo alternativo al omnipresente entorno Google


Un edificio en principio anodino a la orilla del río Ihme, muy cerca del centro de Hannover, alberga la que puede ser una de las empresas que más velan por la seguridad de las comunicaciones. Sus fundadores, Arne Möhle y Matthias Pfau, ambos de 42 años, se dieron cuenta en 2010 de que había una grave brecha de seguridad en los tradicionales servidores de e-mail. Tres años después, el mundo entero fue consciente de ello cuando Edward Snowden, antiguo trabajador de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés), dio a conocer el alcance de la red mundial de recopilación de datos de su país. Después de esa revelación, nadie pudo negar lo que ya muchos sabían: la privacidad de las comunicaciones era una quimera.
Cuando llegó esa revelación, Möhle y Pfau hacía ya dos años que habían fundado su empresa, Tutanota, una palabra que viene del latín y quiere decir “mensaje seguro”, toda una declaración de intenciones, y que hace dos años acortaron a solo Tuta. “Nos dimos cuenta de que era muy difícil comunicarse de forma confidencial”, explica Pfau en las oficinas de Tuta, donde nos recibe, sobre los orígenes de la empresa.

Enseguida percibieron cómo la vigilancia era cada vez mayor. En aquella época comenzaron a publicarse informaciones sobre cómo los correos electrónicos eran escaneados por los servicios secretos. “Pero entonces no se le prestaba mucha atención. Fue con Snowden cuando los medios de comunicación se centraron en ello. Sin embargo, ya era un problema creciente y se vigilaban millones de mensajes al año”.
Esta vigilancia masiva y, sobre todo, esta idea de facilitar una comunicación confidencial fue lo que llevó a dos amigos que habían estudiado juntos Informática en la Universidad de Hannover a reunirse de nuevo para desarrollar su idea en el centro de investigación L3S, en la misma universidad, donde estuvieron un año. “Queríamos crear una solución encriptada real de extremo a extremo para la comunicación después de ver lo complicado que era hacerlo”, comenta por su parte Möhle. “Como expertos en tecnología, ya sabíamos entonces que los correos electrónicos no eran seguros. Se parecen más a una postal que a una carta”.
Con ayuda de la beca alemana Exist para emprendedores fundaron su empresa en 2011. “Eso nos financió durante un año. Tuvimos la oportunidad de desarrollar el modelo de negocio y un prototipo”, explica Möhle. Después, se financiaron ellos mismos hasta que consiguieron inversores.
Esta apuesta por la seguridad los ha llevado a tener actualmente más de 10 millones de clientes en todo el mundo gracias al boca a boca. Clientes particulares, entre los que se encuentran muchos activistas, periodistas y entusiastas de la tecnología, así como pequeñas y medianas empresas. Europa es su mayor mercado, especialmente Alemania, seguido de Estados Unidos y Canadá. Como recuerdan sus creadores, en todos los países hay personas preocupadas, aunque puede ser que en Alemania, como reconocen, haya una especial sensibilidad por este tema debido al pasado de la Stasi, como se conocía a la policía secreta que vigilaba a los alemanes en la RDA.

Su cifrado completo, que impide que nadie pueda leer los datos, es su clave del éxito. “Ni siquiera nosotros podemos leer los datos de los usuarios que almacenamos. Y ese es un enfoque completamente diferente al de otros proveedores, para los que a menudo es importante saber cuáles son los intereses de sus usuarios, sobre todo, cuando se trata de publicar anuncios”, declara Möhle.
En concreto, cuentan con un cifrado basado en algoritmos que son seguros contra ordenadores cuánticos. “Somos la única empresa en el mundo que usa estos algoritmos”, señalan. “En los últimos años hemos visto que se siguen haciendo avances en el desarrollo de los ordenadores cuánticos y, en algún momento, serán tan potentes y avanzados que el cifrado que se utiliza hoy en día en la mayoría de los productos será relativamente fácil de descifrar. No sabemos cuándo pasará, pero sucederá. Y nuestro producto ya es inmune a ello”, detallan.
Las grandes tecnológicas recopilan muchos más datos ahora que hace años. “Le estoy dando una imagen completa de mi personalidad. Hace 20 años eso no era así, porque no se recibían tantos correos privados”, recuerda Pfau. “Cuando empezamos, mucha gente decía: ‘Yo no tengo nada que ocultar’. Ahora, aunque sigue habiendo algunos que piensan así, es cierto que hay mucha más gente que se preocupa por este tema, no solo por las revelaciones de Snowden, sino también por el comportamiento de las grandes empresas que manejan los datos. Hay muchísimas filtraciones”, comenta.
Además, la situación actual en Estados Unidos ha impulsado que muchas personas demanden soluciones europeas, porque los datos se almacenan en Europa y se garantiza la protección de datos europea, indican. Sin embargo, aunque esta tendencia se ha acelerado con Trump, es algo que empezó hace ya unos años. “Desde que la gente ganó consciencia de que no es bueno darles todos nuestros datos a estas grandes empresas cuyo modelo de negocio se basa en explotarlos”, concretan. De momento, Tuta ha notado un fuerte crecimiento de clientes, por ejemplo, en febrero de 2025 —tras la investidura de Trump—, tuvieron un 150% más de nuevos registros en cuentas de pago que en julio de 2024, y esta tendencia continúa.
Tras cuatro años de beneficios, Tuta ha logrado finalmente devolver todo el dinero a aquellos inversores que hace más de una década confiaron en la visión de sus fundadores. “Ahora somos completamente independientes”, señala Pfau sobre un largo recorrido desde que en 2014 lanzaran su primera versión de su correo electrónico. “Para nosotros era importante, porque no queríamos llegar a una situación en la que se vendieran participaciones a otras empresas que pudieran cuestionar nuestros principios, por ejemplo, en materia de seguridad de datos”. Querían evitar cosas como que los obligaran a hacer publicidad, para lo que habrían tenido que escanear los correos como hace, por ejemplo, Google en Gmail con el fin de personalizar los anuncios. “Nuestro objetivo es proteger la privacidad de los usuarios, por lo que era importante mantener el control total”, agrega sobre Tuta, que se financia exclusivamente con el dinero de sus clientes en el modelo conocido como Freemium, donde hay un producto básico gratuito y a la vez se ofrecen funciones avanzadas de pago, como un mayor almacenamiento, que empiezan desde los tres euros al mes.
Con este sistema de negocio financian todo, incluida la infraestructura, que también les pertenece. Todo ello en suelo alemán para regirse por las estrictas leyes europeas de protección de datos. “No utilizamos los servicios de las grandes tecnológicas, sino que contamos con nuestro propio hardware para poder proteger los datos al máximo”, dice Pfau.
Möhle y Pfau son los únicos propietarios de una empresa que actualmente cuenta con 38 trabajadores. “El dinero que ingresamos de nuestros usuarios lo invertimos siempre en seguir creciendo”, detalla Pfau sin querer entrar a hablar de su facturación o beneficios exactos.
En sus oficinas llenas de enormes plantas y desde las que se puede contemplar el río entre frondosos árboles y la cúpula del Ayuntamiento de la ciudad a lo lejos, trabajan personas de países tan diversos como Nepal o Ucrania en un entorno internacional donde el inglés es el idioma de trabajo. Casi todos sus empleados van en bici a la oficina, algo muy habitual en Alemania, y la dejan en una sala donde también hay una mesa de headis, como se conoce al peculiar deporte que se juega en una especie de mesa de pimpón, pero que en lugar de palas se usa la cabeza. Möhle y Pfau descubrieron este deporte en un evento en 2011 y años después decidieron incorporarlo a sus instalaciones.
El ambiente relajado se respira en las oficinas de una empresa que tiene a Tuta Mail como su producto más exitoso, seguido de Tuta Calendar y al que esperan agregar en breve Tuta Drive, un almacenamiento en la nube cifrado, todo ello en open source (código abierto), que en su opinión es la mejor receta para evitar una puerta trasera de acceso. “Todo el código fuente del cliente está publicado, de modo que se puede comprobar si hay alguna puerta trasera. Es transparente y se pueden detectar inmediatamente los puntos débiles”, explica Möhle.
Esto también los ha llevado a oponerse a los planes de la UE para mejorar la seguridad interior con su estrategia ProtectEU, que incluye la idea de permitir a las fuerzas del orden acceder a los datos cifrados. Como alerta Pfau, “siempre ha habido un esfuerzo por parte de las autoridades para conseguir una puerta trasera que les permita escuchar todo. Pero en cuanto se instala una puerta trasera, también la pueden utilizar otras personas”.
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