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Canadá apuesta por los hidrocarburos

El primer ministro, Mark Carney, desea convertir el país en una “superpotencia energética” en tiempos de guerra comercial con EE UU

Pozos petrolíferos en Alberta, Canadá, el 22 de mayo de 2025.
Jaime Porras Ferreyra

Los liberales de Mark Carney se impusieron en las elecciones canadienses del 28 de abril gracias a dos promesas: plantar cara a los embates de Donald Trump y apuntalar la economía del país. Reducir considerablemente la dependencia hacia el mercado estadounidense y mejorar las condiciones para la industria nacional son los ejes primordiales del plan liberal. El Gobierno ha eliminado casi todas las barreras comerciales interprovinciales y ha subrayado que Canadá cuenta con 15 acuerdos de libre comercio con 50 países, además de poner en marcha diversos apoyos para las empresas. Sin embargo, la estrategia contempla al sector energético como la gran palanca de cambio, a través de un espaldarazo que no ha recibido en lustros.

“Es hora de convertir a Canadá en una superpotencia energética, tanto en energías limpias como convencionales”, afirmó Mark Carney en su discurso de victoria electoral. Carney ha señalado que su Gobierno seguirá apoyando los proyectos verdes (eólicas, generación solar, hidroeléctricas), pero también ha tendido la mano a las firmas de hidrocarburos. Se trata de un cambio de tono significativo, ya que durante los años de Justin Trudeau en el poder, la discusión sobre estos proyectos estuvo enfocada principalmente en reglas medioambientales y consultas con comunidades indígenas.

Canadá es el cuarto productor mundial de petróleo y el quinto de gas natural licuado. Sin embargo, el 80% de la producción petrolera se envía a Estados Unidos y casi el 100% de las exportaciones de gas tienen el mismo destino. El objetivo, por lo tanto, es buscar otros mercados. Varios analistas han coincidido en que, pese a que la demanda de hidrocarburos disminuirá en las próximas décadas, hay una tarta demasiado suculenta que interesa a Canadá mientras esto no ocurra.

A finales de junio, los liberales lograron la aprobación de la iniciativa de ley C-5 para acelerar la construcción de grandes obras de infraestructura consideradas de interés nacional. El documento incluye, entre otros puntos, procesos de evaluación medioambiental y consultas con comunidades más rápidos. Los hidrocarburos figuran en este plan. A su vez, Carney se reunió con dirigentes de compañías del sector el pasado 1 de junio. “Nuestro país vive un momento crítico. La necesidad de hacer de Canadá una superpotencia energética integral nunca ha sido más crucial”, señaló en el encuentro. Los líderes empresariales agradecieron el interés de Carney, aunque subrayaron que requieren de más acciones concretas. Uno de los puntos que pusieron sobre la mesa es reducir los topes de emisiones de carbono de estas industrias. La actitud del primer ministro es vista con buenos ojos sobre todo en Alberta, la mayor provincia productora de petróleo, donde incluso han sonado discursos relacionados con la separación de la federación canadiense.

Proyectos

Una veintena de proyectos de gas natural licuado han sido propuestos en el país en los últimos 15 años, pero no se han concretado, a excepción del que está ubicado en Kitimat (Columbia Británica), que comenzó a operar hace unas semanas. En este ambiente de nuevas relaciones con Ottawa, seis proyectos podrían acelerar su construcción y puesta en marcha, con una inversión que rondaría los 109.000 millones de dólares canadienses (unos 68.000 millones de euros). En el caso de los oleoductos, la esperanza por parte del sector petrolero también ha resurgido a raíz de la estrategia del primer ministro. Carney declaró el pasado 6 de julio al diario Calgary Herald que es “muy probable” que una nueva línea que comunique a Alberta con las costas de Columbia Británica sea incluida en la lista de proyectos considerados de importancia nacional.

Carney ha subrayado que, pese a las modificaciones en la ley, las consultas con las comunidades indígenas y las consideraciones medioambientales seguirán teniendo peso. El primer ministro ha remarcado que busca conciliar cuidado medioambiental y desarrollo económico. ¿Será capaz el exgobernador del Banco Central de lograr la cuadratura del círculo?

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Sobre la firma

Jaime Porras Ferreyra
Es periodista y colaborador de EL PAÍS en Montreal (Canadá).
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