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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La hora de la verdad para inversores y emisores

El auge del movimiento anti-woke ha obligado a muchos actores a plantearse sus políticas de sostenibilidad

NEGOCIOS 10/08/2025

Durante los últimos años, la relación entre las sociedades cotizadas y sus accionistas ha evolucionado hacia una mayor implicación de estos últimos. Sin embargo, el auge del movimiento anti-woke, especialmente en EE UU tras el regreso de Donald Trump a la presidencia, ha obligado a muchos actores a replantearse sus políticas de sostenibilidad. Mientras tanto, en Europa, el compromiso con estos temas sigue siendo firme, aunque la Comisión Europea ha iniciado una pausa regulatoria para evaluar su simplificación. En España, los inversores institucionales siguen desarrollando sus políticas de voto e implicación, presionando contra malas prácticas corporativas. A escala global, el compromiso con la sostenibilidad y la inversión responsable continúa su avance.

El inicio del ejercicio estuvo marcado por la elección de Trump, quien rápidamente emitió órdenes ejecutivas para prohibir los objetivos ESG y DEI en agencias federales, además de vigilar a los actores que los promueven. Esta ofensiva ha obligado a grandes gestoras como BlackRock, Vanguard, Fidelity o Goldman Sachs a redefinir sus estrategias, dejando de apoyar muchas propuestas sobre estos temas en las juntas generales.

Igualmente, muchas sociedades han reducido sus objetivos en sostenibilidad, como British Petroleum, Starbucks o Shell, y diversidad, incluyendo Accenture, Alphabet, Amazon, Ford, McDonald’s, Meta o Walmart. Apple fue una excepción notable al mantener su política DEI pese a la presión accionarial.

Incluso los proxy advisors de origen norteamericano, como ISS y Glass Lewis, han modificado sus políticas, eliminando los requisitos de diversidad y objetivos ESG en sus recomendaciones. Esto ha ocurrido en un contexto de creciente presión desde el entorno político y financiero estadounidense, con figuras como Elon Musk o Jamie Dimon criticando el poder e influencia de estos asesores sobre las gestoras, así como sus conflictos de intereses por sus servicios a emisores.

Sin embargo, en Europa, los inversores institucionales, junto a bancos, aseguradoras, empresas y asesores de voto, como Minerva, Ethos, Frontis o Corporance, han mantenido sus compromisos de sostenibilidad sin ceder a estas presiones. Por otra parte, Bruselas ha iniciado un replanteamiento regulatorio vinculado al debate sobre la competitividad. Los informes de Enrico Letta y Mario Draghi han señalado la vulnerabilidad de la UE ante los cambios globales, pero también las oportunidades en innovación, descarbonización, seguridad o independencia estratégica en sectores clave como la energía, la defensa o la tecnología.

En este contexto, la Comisión presentó la llamada Directiva Ómnibus, que busca simplificar y reducir las obligaciones de información de varias normativas. Esta iniciativa pretende liberar recursos en las compañías para que inviertan en crecimiento, innovación y empleo a largo plazo. En el Reino Unido, el Gobierno decidió no avanzar con su UK Green Taxonomy. En EE UU, la SEC ha relajado los requisitos de información en sostenibilidad, aunque algunos Estados como Nueva York o California han mantenido sus exigencias.

En España, la actividad de implicación de los accionistas continúa desde la transposición de la Directiva 2017/828 en 2021 y la publicación del Código de buenas prácticas para inversores de la CNMV en 2023. Cada vez más inversores se suman al diálogo con las sociedades, abordando temas variados mediante el ejercicio del voto y otras formas de implicación, con especial protagonismo de los fondos de pensiones de empleo.

Junto con cuestiones tradicionales como remuneraciones, consejo, o derechos de los accionistas, se observa una creciente atención hacia asuntos como geopolítica y defensa, derechos humanos y laborales, diversidad, arquitectura y urbanismo, o transparencia fiscal. En conclusión, el diálogo entre accionistas y emisores no solo se mantiene, sino que crece en intensidad y variedad temática. El debate sobre la simplificación normativa y la competitividad está redefiniendo el compromiso con la sostenibilidad, que sigue siendo un reto a largo plazo.

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