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Fondos cotizados: la nueva cara del dinero en el mundo

El volumen de dinero invertido en ETF crece un 14,5% en el primer semestre y ya suma casi 17 billones de dólares

Un operador de la Bolsa de Nueva York observa las cotizaciones del mercado, el pasado 30 de junio.

Hace apenas una década los fondos cotizados o ETF (Exchange Traded Funds) eran para muchos inversores, especialmente los europeos, un producto financiero reservado a profesionales sofisticados que buscaban replicar índices bursátiles de forma barata. Ciertamente nacieron ligados a la gestión pasiva pero cada vez son más polifacéticos -ofrecen exposición a cualquier activo, desde grandes compañías cotizadas hasta el oro, los bonos o las criptomonedas- y son capaces de cubrir desde estrategias activas hasta planes de ahorro sistemático.

El volumen que gestionan es revelador. Según la consultora ETFGI, los activos invertidos en la industria global de ETF alcanzaron un nuevo máximo histórico de 16,99 billones de dólares a finales de junio, con un crecimiento del 14,5% en los seis primeros meses de 2025 respecto a finales de 2024, lo que supone unas entradas netas de cerca de 900.000 millones de dólares. Junio de 2025 ha marcado el 73º mes consecutivo de entradas netas en los ETF a nivel mundial.

Pablo Bernal, consejero delegado de Vanguard en España, explica que esta expansión responde a su capacidad para adaptarse a las nuevas demandas del mercado: “Los ETF ofrecen liquidez, transparencia y costes muy competitivos, y esto ha facilitado su entrada en las carteras tanto de inversores institucionales como de minoristas. Ahora, además, estamos viendo cómo se abren paso en áreas que antes parecían ajenas a este producto, como la gestión activa o el ahorro sistemático”.

César Muro, responsable de ventas en gestión pasiva para España y Portugal de DWS (Xtrackers), apunta a la lógica de esta evolución: “El espacio de la gestión indexada está muy cubierto. El inversor busca ahora fórmulas que le permitan capturar más valor en mercados concretos, pero con las ventajas del ETF: liquidez, transparencia y costes ajustados. Eso explica el auge de las estrategias llamadas equity enhanced, que buscan maximizar el rendimiento de una inversión en acciones”.

Entrada de inversores minoristas

Más allá de las estrategias profesionales, el crecimiento del ETF también se explica por su penetración en el ahorro sistemático minorista, especialmente en mercados como Alemania, donde los Savings Plans basados en ETF han multiplicado por diez su volumen en apenas seis años. Esta modalidad, basada en aportaciones periódicas de pequeñas cantidades, está atrayendo a perfiles que buscan una forma sencilla y diversificada de invertir a largo plazo, sin necesidad de conocimientos avanzados. Bernal, de Vanguard, destaca que “son soluciones pensadas para facilitar el acceso a la inversión global sin complicaciones, lo que encaja muy bien con este perfil de ahorrador”.

Uno de los argumentos que más ha reforzado la posición de los ETF en la última década ha sido, según explican los expertos, su buen comportamiento en escenarios de alta volatilidad. Desde la crisis financiera hasta la pandemia, pasando por tensiones geopolíticas o cambios bruscos en las políticas monetarias, los ETF han demostrado mantener su liquidez y transparencia, aspectos que en otros productos pueden verse comprometidos.

“En momentos de volatilidad de mercado, el ETF ha ofrecido visibilidad y acceso inmediato al inversor, mientras que, en otros activos como la renta fija en directo, la información no siempre es tan transparente por la naturaleza OTC (mercados extrabursátiles) de la clase de activo”, señala Silvia Senra, del equipo de Ventas de BlackRock en Iberia. En renta fija, precisamente, los ETF se han convertido en una referencia para obtener precios y exposición en mercados tradicionalmente más opacos.

La transparencia diaria de su composición —disponible en la web y actualizada en tiempo real— es otra de sus fortalezas. Frente a otros vehículos donde la cartera puede conocerse con semanas de retraso, el ETF ofrece claridad, lo que refuerza la confianza del inversor en momentos de incertidumbre.

El auge de los ETF no puede tampoco entenderse sin ser consciente del amplio cambio cultural que se está produciendo en la forma de invertir. Plataformas digitales, menores comisiones y una mayor accesibilidad han facilitado que perfiles que antes se mantenían alejados de los mercados ahora se incorporen como inversores activos. “Muchos pequeños ahorradores están dando el paso gracias a la simplicidad, transparencia y al coste reducido del ETF”, explica Senra.

Una vez más, hablar de los costes ajustados de los ETF es una de las explicaciones más comentadas para justificar su auge. En este sentido, el inversor debe tener presente que efectivamente, en sí mismo, el ETF incorpora comisiones de gestión (TER), que pueden situarse entre 0,05 y hasta 0,95% anual según qué se compre. Hay también, sin embargo, que tener en cuenta que se pueden tener que afrontar otros gastos como el spread (diferencia entre el precio de compra (ask) y el precio de venta (bid) del ETF), las comisiones de intermediación (broker) o gastos derivados del ajuste de la cartera por cambios en el índice de referencia.

Las diferencias entre Europa y Estados Unidos persisten. En EE UU, los ETF de gestión activa representan el 8% del volumen total de los activos en ETF; en Europa, apenas el 3%. Pero el camino parece marcado. “Las palancas de crecimiento son distintas -eficiencia fiscal en EEUU, mentalidad del ahorrador en Europa- pero la dirección es la misma”, concluye Senra. Al respecto de la tributación, hay que recordar que en España los ETF siguen arrastrando un inconveniente respecto a los fondos tradicionales: no permiten diferir impuestos en los traspasos. “Es un factor a tener en cuenta, pero pierde peso cuando hablamos de estrategias a largo plazo y con aportaciones periódicas. Ahí lo que importa es la sencillez y el coste”, matiza Bernal, de Vanguard.

Pese al crecimiento sostenido y a las cifras récord, los expertos coinciden en enfriar cualquier discurso alarmista sobre una burbuja. “El crecimiento es consecuencia de que el producto responde a una necesidad real, no a una moda especulativa”, subraya Bernal. Eso sí, recuerdan que los riesgos están ligados al subyacente: no es lo mismo invertir en renta variable global que en criptomonedas o en deuda emergente. El vehículo es neutro; lo relevante es el activo que contiene.

En Europa, la regulación UCITS ofrece un marco sólido que protege al inversor y refuerza la solidez del mercado. “La estructura es robusta y está muy bien supervisada”, destaca Muro.

El futuro del ETF no apunta a disrupciones espectaculares, sino a una consolidación progresiva en su papel como herramienta básica para todo tipo de inversores. Más competencia, más oferta, más inversores informados. “No es un producto milagroso, pero ha demostrado ser útil. Por eso crece”, concluye Muro.

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