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Electricistas y fontaneros: viejos oficios, nuevas oportunidades

Expertos e informes coinciden en la necesidad de los oficios artesanales, que siguen siendo una de las principales fuentes de vacantes laborales en España

Ni la empresa tecnológicamente más avanzada del mundo podría prescindir de la necesidad de llamar a un fontanero cuando se produce una avería. Pero mientras la inteligencia artificial florece a una velocidad inusitada, algunos oficios tradicionales languidecen. Lo ha detectado Jensen Huang, consejero delegado de Nvidia, quien desde hace meses no deja de aludir en sus declaraciones públicas a la necesidad de contar con más carpinteros, electricistas y fontaneros para construir las factorías y centros de datos que prometen los billonarios planes inversores de la compañía de chips. “El segmento artesanal cualificado va a vivir un bum”, ha vaticinado. Pero de momento reina la carencia. Informes como el de Tendencias del Mercado de Trabajo en España, elaborado por el Servicio Público de Empleo, señalan estas profesiones como una de las grandes fuentes de puestos vacantes. Hugo Wu, de 19 años, estudia un grado medio de técnico en instalaciones eléctricas y automáticas en el instituto público La Poveda de Arganda del Rey (Madrid) y no sabe quién es Huang. Ni siquiera le suena mucho Nvidia. Pero muestra una seguridad absoluta al hablar sobre su futuro: “Sé que tendré mucho trabajo”.

Wu reconoce con cierta timidez que seguir el camino de la educación secundaria y el bachillerato no era lo suyo y descarta ir a la universidad. Señala que prefiere hacer “cosas manuales, que son más útiles” y cree que la educación postobligatoria “es muy teórica, para trabajar no sirve”. Por eso decidió formarse para ser técnico electricista. Este camino de optar por la Formación Profesional (FP) lo siguen cada vez más personas en España. En el curso 2024/2025, 1.188.901 estudiantes se decantaron por un grado medio o un grado superior, un 32,6% más que hace cinco años, mientras que 704.256 decidieron estudiar el bachillerato, según datos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.

Uno de los profesores de La Poveda es César Conde (55 años), quien destaca que los trabajos técnicos tienen presente y futuro. Asegura que “es raro el día” que no reciben “una, dos o tres llamadas” de empresas preguntando si hay alumnos disponibles para trabajar de todas las especialidades de FP que imparten; y junto con el grado que estudia Wu, pone el foco también en la fontanería. Afirma que la bolsa de trabajo que tienen “está vacía” porque o bien los estudiantes que han acabado ya están trabajando o bien siguen formándose y todavía no pueden entrar al mercado laboral.

Wu, siguiendo el consejo de su profesor, prefiere continuar su formación y hacer un grado superior de automatización industrial y robótica porque cree que le dará un mejor futuro laboral. Conde, que lleva 34 años ejerciendo como profesor, cree seguir el camino de la FP todavía está mal visto por la sociedad, aunque ya se les “ve con otros ojos”. En el caso concreto de los electricistas reconoce con cierto pesar que sigue existiendo el “estigma de que un electricista se dedica a poner cuatro bombillas”. En realidad, agrega, hay muchas más salidas como “automatismos industriales, energías renovables, instalaciones domóticas o telecomunicaciones”.

Claves en la construcción

La necesidad de estos profesionales abarca muchos campos, algunos tan sensibles como el de la edificación de casas, dada la crisis de acceso a la vivienda que atraviesan casi todas las economías avanzadas. Según los datos del Informe sobre el sector de la construcción, publicado el pasado mayo por la Fundación Laboral de la Construcción, el número de empleos vacantes en este sector casi se ha duplicado, con un crecimiento del 89,6%. Concretamente, las profesiones más demandadas son los instaladores electricistas para edificios y viviendas, tal y como señala el catálogo de ocupaciones de difícil cobertura del tercer trimestre de 2025, elaborado por el Servicio Público Estatal de Empleo.

La demanda creciente de profesionales técnicos en la construcción también la confirma Elena Gallego, profesora de la Universidad Complutense especializada en Economía Laboral, que la considera “acuciante”. Coincide con el máximo directivo de Nvidia, que estos oficios “están blindados de momento” porque son trabajos que “no son fácilmente sustituibles”. El presidente de la patronal Confederación Nacional de la Construcción, Pedro Fernández, que también pone el foco en el déficit de electricistas, fontaneros y albañiles, sostiene que se necesitarán al menos 700.000 nuevos trabajadores solo para cumplir con los objetivos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia en materia de vivienda.

Esta falta de profesionales genera que las perspectivas de trabajo en este sector sean muy positivas, según Fernández. Prevé que para 2030 el sector podría ofrecer más de 160.000 empleos y defiende que “quien entra en la construcción, se queda”. Gallego contrapone que es necesario mejorar la calidad del trabajo. Defiende que las empresas que se dedican a la construcción “deben mejorar las condiciones que ofrecen a sus empleados”. Una opinión que comparte Daniel Barragán, secretario general de Hábitat de CC OO, quien exige “reforzar las condiciones de seguridad no solo de electricistas y fontaneros, sino de todos los trabajadores de la construcción”.

Tanto en la patronal como en CC OO están de acuerdo en que se debe mejorar la formación de los trabajadores. Fernández pide específicamente “recuperar la figura del aprendiz entre los 16 y los 18 años”, de manera que “los alumnos puedan realizar prácticas con los profesionales y hacer más ágil” la FP para que se impulse “la incorporación casi instantánea de los alumnos a los trabajos más urgentes y prioritarios”. Respecto a las condiciones salariales, Fernández defiende que “se crea empleo de calidad, mayoritariamente contratos indefinidos y con un salario por encima de la media de otros sectores de la economía”, mientras que el representante sindical ve margen para “mejoras económicas y sociales” en estos puestos.

Ajeno de momento a las vicisitudes del mercado laboral, Wu asegura que no escogió formarse como electricista por las buenas perspectivas de empleo, sino que simplemente le gustaba. Pero desde que empezó a estudiar se dio cuenta de que hay empresas que le quieren contratar. Por eso defiende la decisión que tomó y la aconseja a todo aquel que dude entre hacer una FP o estudiar bachillerato: “Lo mejor es la formación profesional, es mucho más satisfactorio”, zanja.

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