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BBVA revisa al alza los riesgos de la opa tras la venta de TSB y no descarta renunciar al Sabadell

La entidad que comanda Carlos Torres admite el daño reputacional que supondría recibir un revés en su ofensiva

Carlos Torres, presidente del BBVA durante la última presentación de resultados.
Marc Rovira

El BBVA ha respondido este jueves a la aprobación por parte del Banco Sabadell de la venta su filial británica TSB y el reparto de un megadividendo de 2.500 millones de euros a sus accionistas. La entidad se aferra a la voluntad de seguir adelante con la opa, pero sin el negocio británico el panorama ha cambiado. La pieza de caza se ha hecho más pequeña. Un sinsabor para el BBVA, tras las conocidas restricciones impuestas por el Gobierno que le impedirían tener libertad plena de gestión en el Sabadell por lo menos durante un periodo de tres años, ampliable hasta cinco.

En la información remitida este jueves a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el banco que preside Carlos Torres asegura estar “revisando las sinergias de costes operativos y de financiación”. En el caso de que la opa prosperase y la oferta se liquidase, “BBVA no puede asegurar que se alcancen algunos o todos los beneficios esperados con la operación, incluidos la reducción de costes y las sinergias de financiación”. Las sinergias, o el impacto contable positivo que supuestamente implica la absorción del Sabadell, se calculó en su día en 850 millones de euros. La dirección del Sabadell considera que la cifra siempre ha sido demasiado optimista.

En este sentido, la entidad que preside Carlos Torres reitera la posibilidad de dar marcha atrás con la opa y retirar la oferta tras los acuerdos adoptados este miércoles por los accionistas del Sabadell en la junta extraordinaria. La entidad, “con la conformidad de la CNMV, podrá desistir de la oferta o mantenerla”, expone.

En su escrito, BBVA admite que en todo el proceso de opa, que ya va por los 15 meses de duración, han aflorado impactos negativos. Los más punzantes son aquellos derivados de la condición impuesta por el Gobierno de mantener una gestión independiente de las dos entidades.

En el documento remitido a la CNMV, el BBVA señala que mantiene interés en la operación y dice tener intención “tan pronto como sea posible” de promover la fusión, a pesar de que la condición impuesta por el Consejo de Ministros retrasaría la implementación de las sinergias derivadas.

¿Y si se da el caso que la fusión no se llega a autorizar? El BBVA también prevé ese escenario poco halagüeño: “En el caso de que la fusión no se completara por cualquier motivo, podría dar lugar a la imposibilidad de materializar gran parte de los beneficios esperados de la oferta, incluidos los ahorros de costes y otras eficiencias operativas”.

En su posición de defensa, el Sabadell ha repetido que la opa carece de sentido y que los dos bancos maximizan su valor operando por separado. El BBVA rebate el argumento y subraya que “la toma de control de Banco Sabadell y su integración en el Grupo BBVA crea valor para los accionistas de ambas entidades”.

En su evaluación de daños, el BBVA presagia los efectos negativos que tendría recibir un revés en la operación: “La imposibilidad de liquidar la oferta podría afectar de forma negativa a la reputación de BBVA y generar reacciones adversas en inversores y clientes, así como afectar negativamente a la relación de BBVA con sus empleados y sus clientes”.

El Banco Sabadell aprobó este miércoles en junta extraordinaria, por una aplastante mayoría del 99,6% de los votos, la venta de la filial británica TSB al Banco Santander. Del mismo modo, validaba el reparto de hasta 2.500 millones a los accionistas gracias a esa entrada de efectivo desde Reino Unido. “Es una operación muy buena para el banco y para los accionistas”, subrayó el consejero delegado del Sabadell, César González-Bueno. Desde luego, el movimiento complica la oferta de BBVA, al punto de que el mercado espera una mejora de la misma a la que el banco se ha negado en todo momento.

En la última presentación de resultados, el consejero delegado del banco, Onur Genç, descartaba esa posibilidad, así como a rebajar el umbral de aceptación, es decir, la condición en el número mínimo de acciones que deben acudir a la opa para que la operación salga adelante. “La oferta es la oferta. Lo hemos dicho múltiples veces”, zanjó, dejando claro que, en este punto, “no hay garantía de nada”.

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Sobre la firma

Marc Rovira
Corresponsal económico de EL PAÍS en Cataluña, encargado de seguir la información relacionada con la actualidad empresarial y política. Licenciado en Derecho, durante una etapa en la prensa local trabajó en Girona y en Tarragona. Ya en EL PAÍS, tuvo un paso por la sección de Deportes, cubriendo el Mundial de MotoGP. Colaborador en la SER y en TV3.
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