Ir al contenido
_
_
_
_

La eclosión de chiringuitos financieros desata el temor de las autoridades

Estos fraudes se multiplican por ocho en seis años. La CNMV pasa de 63 advertencias en 2018 por estos fraudes a 522 el año pasado

Un joven con un teléfono móvil.

Si cree leer en este periódico una noticia en la que el exfutbolista del FC Barcelona y de la selección española Carles Puyol explica cómo ganar 128.000 euros con un algoritmo financiero, está siendo víctima de un engaño. Ni es este periódico ni existe ese chollo financiero. Si le invitan a un chat de la aplicación Telegram o es añadido a un grupo de Whatsapp en el que el empresario Amancio Ortega o el presentador David Broncano le recomiendan en un video invertir, desconfíe. También es un fraude. Se trata de modernas versiones de una actividad delictiva, la de prometer altas rentabilidades y desaparecer con el dinero, que a lo largo del tiempo ha recibido distintos nombres: timo de la estampita, tocomocho, estafa piramidal y, más recientemente, chiringuito financiero. Hoy esta última modalidad crece sin freno gracias a la tecnología, pero también a la penetración cada vez mayor de lo digital en la vida de los ciudadanos.

Una cifra lo pone de manifiesto: en los últimos seis años se han multiplicado por ocho los casos detectados. “El aumento es exponencial. De 63 advertencias sobre posibles chiringuitos financieros en 2018 pasamos a 522 en 2024”, explica Regina Rodríguez Pomar, directora de Protección del Inversor en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), supervisor de los mercados financieros. La denominación de chiringuito financiero nace en los años 80, cuando esta picaresca se cocía en lujosas oficinas en los distritos financieros de las ciudades que de un día para otro desaparecían junto a los ahorros de los incautos. Después llegó la época de los call center fraudulentos en cualquier punto de la ciudad. Hoy Internet abarata esta actividad ilegal, amplía el espectro de víctimas a casi la totalidad de la población y complica su persecución. Y así, en una época donde todos creemos estar conectados e informados, se dispara el engaño más simple de todos y sobre el que ya alertaba el refranero español: ofrecer duros a pesetas.

En su despacho del Complejo Policial de Canillas, en Madrid, el inspector jefe Miguel Ángel Sánchez, responsable de la Sección de Fraude Financiero de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) enuncia el nombre de una larga retahíla de operaciones contra este fraude en las que su equipo ha participado en los últimos años: Coraza, Keops, Bonanza, Stoner.... “El crecimiento ha sido brutal desde la pandemia, cuando todos empezamos a hacer muchas más gestiones a través de internet”, señala. Un escenario que los delincuentes implicados han explotado “porque aún hay mucha gente que no tiene una cultura digital sólida”.

Además, alerta sobre lo que puede estar por venir por la extensión del uso de la Inteligencia Artificial, que, en opinión de este mando policial, abre un escenario de doble filo: “Puede facilitarnos las investigaciones, pero también favorecer los engaños”. No es el único obstáculo al que se enfrentan las fuerzas de seguridad. También lo es el lugar donde se asientan buena parte de los delincuentes que dirigen estas estafas: principalmente Israel, pero también Rusia y otros países del antiguo bloque del Este, con cuyas las autoridades la colaboración no siempre es fácil o posible.

El inspector jefe Sánchez no es el único que cita la pandemia y el confinamiento como el punto de inflexión de estos fraudes. “Antes, con un call center, estos grupos tenían que hacer 100, 200 o 300 llamadas con teleoperadores para captar a 10 personas. Ahora con internet, por una fracción de ese coste puedes llegar a decenas de miles o centenares de miles de usuarios. La captación se hace al por mayor, y esa ha sido la gran diferencia”, explican fuentes de la CNMV.

Jóvenes y redes sociales

Para el menudeo los estafadores buscan a víctimas jóvenes, captadas a través de cuentas de Instagram (los usuarios de TikTok son tan jóvenes que no tienen fondos) y que acuden a la llamada del dinero fácil y su icono, el Lambo (Lamborghini, un deportivo de muy alta gama) omnipresente en ciertos perfiles que sirven de gancho. “Se dirigen a gente muy, muy joven que se informa por redes sociales y ve un mundo de lujo y ganancias rápidas. En un entorno de frustración por los salarios, la posibilidad de ganar dinero aunque sea remota, les merece la pena”, indica Juan Carlos Gómez León, socio director de Gran Vía Advocats en Barcelona.

“Saben muy bien a quién se dirigen y cómo explotar las debilidades de cada uno”, corrobora Rodríguez Pomar. El efecto imitación, el efecto rebaño y el FOMO (fear of missing out, miedo a perderse algo) son las teclas que tocar entre los chicos. “Nadie quiere ser el único tonto que no gane dinero rápidamente; ya vimos cómo entregaban en masa sus datos biométricos”, comentan fuentes del supervisor. El responsable policial apunta en la misma dirección: “A la gente joven les embaucan con las criptomonedas. Los estafadores tienen mucha capacidad de manipulación psicológica. Juegan con las necesidades y, por qué no decirlo, la avaricia de las víctimas”, añade. No obstante, Gómez León matiza: “Los chiringuitos no engañan a todos todo el tiempo, hace falta un efecto llamada; alguien tiene que ganar dinero. No siempre todos son estafados, los que entran en la fase preliminar y salen pronto pueden hacer dinero”.

Estas estafas a pequeña escala suponen buena parte del crecimiento explosivo de esta ciberdelincuencia. Pero no es la única veta, ni la más jugosa, pues el poder adquisitivo de los jóvenes es limitado. Para acceder a otro público solo hay que cambiar el reclamo (pueden ser acciones, oro, divisas, materias primas…) y la vía de entrada, que a veces es el boca a boca de un amigo o un familiar. La mayoría siguen siendo hombres. “Hay muchos de más de 55 años y jubilados, algunos de capa social baja. El perfil de las víctimas es más amplio de lo que se piensa”, añade el responsable policial, quien señala que algunos casos de víctimas con los que se ha encontrado “son sangrantes, que incluso han pedido créditos bancarios para invertir y quedan endeudados”.

Pone como ejemplo a una mujer mayor que invirtió más de 200.000 euros en el conglomerado financiero Herrero Brigantina, desmantelado entre 2023 y 2024 tras perpetrar un supuesto fraude de 70 millones de euros prometiendo rentabilidades de hasta un 50% en diez años con un seguro de vida cuya prima supuestamente se invertía en una cartera de fondos. Cuando los agentes acudieron a esta víctima para ofrecerle ejercer acciones como perjudicada, ella insistía en que seguía confiando en los implicados. “Al final se dio cuenta que había perdido el dinero y denunció”, recuerda el agente.

Nvidia o Tesla como gancho

Para acceder a personas de mediana edad, algunas con más preparación como abogados y otras profesionales liberales, los estafadores utilizan otra vía, los grupos de Telegram o Whastsapp. “Les atraen con jerga financiera, contando que son un exempleado de Goldman Sachs, o que son oportunidades únicas recomendadas por famosos. El gancho son acciones de empresas conocidas como Tesla o Nvidia y, sobre todo, tratarles como si fueran expertos, usando jerga financiera”, explican fuentes del mercado, que añade que “les hacen creer que tienen acceso a algo que los demás no conocen”. En estos casos los estafadores hacen un seguimiento más cercano de las víctimas (suelen disponer de un call center para contactar telefónicamente con ellos de forma periódica) y les ofrecen rentabilidades muy elevadas inicialmente, para luego captar cantidades superiores. Un trabajo más sofisticado y rentable.

El supuesto chiringuito financiero más célebre de los últimos años, Madeira Investment Club, que presuntamente financió la campaña del agitador ultra Luis Pérez, alias Alvise, a las últimas elecciones europeas, ofrecía una indistinguible mezcolanza de activos reales (yates, pisos, coches…) con criptoactivos, y dejó un agujero estimado de 600 millones. Con todo, esta estafa se salía de los cánones habituales, según fuentes de la lucha contra estas operaciones: iba acompañada de una narrativa política que no es la norma y duró más tiempo de lo acostumbrado. El inspector jefe de la UDEF también destaca el caso de Juicy Fields, una empresa que prometía a las víctimas beneficios de hasta el 65% con la inversión en cultivos de cáñamo medicinal en cualquier punto del planeta. El problema es que los campos que mostraba para atraer inversores no eran suyos. No tenía ninguno. Hubo 186.000 afectados en todo el mundo, muchos de ellos en España, y las estimaciones cifran en más de 600 millones de euros el dinero estafado.

Gómez León es el abogado de la acusación en el caso Biosca, un chiringuito financiero que ofrecía rentabilidades del 10% semanal (en términos TAE, eso supone un multiplicar una inversión por 142 veces en un año). “Algunos ganaron mucho al principio, y los demás vieron que se habían comprado un coche, que pasaban unas vacaciones de lujo… Así que fueron poniendo dinero hasta que un día la página web estaba caída”. Insiste en que la fidelización es clave: “La mayoría no aportaba una vez, sino varias”. Un detalle más: los escoltas de Biosca no recibían un salario; trabajaban a cambio de “inversiones” en la plataforma ilícita.

Este fraude movía más dinero de lo habitual (se cifra en más de 250 millones de euros según la Audiencia Nacional, aunque Gómez lo eleva a 1.000 millones teniendo en cuenta las promesas de rentabilidad) y tenía una cara visible, Javier Biosca. Sus clientes iban desde trabajadores que invertían 1.000 euros hasta empresarios o abogados con cantidades más altas y, también, personas con actividades ilegales que buscaban vías para blanquear dinero en efectivo. Biosca, detenido en 2021, se suicidó en 2022 al precipitarse desde el balcón de un hotel en Estepona (Málaga) acorralado por la Justicia y acosado por algunos de sus antiguos clientes.

Para captar el dinero, lo más habitual es que el chiringuito solicite transferencias bancarias, aunque en ocasiones, sobre todo para usuarios jóvenes, se puede ejecutar el desfalco por Bizum o, a la gente más mayor, con entregas en efectivo. Estos fondos comienzan entonces a circular de cuenta en cuenta hasta acabar en depósitos en Panamá, Isla de Man, Venezuela o los países bálticos ―donde es muy complicado trabajar para los investigadores― o se convierten en criptomonedas, mucho más difícil de rastrear. Los propios chiringuitos son conscientes de que, a medida que captan dinero, llaman la atención de las autoridades. Por eso siempre apremian a los inversores para que entreguen pronto los fondos y así poder desmantelar las sociedades pantalla utilizadas cuanto antes. En numerosas ocasiones, además, la misma trama que ha ejecutado la estafa vuelve a contactar con las víctimas, ofreciendo la recuperación de las deudas a cambio de un pago inicial. Un timo sobre otro timo.

Si la infraestructura está fuera de España, normalmente hay poco que hacer. “Son investigaciones muy largas y complejas, que requieren mucho esfuerzo y recursos”, señala el inspector jefe Sánchez, que admite que “al final el porcentaje de dinero que se logra recuperar suele ser bajo”. Las autoridades admiten que en la mayoría de las ocasiones lo mejor que puede hacerse es contener los daños. Es decir, que estos chiringuitos duren poco y estafen a poca gente. Para ello la clave es, por un lado, que los jueces que asumen los casos soliciten rápidamente el cierre de las páginas web que se usan como reclamo y, por otro, que las empresas tecnológicas colaboren.

La CNMV ya pactó con Google la prohibición de la publicidad no autorizada en el buscador. Pero el supervisor se ha topado con un muro en las redes sociales. “Con X [a quien la CNMV ha abierto expediente sancionador] ni siquiera hemos podido hablar, y Meta tampoco ha hecho nada. Hay páginas en Facebook que suplantan a la CNMV y siguen abiertas”, se lamentan fuentes cercanas al supervisor. Por ello, desde el supervisor se apuesta por una reglamentación europea. Las organizaciones europea e internacional de supervisores del mercado, ESMA e IOSCO, ya se han manifestado en este sentido.

Concienciación

Para el inspector jefe Sánchez la clave es la prevención y, sobre todo, la concienciación. “Lo mejor es dar visibilidad a lo que ocurre, también en colegios e institutos”, señala. Este mando policial indica algunos consejos que debe tener en cuenta cualquier persona antes de invertir. “Todos deberíamos disparar las alarmas si nos ofrecen ganancias por encima de la media y en muy poco tiempo. Si invierto 100 euros es imposible que pueda tener 1.000 en una semana”, recalca. También pide que, antes de poner dinero, se hagan algunas comprobaciones básicas, como chequear si la entidad está regulada, reclamarles que faciliten la autorización para gestionar fondos o, simplemente, consultar en foros de internet para ver si ha habido víctimas anteriores.

Rodríguez Pomar también apunta unos indicios para detectar el posible fraude antes de caer en él: “Suelen ser mensajes no solicitados que nos hablan de rendimientos exagerados, en poco tiempo y con estrategias siempre oscuras o complejas. Urgen con agresividad a hacer las inversiones rápidamente, sin tiempo que pensar, y como gancho usan palabrería técnica, acciones o activos reconocibles o personas famosas”. El principal consejo que se da desde la CNMV es invertir solo en entidades autorizadas y en productos que se entiendan. En su página web se pueden consultar las advertencias sobre entidades que no tienen permiso para captar dinero y que, según los indicios de la CNMV, lo están haciendo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_