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Estafas

Los ‘call centers’ de falsos brókeres reaparecen en España y estafan a centenares de personas: “El primer paso lo das tú, pero al momento te llaman y te lían”

Una red de falsas inversiones instalada en Barcelona y liderada por tres treintañeros estafa 10 millones a 300 personas

Uno de los 'call centers' registrados en Barcelona.
Rebeca Carranco

A Jesús no le avergüenza admitir que él solo se metió en la boca del lobo, pero una vez dentro le arrastraron hasta lo más profundo. Era la pandemia, pasaba por un momento de dificultades personales, y buscó la manera de invertir y ganar dinero. “Tienes tiempo libre, navegas por internet, ves una página, haces una primera aportación... Y lo pierdes todo en tres segundos”, explica, sobre como cayó en un entramado de falsas inversiones financieras. “Entonces te dicen que ha sido por cualquier error y ya te metes en esa dinámica”, detalla este hombre de 62 años, abogado, empresario, con un máster en economía. “El primer paso lo das tú, pero al momento te llaman y te lían”, resume sobre los cuatro años en los que se ha visto envuelto, de manera intermitente, en una estafa que le ha costado más de 600.000 euros. Los tres capitostes de la red de la que fue víctima están en prisión desde el pasado 11 de junio, en una operación en la que se detuvieron a 21 personas en total, por defraudar 10 millones a unas 300 víctimas.

Pero esta vez los call centers desde donde llamaban repetidamente a Jesús (“cinco o seis veces al día”) y al resto de víctimas no estaban en Europa del Este, o en un lugar remoto del sudeste asiático. En unas oficinas discretas en Sant Joan Despí, y en otro edificio de la calle de Rosselló de Barcelona, una quincena de trabajadores dedicaban todas sus habilidades para enredar y persuadir. “La falsa inversión financiera es el cuarto tipo de estafa más habitual, con unas 2.000 víctimas anuales” solo en Cataluña, lamenta el subinspector de los Mossos José Ángel Merino, que asegura que hacía 15 años que no veía call centers radicados en España. La misma extrañeza que le causa al investigador de la Guardia Civil Diego Mansergas, que en los ocho años que lleva en la unidad de delitos informáticos en Palma de Mallorca no había visto call centers asentados en España. Las víctimas de la red están repartidas por toda la península.

La operación se llevó a cabo el pasado 11 de junio, y dejó huella en el tranquilo vecindario de Sant Joan Despí, que vieron desembarcar a un montón de mossos, policias nacionales y guardias civiles. Desde hacía unos meses, se había instalado en la zona un peculiar inquilino con un tren de vida fuera de lo común, incluso para esa exclusiva área. “Pagaban entre 6.000 y 7.000 euros al mes de alquiler”, cuenta Merino a EL PAÍS, sobre el elevado tren de vida de los arrestados. El registro de los agentes pilló a los delincuentes por sorpresa. “No tuvieron tiempo de apretar el botón del pánico”, explica el subinspector, sobre un sistema para desconectar y borrar todos sus archivos si les descubrían.

Jesús acudió a los Mossos d’Esquadra a mediados del año pasado, cuando le contactó una expareja de los estafadores y se convenció definitivamente de que todo era un engaño. Antes ya se había visto inmerso en otro chiringuito financiero, a través de la web de la marca EverFX. Cuando el portal se cerró, después de otra investigación policial, el hombre continuó tratando con supuestos inversores, que primero a través de transferencias, y después mediante otros portales web siguieron engañándole. “Me dilapidé todos los ahorros”, lamenta este hombre, que confiesa haberlas pasado “canutillas”. “Les decían a las víctimas que instalasen un programa que simulaba beneficio”, añade el subinspector Merino, que asegura que las “gráficas eran manipuladas”. En total, a red creó 84 plataformas fraudulentas.

La organización además perpetraba una segunda fase en su engaño. “Cuando empiezan a pensar que era una estafa, otras personas del mismo grupo se hacían pasar por empresas que podían recuperar el dinero”, explica Merino. “El pseudoabogado recuperador de dinero, o ese especialista que supuestamente te hace una trazabilidad”, abunda el investigador de la guardia civil Diego Monsergas. “En cuanto perdías en una de sus webs, te decían que migraban a otra, y que el problema era del proveedor de servicios, y que enseguida ibas a recuperarlo todo”, relata Jesús sobre su experiencia. A él le llamaba siempre un falso bróker, un tal Sergio Conde. “Pero no tenía ningún rastro digital”, dice, sobre las sospechas que tuvo casi desde el principio. Los trabajadores de los call centers también fueron detenidos, y se encuentran en libertad con cargos. Chavales jóvenes a sueldo del entramado.

Las víctimas no responden a ningún perfil concreto. “Es heterogéneo, personas ligadas al mundo económico también han caído. Hay personas con formación académica, catedráticos, médicos... Personas que han perdido los ahorros de toda una vida”, lamenta el subinspector. Jesús lo llevó todo con discreción, y no le explicó a su familia lo que le ocurría. “Llega un punto que ves que es inacabable, y te preguntas qué me tendré que vender ahora para continuar en esta guerra. Hasta que dices, que estás haciendo atontado”, reflexiona en voz alta, sobre el momento que puso punto y final, en un proceso en el que lo más complicado es asumir la pérdida del dinero. “Pensé que iba a caer en una depresión de caballo, pero me he resistido”, explica.

Otra excepcionalidad es que los agentes han logrado recuperar 1,3 millones de la organización criminal. Unos 300.000 euros se hallaron en un monedero de criptomonedas, y el resto se encontró en cajas fuertes que la trama tenía a través de empresas especializadas o en sus casas, que en algunos casos tuvieron que abrir con radiales. “Logramos localizar las cajas de seguridad privadas”, celebra Merino, que añade que también en los domicilios hallaron pequeñas cantidades de dinero, así como relojes de lujo, joyas y la confiscación de siete vehículos de alta gama, uno de ellos valorado en más de 100.000 euros.

Aunque buena parte del dinero salía al extranjero, y se está aún pendiente de la investigación económica internacional. “Lo que está claro es que no se invertía en ningún sitio, iba directamente a sus cuentas. Se estaba financiando el tren de vida de unos ciberdelicuentes”, añade el guardia civil. Con el dinero que los investigadores han recuperado, algunas víctimas podrán recuperar parte de lo perdido. “El millón dará para resarcir a unas sí y seguramente a otras no. Ahora ya será en sede judicial donde se decida a quién destinarlo y cómo repartirlo”, concluye el investigador. Jesús tiene la esperanza de ser uno de los que recupere algo. A día de hoy le siguen llamando desde números desconocidos, quienes no duda que son estafadores.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.
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