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General Motors, Stellantis o Apple: los aranceles golpean a las grandes empresas y la factura llega ya a los 10.000 millones

La automoción, la industria siderúrgica y las farmacéuticas son los sectores más afectados tanto en EE UU como en Europa

Vista general de la planta de ensamblaje del grupo Stellantis, en Turín, Italia.
Pablo González

Los nuevos aranceles del 15% impuestos por Estados Unidos a la mayoría de los productos europeos a partir del 1 de agosto ya están afectando las previsiones de las grandes cotizadas a los dos lados del Atlántico. Aunque el gravamen es inferior al 25% inicialmente previsto, sectores como la automoción, la siderurgia o las farmacéuticas —con multinacionales como General Motors, ArcelorMittal o Merck— figuran entre las más expuestos con un impacto ya declarado que supera los 10.000 millones de euros. Así lo han ido reflejando numerosas compañías durante estas últimas semanas de presentación de resultados correspondientes al primer semestre de 2025, un periodo ya extenso para calibrar el impacto de la guerra comercial desatada desde la Casa Blanca.

La cifra quedará corta de aquí a final de año, ya que la mayoría de las compañías han admitido sentirse dañadas sin ofrecer aún una cuantificación precisa a la espera de que las reglas del juego se asienten en los próximos meses o se pueda medir con mayor precisión el golpe en sus cuentas financieras. Cualquier señal de debilidad se castiga con dureza en las cotizaciones bursátiles. Stellantis, Novo Nordisk (el creador de Ozempic) o la todopoderosa Apple sufren en Bolsa las consecuencias de sus previsiones a la baja.

El sector de la automoción ha sido el primero en encajar el golpe de la nueva política comercial estadounidense. General Motors cifró en 950 millones de euros (1.100 millones de dólares) el impacto de los aranceles en el segundo trimestre y prevé que la factura alcance 4.000 millones de euros en el conjunto del ejercicio, pese a que su consejera delegada, Mary Barra, haya anunciado medidas para relocalizar la producción.

Por su parte, la europea Stellantis (fabricante de marcas como Citroën, Opel, Peugeot o Fiat, y con fuerte presencia en Estados Unidos con Jeep o RAM) también confirmó un golpe de 1.500 millones de euros, de los cuales 300 millones ya se han asumido en el primer semestre, así como un margen operativo reducido al 0,7%, y señala que la caída se debe a otros factores como la menor demanda en Norteamérica y la retirada de modelos... si bien esto es igualmente consecuencia de la guerra comercial.

La sangría del motor europeo es generalizada. La alemana Mercedes-Benz y la británica Aston Martin también han visto caer sus beneficios más de un 30% este semestre y han revisado sus previsiones a la baja. La vulnerabilidad del sector automotriz se explica por su alta dependencia a las cadenas de suministro internacionales, especialmente en componentes electrónicos y baterías, que cruzan varias veces el Atlántico antes de ensamblarse, lo que multiplica el efecto de los aranceles.

Fuera del motor, Apple ha asumido un impacto arancelario acumulado de 1.600 millones de euros en los últimos dos trimestres, según estimaciones de su CEO, Tim Cook, aunque el sector tecnológico en su conjunto sigue menos expuesto que otros por su menor dependencia a componentes físicos sujetos a aranceles. El gigante tecnológico ha anunciado que reforzará su cadena de suministro y aumentará la producción en EE UU, mientras que relocalizará su producción en la India. A pesar de los efectos de los aranceles, Apple logró crecer un 9,2% interanual en beneficios.

La industria siderúrgica es otro flanco que anticipa los impactos con factura milmillonarias. ArcelorMittal ha cifrado en 1.200 millones de euros el efecto de los aranceles del 50% aplicados al acero europeo, mientras que el grupo español Tubos Reunidos anticipa 15 millones de euros de impacto en su resultado bruto de explotación (ebitda) y una caída de pedidos.

En el sector textil, Adidas advirtió en su presentación de resultados de que los aranceles podrían elevar sus costes hasta los 200 millones de euros en el año completo, mientras que Puma estima una caída de 80 millones en su margen bruto. Asimismo, fabricantes de electrodomésticos como Whirlpool vieron sus ventas caerse un 5,4 %. Sin embargo, la compañía destacó su ventaja competitiva al fabricar el 80% de sus productos en territorio estadounidense, lo que le permite amortiguar el impacto de los aranceles y preservar parte de su cuota de mercado frente a competidores más expuestos.

En empresas farmacéuticas, la digestión arancelaria está siendo complicada. La alemana Merck confirmó un impacto de 200 millones de dólares (180 millones de euros), mientras que la danesa Novo Nordisk recortó su guía anual por segunda vez, atribuyendo la revisión a la menor penetración de sus productos en EE UU y a la presión comercial, aunque sin cifrar el efecto arancelario. AstraZeneca, en cambio, se ha beneficiado de la exención arancelaria para medicamentos genéricos, lo que ha favorecido sus operaciones en EE UU.

La banca ha mostrado una menor sensibilidad a los aranceles, toda vez que opera con servicios en vez de productos físicos. El sector ha defendido en estos meses que la afectación de la guerra comercial le podría venir más por la contracción del consumo o la inflación que podrían provocar las hostilidades. HSBC ha mencionado por ejemplo “tensiones arancelarias”, pero sin atribuir la caída de sus beneficios (-30%) a factores internos. BBVA, por su parte, ha registrado resultados récord, con un beneficio al alza (+9% interanual) y no ha mencionado impactos directos por los aranceles en sus cuentas, pese a que México es uno de sus grandes mercados.

El sector de la aeronáutica, desde fabricantes a aerolíneas —con compañías como International Airlines (IAG) o Boeing—, también han presentado buenos resultados y superado expectativas. Esta última opera de hecho sin aranceles gracias al acuerdo comercial específico entre EE UU y la UE que excluye componentes aeronáuticos. El efecto Trump en el sector del turismo se está dejando notar más en las dudas sobre los viajes al país norteamericano, si bien de momento no se aprecian grandes cambios.

Otras enseñas tan dispares como Grupo Dia, Rolls-Royce, Acciona o Amadeus han mencionado el entorno comercial incierto, pero sin aportar cifras concretas. Y varias multinacionales norteamericanas como Tesla, Nike o Nvidia (que no rinde cuentas al mercado hasta finales de agosto) han anticipado impactos significativos de los aranceles por su dependencia de componentes fabricados en Asia, especialmente en países como China, que enfrenta aranceles superiores al 30%.

Europa vs EE UU: diferentes estrategias

Pese a que las tarifas del 15% se aplican directamente a productos de la Unión Europea, varias cotizadas del Viejo Continente han logrado adaptarse para reducir su exposición comercial y limitar parte de los impactos de los aranceles en sus cuentas, optando por estrategias como la relocalización parcial de producción, la diversificación de proveedores y la rotación de activos para reducir su exposición comercial.

Desde los primeros anuncios de Donald Trump en abril, compañías como la española Acciona han intensificado su desinversión en activos eólicos en EE UU, mientras que Danone, Unilever y Sanofi han reportado impactos limitados gracias a una fuerte producción local en Estados Unidos y por no depender tanto de las exportaciones transatlánticas.

Finalmente, están las empresas que no solo se ven afectadas sino que están sacando partido a la crisis. Eso ocurre con el entorno digital y financiero, menos dependientes de las cadenas de suministro. Es el caso de Visa, Booking Holdings y la firma global de inversión inmobiliaria CBRE, que han logrado capitalizar el auge de los pagos transfronterizos y la expansión de las reservas digitales, para crecer con doble dígito este semestre.

El sector tecnológico también demuestra menor exposición y vulnerabilidad ante los aranceles. Compañías como Microsoft y Amazon mantuvieron previsiones sólidas, mientras que Meta disparó su beneficio un 36%, impulsada por los avances en Inteligencia Artificial (IA) y un modelo operativo que no depende de cadenas físicas de suministro, dos factores que se han vuelto clave para afrontar el nuevo contexto comercial global.

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