La inflación acelera cuatro décimas en julio, hasta el 2,7%, por el tirón de la electricidad y los carburantes
El IPC subyacente sube ligeramente hasta el 2,3%, según el dato adelantado del INE

Los precios han repuntado en el mes de julio por el empuje de la demanda turística, el encarecimiento de los servicios asociados a la temporada veraniega y, también, por un efecto base relacionado con la evolución de los precios energéticos hace un año. El dato adelantado que publica este miércoles el Instituto Nacional de Estadística (INE) sitúa el índice de precios de consumo (IPC) en el 2,7% interanual, lo que supone un incremento de cuatro décimas respecto al mes anterior, cuando se registró una tasa del 2,3% y se rompió con la tendencia bajista de varios meses.
La nueva subida, que tendrá que ser confirmada en un par de semanas por el instituto estadístico, está impulsada principalmente por el encarecimiento de algunos componentes energéticos, como la electricidad y los carburantes, aunque por diferentes razones.
En el caso de la electricidad, el repunte de este mes se compara con los precios inusualmente bajos registrados hace exactamente un año, en julio de 2024, cuando una caída coyuntural del gas y una menor demanda redujeron de forma significativa las tarifas. Este cambio de base amplifica ahora la variación interanual por el efecto escalón. Por su parte, como ya sucedió en junio, los carburantes han vuelto a contribuir a la subida, en línea con el patrón estacional del verano, cuando el aumento de la movilidad presiona al alza los precios.
La inflación subyacente, que no tiene en cuenta los elementos más volátiles de la cesta de la compra —como los alimentos frescos y la energía—, se situó en el 2,3%, apenas una décima por encima de la tasa registrada en junio, lo que refleja una cierta estabilidad en el núcleo de los precios.
Para Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas, los datos confirman que el proceso de desinflación que se había producido en los últimos dos años se enfrenta ahora a nuevos retos de cara a converger hacia el objetivo del 2% que fija la autoridad monetaria europea para el medio plazo.
Uno de ellos, prosigue Torres, tiene que ver con los precios de la electricidad, que están evolucionando peor que el año pasado por las mismas fechas. “Es algo que vemos desde el apagón de abril”. El sector ha cambiado y prioriza la seguridad de la red, “lo que encarece el precio”. Si a ello se le suman las condiciones climatológicas, aunque es un factor algo más volátil, el encarecimiento es lógico.
Torres también apunta al empuje de los alimentos no elaborados. “Hemos visto un crecimiento relativamente robusto” y “pensamos que tiene que ver con las condiciones climatológicas, pero también con un problema de carácter global”.
Pese al incremento de tres décimas, desde el Ministerio de Economía aseguran que la evolución registrada de la inflación es compatible con un fuerte dinamismo de la economía española, que se mantiene como uno de los motores de crecimiento entre los principales países europeos. Según el departamento que dirige Carlos Cuerpo, la estabilidad de los precios, el récord en la creación de empleo y las subidas salariales están permitiendo que las familias recuperen de forma progresiva su poder adquisitivo.
En Economía se apoyan en los datos que se conocen hasta la fecha. En el primer trimestre del año, de nuevo según datos del INE, los salarios crecieron un 3,8% interanual, superando con claridad el ritmo de la inflación, situada algo por encima del 2% en el mismo periodo. Además, los convenios colectivos pactados en lo que va de año recogen una subida ligeramente superior al 4% de media, más de un punto por encima de la senda acordada por sindicatos y empresarios para 2025.
Al mismo tiempo, existen importantes presiones inflacionistas vinculadas al vigor de la demanda interna. El consumo de los hogares se ha convertido en uno de los principales motores del crecimiento económico de España y las empresas encuentran en los números justificación para subir sus precios.
En el segundo trimestre de 2025, la economía española aceleró su ritmo con un crecimiento del 0,7% intertrimestral, superando por una décima el crecimiento del primer trimestre, mientras que la variación interanual se mantuvo en un sólido 2,8 %, según los datos publicados también esta semana por el instituto estadístico. Este dinamismo se explica fundamentalmente por el tirón de la demanda interna, que aportó 0,9 puntos al avance trimestral del PIB y 3,4 puntos a la tasa interanual. En concreto, el gasto en consumo final de los hogares creció un 0,8% respecto al trimestre anterior, reflejo de la robustez del mercado laboral y la recuperación del poder adquisitivo. La vertiente positiva, añade Torres, es que esto contribuye al crecimiento económico. La mala es que mantiene una presión al alza sobre los precios.
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