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Los inmigrantes en España ganan un 29% menos que los trabajadores locales

La disparidad salarial entre extranjeros y nativos en suelo español es la más abultada entre las nueve economías desarrolladas que ha analizado Nature

Dos trabajadores de la construcción en Madrid, en agosto de 2023.
Luis Paz Villa

La semana pasada, Vox avivó la mecha de la xenofobia al proponer la expulsión masiva de alrededor de ocho millones de personas de origen extranjero y sus hijos. Trabajadores radicados en territorio español que no solo se enfrentan a proclamas de extrema derecha, sino también a una brecha salarial frente a los empleados nacionales, que destaca como una de las más abismales entre las economías desarrolladas. Los inmigrantes en España ganan un 29,3% menos que los nativos, según calcula un estudio publicado este miércoles en la revista científica Nature. Esta diferencia se asemeja a la observada en Canadá (27,5 %), pero se aleja de la de otros países europeos incluidos en el estudio como Noruega, Alemania y Francia (20,3%, 19,6% y 18,9%, respectivamente) y supera con creces a las cifras registradas en Estados Unidos (10 %) y en Suecia (7%).

En los nueve países analizados ―entre los que también se encuentran Países Bajos (15,4 %) y Dinamarca (9,2 %)―, los inmigrantes ganan, de media, un 17,9% menos que los empleados locales. Tres cuartas partes de esa brecha salarial se deben a la segregación de los trabajadores de origen inmigrante en empleos peor pagados, mientras el 4,6% restante se origina a causa de diferencias salariales para el mismo trabajo y empresa. En el caso de esta último tipo de disparidad, denominada desigualdad intralaboral (within-job inequality), España también destaca con uno de los porcentajes más elevados (7%). Únicamente superado por Canadá (9,4%) y escoltado de cerca por Francia (6,7%).

El catedrático de Economía Aplicada de la Universitat de Barcelona, Raúl Ramos, afirma, en declaraciones recogidas por Science Media Center España (SMC), que “en un contexto en que el crecimiento demográfico en la mayor parte de las economías avanzadas dependerá de manera casi exclusiva de la inmigración, la temática del artículo es claramente actual y relevante”. Sin embargo, matiza que a partir de estos resultados no se puede concluir si las limitaciones en el acceso a los puestos de trabajo mejor remunerados se debe a comportamientos discriminatorios o a otro tipo de factores. Al mismo tiempo, el profesor de Economía Aplicada en la Universidad Rey Juan Carlos e investigador de la Fundación Fedea, Fernando Pinto Hernández, afirma que “el caso español es especialmente preocupante y pone de relieve la existencia de obstáculos estructurales a la integración laboral, incluso para trabajadores que ya han accedido al mercado formal”.

El estudio —que analiza datos de 13,5 millones de personas, entre empleadores y empleados—, revela que de acuerdo con la región de origen de los trabajadores, las brechas salariales promedio fueron: África Subsahariana (26,1%), Oriente Medio y Norte de África (23,7%), Asia (20,1%), América Latina (18,5%) y Europa, América del Norte y otros países occidentales (9,0%).

Migrantes de segunda generación

En los seis países con datos disponibles los investigadores también analizaron la situación laboral de los hijos de inmigrantes para determinar si los patrones salariales se sostenían en el tiempo. Para la segunda generación, la inequidad se redujo a un promedio del 5,7%. En concreto, estos son los hallazgos por país: Noruega (8,7%), Alemania (7,7%), Países Bajos (5,5%), Suecia (5,3%), Dinamarca (5,2%) y Canadá (1,9%).

Aproximadamente en 4 de cada cinco de estos casos la diferencia se debió a muros para acceder a puestos mejor pagados, mientras la brecha salarial dentro del puesto de trabajo fue del 1,1%. Pinto Hernández lamenta que en España la falta de datos no permita distinguir entre inmigrantes de primera y segunda generación, “lo que impide estudiar adecuadamente la movilidad intergeneracional”. Y entre otras observaciones el estudio, sugiere que “las diferencias dentro del mismo puesto no se explican en su totalidad, por lo que es posible que factores no observables como redes informales o sesgos institucionales también estén influyendo”.

Reducir la disparidad

A raíz de los hallazgos, los autores del estudio resaltan la importancia de desarrollar políticas orientadas a atacar la primera causa de disparidad, la segregación. Recomiendan combatirla mediante medidas como la capacitación en idiomas, el desarrollo de habilidades personales, así como otras oportunidades formativas y la asistencia en la búsqueda de empleo. En tanto, Pinto Hernández, sostiene que la política pública en España debería poner un foco especial en mejorar el reconocimiento efectivo de titulaciones extranjeras, reforzar programas de recualificación y acceso a redes laborales, evaluar posibles sesgos en los procesos de contratación y ascenso en empresas grandes y medianas; y adaptar las políticas activas de empleo a la diversidad de trayectorias migratorias.

No obstante, Ramos detalla que existen evidencias que señalan a “la transferibilidad imperfecta del capital humano adquirido en origen” como uno de los factores que limita el progreso económico y la asimilación salarial de los inmigrantes. Es decir, el desajuste entre las habilidades y competencias que los inmigrantes desarrollaron en sus países de origen y las requeridas en destino se traducen en una pérdida inicial en el estatus ocupacional de los extranjeros “que, pese a que mejora durante la estancia en el país de destino, no compensa totalmente la pérdida inicial”.

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