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La producción agrícola y pesquera global aumentará un 14% en la próxima década

El crecimiento no será homogéneo ni suficiente para cerrar las brechas de desigualdad existentes, según la OCDE y la FAO

Un ganadero alimenta vacas para su negocio de producción de leche y queso este lunes, en Ciudad Juárez (México).
Luis Paz Villa

La creciente demanda mundial de alimentos y las desigualdades persistentes configuran un mapa cada vez más complejo en el que también entran en juego la innovación y los esfuerzos por reducir el impacto ambiental. La producción agrícola y pesquera global aumentará en un 14% en la próxima década, impulsada principalmente por avances tecnológicos y mejoras en la productividad de los países de ingresos medios, según el informe de Perspectivas agrícolas 2025-2034, presentado este martes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Sin embargo, el crecimiento no será homogéneo ni suficiente para cerrar las brechas de desigualdad existentes.

El alza implica un aumento de los rebaños y de las superficies de cultivo. Si bien se prevé que la producción de carne, productos lácteos y huevos aumente un 17% hasta 2034, las existencias mundiales totales de ganado vacuno, ovino, porcino y avícola aumentarán un 7%. A su vez, se espera que las mejoras de productividad previstas ejerzan una presión a la baja sobre los precios reales de los productos básicos agrícolas.

Esta situación podría plantear importantes retos a los pequeños agricultores, que son vulnerables a la volatilidad del mercado y tienen una capacidad limitada para adoptar las tecnologías innovadoras necesarias para aumentar la productividad. A la luz de esta información, los autores recomiendan que además de apoyar los esfuerzos de estos colectivos para subirse a la ola de avances tecnológicos, los gobiernos también deben garantizar que los agricultores tengan un mejor acceso a los mercados y desarrollar programas de apoyo adaptados localmente.

Por territorios, la FAO destaca a la región del África subsahariana por las “importantes oportunidades que ofrece mejorar la productividad”. Según el estudio, el rebaño de ganado vacuno de la zona es tres veces mayor que el de América del Norte —mientras que la producción por animal es solo una décima parte— y se proyecta que crezca un 15%. Del lado del consumo, se dibuja que la India y los países del Sudeste Asiático representarán el 39% del crecimiento del consumo mundial para 2034, en comparación con el 32% de la última década, mientras que la participación de China se proyecta en el 13%, frente al 32% de los últimos diez años.

Gases de efecto invernadero

Otro reto vigente es alimentar al planeta sin agravar la crisis climática. A propósito, la evolución en la producción de alimentos de la próxima década provocará un aumento del 6% en las emisiones directas de gases de efecto invernadero agrícolas, lo que refleja una disminución de la intensidad de estas emisiones, pero sigue siendo una amenaza.

Sin embargo, el informe plantea que una estrategia bien articulada podría revertir esta tendencia: mediante un aumento adicional del 15% en la productividad agrícola global y la adopción masiva de tecnologías de reducción de emisiones, sería posible reducir las emisiones agrícolas un 7% por debajo de los niveles actuales en 2034, así como responder satisfactoriamente a la demanda de alimentos.

Persiste la desigualdad

Se prevé que, en los siguientes diez años, la producción y la ingesta calórica de productos de origen animal aumenten a medida que aumentan los ingresos en los países de ingresos medios. En concreto, se estima un incremento del 6% en la ingesta diaria per cápita de productos de origen animal —carnes, lácteos, pescados, entre otros—. Sin embargo, en los países de bajos ingresos la situación seguirá siendo alarmante.

Mientras, el consumo diario de alimentos ricos en nutrientes aumentará un 25% en los países de ingresos medianos-bajos, lo que elevará la ingesta per cápita promedio a 364 kilocalorías diarias. En los países de bajos ingresos, se proyecta que la ingesta diaria promedio per cápita de alimentos de origen animal sea de 143 kilocalorías, muy por debajo del valor de referencia de 300 calorías utilizado por la FAO.

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