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Los empleos ‘fantasma’ en los centros de datos

Sindicatos y ecologistas refutan los 482.000 puestos creados que defiende la patronal. Trabajo y Seguridad Social no tienen cifras que permitan el cálculo

La fachada del edificio de la empresa de datos MAD4 de la empresa Digital Realty, en Madrid, actualmente en obras.
Gorka R. Pérez

España se ha convertido en una residencia bien avenida para los centros de datos. Gigantes tecnológicos como Amazon, Google o Meta han desplegado sus enormes hoteles virtuales por distintos territorios del mapa, colocando al país como uno de los epicentros internacionales para el almacenamiento de información digital. En total, son más de 100 puntos operativos, y otros 20 proyectados, según el conteo que ha realizado este periódico. La patronal del sector, Spain DC, calcula que en los próximos años los gigantes tecnológicos invertirán 58.000 millones de euros en España en este tipo de infraestructuras. Junto a las grandilocuentes cifras en inversiones que acompañan las presentaciones de políticos y empresarios que celebran la llegada de estos tótems a sus entornos ―“esto nos va a situar como una referencia mundial”, suele ser la frase más repetida―, aparecen otras, igualmente cautivadoras, que apelan a los miles de empleos que generará la llegada de estos grandes núcleos. Un argumento más que convincente para afianzar cualquier asentamiento, que, sin embargo, genera muchas dudas entre sus críticos. Mientras que para sindicatos y ecologistas estas cifran están “trucadas”, la realidad contable es que no es posible acotar la cifra exacta a partir de ninguna estadística oficial.

Los últimos (y únicos) datos que ofrece la patronal de los centros de datos, SpainDC, señalan que, en 2022, el sector de los centros de datos representó el 2,33% del empleo total en España, “con aproximadamente 482.000 puestos de trabajo”. Un dato controvertido, puesto que ni las estadísticas del Ministerio de Trabajo, ni las de Seguridad Social, ni las tablas del INE sobre ocupación secundan este resultado. Ante esta circunstancia, los sindicatos y los ecoactivistas las consideran, directamente, un fraude. A preguntas de este periódico, SpainDC tampoco explica cómo ha llegado hasta este resultado, ni qué fuentes ha utilizado. “Se trata del dato de empleo agregado del total del ecosistema digital en España”, se limita a señalar un portavoz de esta patronal.

“Esos 400.000 puestos son la suma de lo que ellos interpretan que es todo el ecosistema tecnológico y que depende de muchas variables como son, por ejemplo, los expertos en TICs [tecnologías de la información y las comunicaciones], que no tienen por qué estar trabajando en uno de estos centros. Además, la mayoría de los técnicos o los tecnólogos hacen su trabajo a distancia, por eso hay centros de datos debajo del mar o de los polos, porque no es necesario ir allá”, rebate José Varela, responsable de Digitalización de UGT.

¿De dónde salen entonces estos números? “Los datos solo los dan cuando se presentan los proyectos y los anuncia el presidente de la comunidad autónoma de turno. Luego es imposible hacer un seguimiento, porque, además, no se puede vincular un puesto de trabajo a un centro de datos. Por ejemplo, una misma persona puede trabajar en múltiples centros de datos, porque no se genera tanta carga de trabajo en ellos como para que las personas estén exclusivamente ligadas a un determinado centro. Todos los trabajadores trabajan en varios”, añade Varela. “¿Un 2% del empleo total solo por los centros de datos? Si las TIC en su conjunto son un 4%...”, cuestiona.

Según los datos del INE, el sector de las TIC, en su conjunto, contaba con 621.333 ocupados en 2022.

Jornada de puertas abiertas para visitar el data center de Digital Realty en Madrid.

En el plan de inversión que Amazon Web Services (AWS) anunció en mayo de 2024 para la ampliación de los centros de datos en Aragón por valor de 15.700 millones de euros, se indicaba que al terminar la expansión en 2033 ―la mayor inversión tecnológica en el sur de Europa―, se generarían en este territorio 6.800 empleos, entre directos, indirectos y diferidos. Según reflejaba la compañía, estos serían “de calidad” y estarían cubiertos por perfiles muy demandados por la industria, como directores de operaciones, ingenieros eléctricos, supervisores de sostenibilidad... “La industria de los centros de datos incluye un ecosistema más amplio de diferentes empresas y subsectores (construcción, transporte, energía, proveedores locales), que va más allá de las empresas tecnológicas que operan en estas infraestructuras”, señalan por correo electrónico desde esta compañía.

“Se trata de promesas que se lanzan para buscar una aceptación pero que, además, las autoridades locales utilizan para lograr un encaje legal”, advierte, por su parte, Aurora Gómez, psicóloga experta en comportamientos digitales y una de las impulsoras de Tu Nube Seca Mi Río, una iniciativa que pretende concienciar acerca del impacto medioambiental y social de los centros de datos. “Estos centros entran a través de gobiernos regionales porque buscan leyes que les sean favorecedoras respecto a los impuestos. Por eso entran en zonas despobladas y dicen que van a crear empleo, porque es un mensaje muy potente para la gente de todos estos territorios”, abunda.

Gómez toma como ejemplo para rebatir los datos globales la realidad laboral de los tres centros de datos que ya operan en Aragón. “Allí no está trabajando toda esa gente que dicen. Como mucho habrá tres o cuatro personas: el conserje, alguien de limpieza, un refrigerador y, a lo sumo, un ingeniero. El resto de manos, un administrador de sistemas, por ejemplo, están trabajando de forma remota, puede que alguno incluso lo haga desde la India”, detalla.

Esta ecoactivista confronta también la repercusión indirecta que tiene la apertura de uno de estos centros sobre actividad empresarial de los pueblos en los que se asientan, según ella, porque “se trata de naves que están aisladas en explanadas gigantes y en las que no hay prácticamente gente”. Además, también señala que, en muchos casos, los empleos generados durante la construcción de los centros tampoco computan en las cuentas españolas, puesto que muchas de estas compañías “se traen sus propias cuadrillas de obreros”.

Ante esta opacidad estadística aparente, desde la Asociación Española para la Digitalización (DigitalES), sin embargo, hacen un conteo mucho más detallado de los puestos de trabajo que se pueden asociar a los centros de datos, aunque su resultado se aleja mucho de la estadística oficial. Señalan que durante la fase de diseño y construcción de estos, ―que suele durar entre 13 y 30 meses―, se emplean, de media, 1.688 trabajadores. Lo que, multiplicado por el número de centros que están levantándose en estos momentos, arroja un total de 25.320 trabajadores.

A estos empleos iniciales se suman todos aquellos que ya se encuentran trabajando en centros en fase de operación, donde señalan que “la media es de 157″, y que, multiplicados por los 52 que contabilizan, suman otros 8.164. En total, incorporando ambas partidas, son 33.484. “Durante este año y el que viene se incrementará la media de trabajadores por cada centro de datos en fase de operación, y en el grupo de data center IT por el aumento de la actividad”, remachan desde Digital ES.

Efecto inverso

Para Pilar Roch, directora general de AMETIC, la asociación representante del sector de la industria digital en España, y que se encuentra integrada en la patronal CEOE, “el crecimiento y la expansión de los CPD (centro de procesamiento de datos) en España tienen un efecto altamente positivo en el mercado laboral”. Según su visión, dado que estos centros suelen ubicarse fuera de las grandes urbes, “su presencia impulsa significativamente la economía local, fomentando un crecimiento sostenible y equilibrado en zonas que, de otro modo, podrían tener menos oportunidades de desarrollo”. Preguntados por si manejan datos sobre el número concreto de empleos directos e indirectos creados por los centros de datos en España desde su llegada, AMETIC indica que no cuenta con ningún registro al respecto.

“Cuando doy mis charlas sobre esto, siempre comparo estas cifras con las previsiones de las radiales de Madrid. Que nadie sabe cómo se contabiliza ese supuesto tráfico que van a asumir estas carreteras. Son cifras absolutamente exageradas que se hacen con métricas incontrastables”, concluye Varela (UGT). “En muchos casos, en vez de crear empleo, se destruye. Cuando una empresa pequeña decide trasladar su espacio en la nube a uno de estos grandes centros, prescinde de los administradores de sistemas propios. El modelo cloud no solo no da trabajo, sino que lo quita”, sentencia Gómez.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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