Josep Oliu y Carlos Torres, el pulso de poder que enciende la batalla entre bancos
El liderazgo de los presidentes del BBVA y Sabadell queda expuesto ante el desenlace que tenga la opa


Josep Oliu ha afrontado la última fase de la opa lanzada por el BBVA con paso renqueante. Una lesión en el tendón de Aquiles dejó maltrecho durante semanas al presidente del Banco Sabadell, y se las tuvo que ingeniar con un botín ortopédico para acudir, sin aparentar fastidio, a la multitudinaria junta de accionistas celebrada en Sabadell o a eventos públicos como el torneo de tenis Conde de Godó, que el banco patrocina profusamente. Oliu ha recuperado el paso firme justo cuando llega la hora de apretar el ritmo. Enfrente está Carlos Torres, presidente del BBVA, un aficionado al ciclismo que ha aguantado diversos ataques sin descolgarse del pelotón de cabeza y que siempre ha sido consciente de que la opa es una carrera de fondo que se va a decidir en los metros finales.
La contienda bancaria va camino de cumplir 14 meses y, con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en más “hostil”. Durante los encuentros navideños que las entidades celebran con la prensa, un alto directivo de uno de los dos bancos presumía de tener una excelente relación de amistad con un ejecutivo de la marca rival. Un comentario parecido al de Michael Corleone en El Padrino, “It’s not personal. It’s strictly business”. Nada personal, solo negocios. Pero, en ocasiones, las cosas evolucionan. En la opa del BBVA al Sabadell los discursos públicos se han elevado de tono, y en los corrillos los dardos han agriado la camaradería. La contienda ha desbordado completamente el terreno de las finanzas para instalarse en la agenda política, con el Gobierno interviniendo de lleno en la operación. El asunto levanta ampollas en Cataluña, uno de los escasos puntos de apoyo que le quedan a Pedro Sánchez, y ha demostrado tener carga suficiente para condicionar también el futuro de los dos máximos responsables del BBVA y Sabadell. Josep Oliu, 76 años, afronta la operación como un todo o nada, mientras que para Carlos Torres, 59 años, el riesgo está en tropezar dos veces con la misma piedra.
La supervivencia del Sabadell va más allá de ser un reto profesional, probablemente el último, para Josep Oliu. Se trata de una entidad íntimamente arraigada a su ciudad natal y que, antes que él, la controló su padre. Oliu, al que sus allegados conocen simplemente como Pep, cuenta con orgullo que entre sus recuerdos de infancia está el acudir a las dependencias del banco los domingos después de misa, y que mientras su progenitor adelantaba papeleo, él se entretenía coloreando monigotes. “Viene de estar contra las cuerdas, porque la acción llegó a estar por los suelos, pero ahora esto le pilla fuerte”, señala una persona cercana a Oliu.
Por su parte, en la memoria de Torres está fijada otra experiencia infantil, Le ocurrió con diez años, cuando sus padres le mandaron un verano a Inglaterra a aprender inglés. “En lugar de ir a Budiño a pasármelo bien”, ha contado, siempre con apego a Galicia, pese a que nació, casi por casualidad, en Salamanca. ExMckinsey, trabajó en Endesa en la era Manuel Pizarro, que había coincidido con su padre, agente de cambio. Es bien conocida la amistad entre el expresidente de la eléctrica y Francisco González, también en otro tiempo agente de Bolsa en Madrid y presidente luego del BBVA.
Es la segunda vez que el BBVA bajo la presidencia de Torres aborda al Sabadell, pero aunque la opa ahora tampoco salga bien, se da por descontado que no va a dimitir ni nadie le va a pedir que lo haga. Esta semana, en una comparecencia desde Santander, el propio Torres despejó posibles responsabilidades: “Si no sale la opa, en absoluto es un fracaso”, defendió.
Un mantra popular predica que la cultura norteamericana premia a aquellos que no tienen miedo a llevarse chascos, y Estados Unidos aparece en el currículum de ambos banqueros. Oliu es doctor en Economía por la Universidad de Minnesota, y Torres Vila se graduó en Ingeniería Eléctrica en el Massachusetts Institute of Technology (MIT). Ambos llegaron a jefazos tras labrarse una carrera profesional en la banca: Oliu fue consejero director general del Sabadell, y Torres, que había liderado el área de banca digital del BBVA, pasó por el despacho de consejero delegado antes de asumir la presidencia.
Trayectorias parecidas y caracteres dispares. Consultadas varias fuentes que en los últimos meses han tenido trato con los dos, trasciende la idea de que Torres tiene un proceder “reposado y reflexivo”, mientras que a Oliu se le adjudica un carácter más “vehemente e impulsivo”. Al banquero vallesano se le recuerdan unas declaraciones donde apelaba a la necesidad de crear “una especie de Podemos de derechas”, y hace cuatro meses, en un acto en Sabadell, cargó contra la Comisión Nacional de los Mercados y de la Competencia (CNMC) por consultar por la opa a los competidores de la entidad catalana. “Es como preguntar al zorro si le dejan ir con las gallinas”, comparó.
Oliu dice ser “profundamente catalán”, y quienes le conocen explican que vivió con pena el traslado de la sede a Alicante en 2017, una mudanza que el independentismo no le ha perdonado pese a que, a comienzos de este año, oficializó la vuelta a casa.
Torres ha aplicado la prudencia y la discreción incluso cuando en el BBVA no ha gustado nada el partidismo que han mostrado en favor del Sabadell entidades a las que se les supone un papel neutral, como Foment del Treball o el Cercle d’Economia. En el caso del Cercle, además, se da el agravante de que quien fue su presidente hasta esta semana, Jaume Guardiola, fue empleado tanto del BBVA como del Sabadell.
Torres, forofo del Real Madrid, recibió una asignación de ocho millones de euros el año pasado. No deja que su equipo le llame “presidente”, y prefiere que se le requiera por su nombre. Oliu muestra poco interés por el fútbol, y reserva su afición para la hípica y los caballos. Percibió una retribución de 1,9 millones de euros en 2024, pero en una reciente entrevista en TV3 rechazó ser un burgués y prefirió presentarse como un “trabajador acomodado”. Colaboradores de los dos directivos explican que el trato cordial se impone, incluso en los momentos de más tensión que ha provocado la opa.
A Torres Vila le entusiasma hablar de estrategias de conocimiento y es un seguidor de los podcasts que, bajo el título Aprendemos Juntos, difunde la entidad que comanda. En uno de los capítulos aparece como entrevistado, y subraya que el éxito está en actuar con “esfuerzo y dedicación”, más que en lograr o no un resultado: “A todos nos va a pasar que las cosas no salen como esperábamos, es parte de la vida”, sentencia.
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