La opa del BBVA al Sabadell agita el debate sobre la red de oficinas bancarias: ¿servicio útil o un lujo?
La CNMC conviene que, pese a la penetración de los servicios digitales, el trato presencial evita la exclusión financiera
La opa del BBVA al Banco Sabadell irrumpe en la recta de meta con la previsión de que el Consejo de Ministros dé a conocer su veredicto este martes, a poco de que expire el plazo de análisis con el que contaba el Ejecutivo, el viernes 27 de junio. Las fuertes sacudidas que ha sufrido el Gobierno en los últimos días, a cuenta del supuesto caso de corrupción que afecta a Santos Cerdán, ha desviado efímeramente el foco de una operación bancaria que acumula más de un año de tramitación y que, sea cual sea su desenlace, tendrá resonancias que sobrepasan el terreno financiero.
El choque entre el BBVA y el Sabadell ha desencadenado batallas secundarias, como la que ha enfrentado al Ministerio de Economía con la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), y ha hecho aflorar hilos de argumentos sobre la conveniencia o no de allanar una fusión que daría lugar a un gigante con 986.000 millones de euros en activos, la tercera entidad europea, solo por detrás del BNP y el Banco Santander. Sobre el papel, el nuevo banco ofrecería un servicio de casi 3.000 oficinas bancarias en España y unos 7.000 cajeros automáticos, pero la tramitación de la opa ha azuzado una pelea entre los dos bancos sobre si sigue siendo eficiente tener una robusta red de sucursales.
La CNMC recoge que el BBVA ha informado de que su previsión de cierre es de 300 sucursales. El asunto ha dado lugar a un toma y daca entre el banco de origen vasco y el Sabadell, canalizado en la defensa de sus intereses durante el proceso de examen de la opa que ha realizado la CNMC. El BBVA alega que los tiempos han cambiado y que la digitalización “ha contribuido a la desaparición de cualquier barrera a la entrada y expansión en el sector bancario”, y ha permitido a las entidades operar “sin necesidad de una extensa red de sucursales físicas, reduciendo los costes iniciales y operativos”. Los datos aportados por BBVA en sus alegaciones a la CNMC refieren que “más del 80-90% de las interacciones de BBVA con sus clientes se realizan en plataformas digitales y que las ventas de BBVA que se inician en canales digitales han crecido desde el 10-20% hasta el 70-80% entre los años 2016 y 2023”.
El Sabadell, por su parte, defiende “la necesidad de inversión en una red de sucursales a gran escala que permita un nivel de servicio adecuado a los consumidores”.
La CNMC se ha zambullido en el sector para recabar opiniones menos interesadas. El informe expone que seis de los once competidores consultados “consideran que las oficinas han perdido su relevancia, en detrimento de otros canales digitales”. Estos seis, precisa la CNMC, son Abanca, CaixaBank, Cajamar, Ibercaja, Kutxabank y Santander.
El cierre de sucursales bancarias ha sido incesante en la última década en España, con una reducción del 50% que ha dejado en apenas 9.000 los puntos de atención física que ponen a disposición de sus clientes los principales bancos del sector. El Gobierno, que planteó una inédita consulta pública para recabar información acerca de cómo puede quedar expuesto el interés general en esta operación, esgrime que hay que preservar aspectos de “interés general” como la inclusión financiera y la cohesión territorial. El BBVA asume una serie de compromisos en el caso de que la opa avance, pero no ha logrado alejar las sombras de dudas que, a medio y largo plazo, generan asuntos como el cierre de oficinas y el despido de personal.
La CNMC admite que, “a pesar de la reducción del número de oficinas bancarias en España (sobre todo en municipios más pequeños, de menos de 500 habitantes), un 62,2% de la clientela continúa utilizando habitualmente las oficinas bancarias, mientras que el porcentaje en el caso de la banca online se mantendría por debajo de los anteriores (50,6%)”. El informe de Competencia manifiesta que “a la vista de la importancia que la red de sucursales de las entidades tiene en materia de inclusión financiera, el incremento de la exclusión es otro riesgo derivado de la operación”.
Sin embargo, la misma institución, presidida por Cani Fernández, hace un ejercicio de equilibrismo cuando también destaca que “pese a la notable reducción del número de oficinas en los últimos años, España sigue teniendo un nivel superior a la media de la UE”. El planteamiento desgrana que “en cajeros automáticos en el año 2021, España era el segundo país de la UE con mayor ratio de oficinas por habitante (47 oficinas por cada 100.000 habitantes), por detrás de Francia, pero por encima de la media europea, de 26 oficinas por cada 100.000 habitantes”.
La opa, o más concretamente la defensa del Sabadell, es un asunto que ha adquirido trascendencia capital en Cataluña. La Autoritat Catalana de la Competència (ACCO) detalla que el número de cajeros en Cataluña es reducido. Según un informe sobre la inclusión financiera, la comunidad catalana cuenta con una ratio de oficinas y cajeros por cada 1.000 habitantes inferior a la de España en su conjunto. Por ello, con el objetivo de reducir el riesgo de exclusión financiera, la Generalitat de Cataluña puso en marcha un servicio itinerante de banca móvil para llevar los cajeros automáticos y servicios financieros a los 503 municipios de Cataluña que no disponen de oficina bancaria.
La entidad que comanda Carlos Torres se compromete a no cerrar sucursales cuando no haya otra oficina, de BBVA o Sabadell, a una distancia inferior a 300 metros y a no clausurar ninguna de las oficinas de Banco Sabadell o de BBVA “en aquellos códigos postales en los que el nivel de renta neta per cápita de la población sea inferior a 10.000 euros”. El compromiso también rige para asegurar por lo menos una oficina en aquellos municipios de menos de 5.000 habitantes que cuentan con una oficina de BBVA o Sabadell.
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