Fragancia de la uva airén

Tiene mérito Carlos Salvador Pérez y agallas José Sánchez-Barba, propietario y enólogo, respectivamente, de Bodegas Arúspide. El primero, empeñado de cuerpo y alma en dignificar y revalorizar los vinos de Valdepeñas; el segundo, en innovar los vinos de una DO con mucha historia, mucho vino (mucha exportación a bajo precio) y poca imagen de calidad. Su línea Ágora representa ese esfuerzo encomiable por hacer las cosas no sólo bien, sino de forma distinta. Fermentando en barrica, seleccionando cosechas, utilizando el roble con mesura, o sacando lágrimas a su airén. De esta uva, poco agradecida y mayoritaria en la zona, sorprende su fragancia poco habitual, el cuerpo y la expresividad en la cata de su blanco Ágora Maceración Carbónica. Tiene el encanto de un vino joven, con la fruta característica dominando la nariz, pero sin la santa simpleza tan común. Gracias a su peculiar elaboración se han generado notas sorprendentes de especias, hierbas aromáticas, flor silvestre..., y un gusto sabroso que recorre la boca con agilidad y desenfado.