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Los comerciantes afectados por el incendio en Azca estudian asociarse

Las caras de preocupación se repiten detrás del mostrador. Las dueños de tiendas y bares próximos a la torre Windsor miran con resignación cómo sus negocios siguen casi vacíos cuatro días después del incendio. Eso en el mejor de los casos. Otros, como Víctor Sandoval, siguen sin poder abrir sus negocios, situados dentro del perímetro de seguridad. "Las pérdidas económicas y la dejadez de las administraciones" han provocado que Víctor haya movilizado a los comercios afectados para crear una asociación y "solicitar el apoyo que necesitamos para no desaparecer".

Víctor Sandoval lleva cuatro días pegado al teléfono y de puerta en puerta. La noche del sábado, cuando vio que el incendio de la torre Windsor alcanzaba grandes proporciones, se acercó a un bombero para preguntarle si al día siguiente podría abrir su negocio, la cafetería City, situada en el paseo de la Castellana, 75, a unos 70 metros del edificio calcinado. Le dijo que no, aunque su negocio no caía dentro del cordón de 500 metros establecido para mantener la seguridad. Curiosamente, el bar situado justo debajo, a la misma distancia del Windsor, sí que pudo abrir. El lunes se volvió a acercar a la zona y preguntó a un policía municipal. Tampoco pudo entrar en su negocio. El martes, el perímetro ya incluía su cafetería.

Nadie se puso en contacto con él para comunicarle si podía o no abrir. Para pedir un documento que certifique que su negocio está dentro del cordón, según le ha solicitado su aseguradora, ha tenido que llamar a muchos teléfonos. Finalmente lo ha requerido en la Junta Municipal de Tetuán. Todavía no sabe cuándo le responderán.

"Oficina de información"

"Si al menos hubieran puesto una oficina de información, como en otros desastres, sabríamos donde acudir", se queja. "La dejadez" de las administraciones es lo que le llevó a intentar crear una asociación. Ayer repartió varias cartas entre los comerciantes y recibió muy buena acogida. "Casi todos están encantados. Nuestras peticiones sólo serán escuchadas si estamos unidos". Sandoval afirma que continuará repartiendo cartas y que este fin de semana convocará la primera reunión. Los comercios interesados pueden localizarle en el teléfono 669 89 71 62. "Espero que la asociación esté constituida la semana próxima".

Los establecimientos cercanos a la torre Windsor no sólo se encuentran desatendidos. Su problema principal es que ven cómo cada día aumentan las pérdidas. Los que están dentro del perímetro no saben cuándo volverán a abrir. "Si continúa una semana más, perderé unos 30.000 euros. Tengo 10 empleados y ya me estoy planteando la reducción de plantilla", afirma Sandoval.

Los que están fuera del cordón no corren mejor suerte. En la reprografía Serotel, situada en el paseo de la Castellana, 87, dicen que no sólo han perdido los clientes del Windsor y de las oficinas que siguen cerradas (en los edificios Estrella y Bronce), sino muchos otros que dejaban el coche en el aparcamiento del Corte Inglés y ahora no tienen dónde estacionar. "De momento hemos perdido de dos a tres millones de pesetas en facturación", asegura el encargado, Pedro Vaca.

Peor lo tienen en el lavadero de coches Primer Nivel, situado el túnel que pasa por debajo de Azca. "Informaron de que los accesos estaban cerrados, pero no de que se han vuelto a abrir muchos de ellos". Normalmente hay cola para entrar en el local, pero ayer apenas había coches. "De unos 600 euros de caja diarios hemos pasado a 90", comenta Ángel Bellón, el propietario.

Baudilio Mateos estaba ayer muy pendiente del informe de los bomberos que iban a entrar en la torre Windsor. Del resultado de su inspección depende cuándo volverá a recuperar la clientela de su restaurante, el BMV, situado en los bajos de Azca. "De las 230 comidas que servimos diariamente, estos días no pasamos de 70", afirma detrás de la caja con pesadumbre. Mateos ya se ha puesto en contacto con su seguro para reclamar la pérdida de beneficios.

Las tiendas de ropa también están sufriendo lo suyo. En el Prenatal situado en la calle Orense afirman que están perdiendo entre 5.000 y 6.000 euros al día. También se quejan de la desinformación. El domingo el cordón de seguridad era mucho mayor e incluía este comercio. Lo acortaron el lunes sin avisarles. "No abrimos porque el domingo estaba cortado y Gallardón dijo que permanecería así tres días más. Cuando el martes me acerqué a la tienda, me di cuenta que ya podía abrir", se queja la encargada, Margarita Coto. Ya ha solicitado permiso a la central de Prenatal para poder participar en la asociación.

Los vecinos también sufren las molestias. Una pareja de jubilados de la calle de Orense comenta que tienen que enseñar el DNI cada vez que quieren entrar en su casa. "Peor lo tiene la asistenta. Tenemos que bajar nosotros para que pueda pasar". "Hay más controles que en la guerra", grita otra vecina con prisa.

Los hay más nostálgicos. Luis del Río vive cerca y dice que está muy apenado porque veía la torre Windsor desde el autobús. "¡Era tan bonita! Todo un espectáculo al atardecer con el sol reflejado en sus cristales", explica a una turista que se acercó para fotografiar la Windsor.

"Tenemos que hacer carambolas"

Pedro y Andrea, estudiantes de Moda, se quejan de que tienen que hacer "carambolas" para acudir a la Pasarela Cibeles, en el Campo de las Naciones. La línea 6 de Metro sigue cortada tras el incendio de la torre Windsor y no pueden hacer el trasbordo hasta la línea 8 en Nuevos Ministerios. Desde Moncloa, antes hacían un trasbordo y ahora, tres; unos veinte minutos más de recorrido.

Las principales quejas de los usuarios del metro proceden de que la línea 6 se detenga en Avenida de América y no continúe hasta Nuevos Ministerios, cuando otras líneas sí que llegan hasta allí. Entienden que la 6 pasa muy cerca de la torre Windsor y, como continúa el riesgo de derrumbe, no se pueda continuar hasta Cuatro Caminos. "Lo que no comprenden es que los trenes necesitan un espacio para dar la vuelta. Por eso se interrumpe el servicio dos paradas antes de Nuevos Ministerios", explica uno de los empleados de Metro que estos días se dedica a informar a los viajeros de alternativas que pueden seguir.

Uno de los inconvenientes de que los trenes se detengan en la estación Avenida de América es cómo llegar a República Argentina. Este barrio sólo tiene acceso a la red de Metro a través de la línea 6 y desde el siniestro la estación permanece cerrada. "Desde Avenida de América sólo se puede llegar en el autobús C2, andando unos quince minutos o a través de la estación de Concha Espina, depende de la zona a la que vaya", informan a una viajera despistada las azafatas del centro de atención al viajero.

Aunque todo vuelve poco a poco a la normalidad. "Comparado con los trastornos del lunes, esto es una balsa de aceite". Al día siguiente del incendio, tanta gente solicitaba información que tenían que gritar para hacerse oír. "Incluso algunos viajeros cruzaban las vías. ¡Qué inconsciencia!".

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