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La ruta del Chelsea al Mundial: de la estrategia de fichajes de casino al ajedrez de Maresca

El técnico italiano ha conseguido dar sentido con su destreza táctica a un club entregado a la compra compulsiva de jugadores

Enzo Maresca, con el trofeo del Mundial de Clubes
David Álvarez

La semana que terminó con el Chelsea como campeón del mundo el domingo en Nueva Jersey comenzó el lunes en Londres con otra escena producto de la inopinada estrategia de fichajes de casino con la que ha alcanzado la cumbre. Mientras el equipo preparaba en Orangenburg la semifinal del día siguiente contra Fluminense, a 3.400 kilómetros se presentaban en su ciudad deportiva de Cobham João Félix y una decena de futbolistas más en nómina del club para comenzar la pretemporada. Forman el contingente de jugadores prescindibles que regresaban de cesiones y a los que el club ha asignado un entrenador que los mantenga listos para una venta o el siguiente préstamo.

Enzo Maresca (Italia; 45 años) ha conseguido dar sentido a la política de compras compulsivas emprendida por el estadounidense Todd Boehly desde que adquirió en 2022 un club sumergido en el caos tras la invasión rusa de Ucrania. El Gobierno del Reino Unido congeló parte de sus actividades y obligó a Abrámovich a deshacerse de él. Boehly y la sociedad de inversión de capital privado Clearlake pagaron 4.250 millones de libras (unos 4.900 millones de euros de hoy) y desde entonces han gastado 1.600 millones de euros en 49 fichajes. El flujo ha sido mareante. Llegaron a tener siete porteros.

El verano pasado, cuando contrataron a Maresca, circularon mucho unas imágenes en las que se veía a los futbolistas haciendo cola para usar el gimnasio: eran 42 en la plantilla. El movimiento constante no bajó ni durante el Mundial de Clubes. Poco antes de la final contra el PSG, Mudueke dejó la concentración porque le habían vendido al Arsenal por unos 60 millones de euros. Unos días antes habían fichado por 50 millones a Gittens, que jugó con el Borussia Dortmund hasta que lo eliminó el Real Madrid y que se unió al grupo del Chelsea pese a que no podía jugar en el torneo. También incorporaron antes de los cuartos por 60 millones a João Pedro, que estaba en la playa en Río y marcó dos goles en la semifinal y uno en la final.

En medio del atracón de compras, Maresca parece tener un plan. También para el brasileño: “Le trajimos porque esta temporada jugamos contra muchos equipos que defendían en bloque bajo, y él tiene mucha calidad en espacios reducidos”. Aunque su plan no funcionó tan bien desde el principio. Ni siquiera fluía así hace pocos meses. En abril mantuvo una disputa con sus propios aficionados sobre un aspecto de su idea de juego.

Fue después de un empate contra el Ipswich (2-2), que estaba al borde del descenso y que dejó al Chelsea fuera de las posiciones de Champions. En un tramo del partido la grada de Stamford Bridge empezó a protestar cuando Robert Sánchez iniciaba las jugadas con pases cortos desde atrás. Hasta que el portero español optó por un saque largo, que terminó en una pérdida y en el 0-2. Tras el partido, empatado in extremis por Jadon Sancho, un cedido por el United que ya no está en el Chelsea, Maresca se quejó del público: “En el segundo gol, decidimos jugar en largo por el ambiente y acabamos recibiendo un gol”. No era la primera vez que lamentaba que un portero no siguiera el manual. También le pasó en febrero: “Mi mensaje a Filip [Jorgensen] fue: ‘Si sacas en largo, te cambio’. Pero es difícil para Filip, y para Robert [Sánchez] cuando juega. Es difícil para todos los porteros, pero deberían seguir el plan”.

En la final contra el PSG, sin embargo, marcaron el primer gol en una jugada que empieza con un pase en largo del portero a la banda a João Pedro. “Siempre he dicho que la solución nos la da el rival”, explicó Maresca. “Si el rival se comporta como se ha comportado hoy el PSG, la solución es ir en largo, porque es ir uno contra uno y es algo que tienes que usar. Ahora si el rival tiene más jugadores atrás, hay que jugar en corto”.

El técnico italiano relacionó su proceso de búsqueda de soluciones con una de sus pasiones: “Me gusta mucho el ajedrez. Veo muchas cosas similares al fútbol y creo que a nivel táctico cada partido tiene movimientos no de ajedrez, pero sí movimientos que considero importantes. Si el rival hace algo, yo inmediatamente intento hacer otra cosa. Me gusta el ajedrez, pero me gusta mucho más el pensamiento que tienen los jugadores de ajedrez”. Viendo partidos del PSG, encontró una grieta para dañar al etiquetado como mejor equipo del mundo: “Vimos que había mucho espacio por el lado izquierdo de ellos, y ahí intentamos ganar el partido”, explicó. “Pusimos a Cole [Palmer] y Malo [Gusto] en esa banda, para crear un poco de sobrecarga”. Y por ahí llegaron los tres goles.

Tras los baches del comienzo, el Chelsea ganó la Conference League en mayo y el Mundial el domingo. “Para mí”, había dicho Maresca ya antes de la final; “el mayor logro de esta temporada es que justo hace un año nadie hablaba de fútbol cuando hablaba del Chelsea. Todo lo que se decía era que tenía un equipo muy grande, mucho dinero, este tipo de cosas. Ahora nadie habla de esto. Ahora cuando se habla del Chelsea se habla de cómo jugamos, de cómo ganamos partidos”.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.
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