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João Pedro, el goleador hijo de presidiario que saltó de la playa de Río a la final del Mundial

El Chelsea fichó para los cuartos al brasileño, que eliminó con dos tantos en las semis al Fluminense, el equipo que lo había salvado de joven cuando no tenía recursos

João Pedro se disculpa con la afición del Fluminense después de marcarles el primer gol.
David Álvarez

La noche que el Chelsea jugó en el Mundial de Clubes uno de los partidos más largos de la historia, los octavos contra el Benfica, más de cuatro horas y media por las tormentas, el delantero que los llevó diez días más tarde a la final de este domingo contra el PSG estaba con sus amigos en la playa en Río de Janeiro. João Pedro era todavía ese día un futbolista del Brighton & Hove Albion de vacaciones. Aunque alerta. Sus agentes le habían dicho que el equipo inglés, que acababa de superar los octavos contra el Benfica ese 28 de junio, quería contratarlo para lo que aguantaran en el torneo. Pagaron 64 millones de euros y el 2 de julio lo sacaron de la playa y lo enviaron a Estados Unidos. A tiempo para debutar dos días después en los cuartos contra el Palmeiras y resolver el día 8 con dos golazos la semifinal contra Fluminense, el club que lo salvó de chico.

“Cuando era joven no tenía nada y ellos me lo dieron todo”, dijo después de dejarlos fuera del torneo. “Me presentaron al mundo. Si estoy aquí es porque creyeron en mí”. Con 17 años debutó en el primer equipo y con 18 lo vendieron por 20 millones de euros al Watford, donde pasó cuatro temporadas, dos de ellas en Segunda, hasta que en el verano de 2023 el Brighton pagó por él 32 millones. Antes de que el club brasileño al que eliminó lo pusiera en el escaparate todo fue más complicado.

João Pedro nació en 2001 en Ribeirão Preto, en el interior del estado de São Paulo, y desde bebé se vio solo con su madre, Flavia, que se separó de su pareja. Su padre, José João de Jesús, Chicão, que también tuvo una breve historia como futbolista en el Botafogo-SP, terminó en la cárcel. Le condenaron a 16 años, de los que cumplió la mitad, por su participación en el asesinato de un chico de 17 años que sintió que le había faltado al respeto. La sentencia determinó que había encargado que lo mataran.

Mientras su padre, del que apenas sabía nada, vivía en prisión, João Pedro comenzó su camino en el fútbol con 5 años en la escolinha del equipo donde había jugado Chicão. Uno de sus entrenadores de aquella época, Alexandre Ferreira, recordó hace unos días en O Globo que ya entonces se veía su olfato de gol: “Era un niño inteligente, que quería siempre la pelota. Estaba siempre concentrado en los entrenamientos. Cuando los demás bromeaban, él siempre tenía cerca el balón. Y en las finalizaciones, que era lo que más le gustaba, ya destacaba con un acierto superior a la media”.

Pero llegó un momento en el que todo se torció. No quisieron que siguiera en la cantera de Botafogo-SP y estuvo un tiempo en la del Santos, pero tampoco le dieron la opción de seguir con ellos. Entonces apareció una oportunidad de mucho riesgo. Los ojeadores del Fluminense le habían visto en un torneo en Mato Grosso y le ofrecieron unirse al club, pero eso requería que se mudara de São Paulo a Río de Janeiro.

Su madre se decidió a asumir el riesgo, y el riesgo enseguida estalló. La despidieron y quedaron en una situación económica muy delicada. “Tenía solo un pantalón de deportes y un par de zapatillas”, contó él en una entrevista. “Mi madre solo comía huevos y me dejaba los trozos de carne. Siempre decía que lo importante era que comiera yo”. Estuvieron a punto de tener que regresar a São Paulo, pero entonces el Fluminense ofreció a Flavia pagarle el salario mínimo. Ella quedó muy agradecida y rechazaron varias ofertas hasta que llegó la millonaria del Watford, donde siguió su viaje hasta la playa de la que le sacó el Chelsea para los cuartos de final.

En Río no era todo amigos y arena. “Tengo un entrenador personal y también trabajaba para estar listo”, contó hace unos días. Esta ayuda la consiguió a través de Thiago Silva, rival en la semifinal como capitán del Fluminense. Hace unos años, el también exjugador del Chelsea le telefoneó un día para interesarse por él y ofrecerle ayuda. Le recomendó que contratara a Caio Mello, el fisioterapeuta con el que lleva una década. “Imagine que me llamaba el Chelsea y no hubiera estado entrenado”, dijo João Pedro.

Y sucedió. “Le trajimos porque esta temporada jugamos contra muchos equipos que defendían en bloque bajo, y él tiene mucha calidad en espacios reducidos”, explicó Maresca, el técnico del club inglés tras los dos goles que los llevaron a la final. “Como estaba de vacaciones, estaba un poco más fresco, que es algo importante”.

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Sobre la firma

David Álvarez
Sigue la información del Real Madrid y la selección española en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de la sección de Deportes. Ha cubierto los Juegos Olímpicos, el Mundial de fútbol y la Eurocopa. Antes trabajó en ABC, El Español, ADN, Telemadrid, y La Gaceta de los Negocios. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra.
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