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PSG PSG
2
Désiré Doué 77', William Joel Pacho Tenorio 81', Lucas 91', Ousmane Dembélé 95'
Bayern BAY
0
Finalizado

PSG-Bayern: un campeón tumba a otro campeón

El equipo de Luis Enrique se planta en semifinales tras imponerse al de Kompany en un partido muy disputado y pleno de acciones y detalles de alta escuela

Hakimi y Dembélé celebran el gol de este último que significó el definitivo 2-0.
Ladislao J. Moñino

De dos equipos diseñados para robar y atacar emergió un espectáculo paradigmático. El PSG se impuso al Bayern con dos buenos goles en un duelo que fue todo un muestrario del fútbol que se estila ahora. Un campeón tumbó a otro campeón. El favorito era el PSG, pero el Bayern le plantó cara y le hizo sudar y sangrar. El encuentro, además, dejó una imagen terrible: la de Musiala dejando el campo en camilla con una grave lesión a la altura del tobillo izquierdo tras ser arrollado por Donnarumma en una acción de ataque de los germanos.

PSGPSG
2
Gianluigi Donnarumma, Nuno Mendes, Marquinhos, Achraf Hakimi, Willian Pacho, Fabián Ruiz (Warren Zaïre-Emery, min. 79), João Neves, Vitinha, Bradley Barcola (Ousmane Dembélé, min. 69), Désiré Doué (Lucas Hernández, min. 79) y Khvicha Kvaratskhelia (Beraldo, min. 83)
BAYBayern
0
Manuel Neuer, Dayot Upamecano, Josip Stanisic (Sacha Boey, min. 33), Konrad Laimer, Jonathan Tah, Joshua Kimmich, Jamal Musiala (Serge Gnabry, min. 45), Michael Olise, Aleksandar Pavlovic (Leon Goretzka, min. 79), Kingsley Coman (Thomas Müller, min. 79) y Harry Kane
Goles 1-0 min. 77: Désiré Doué. 2-0 min. 95: Ousmane Dembélé
Arbitro Anthony Taylor
Tarjetas amarillas Laimer (min. 67), Désiré Doué (min. 75), Kompany (min. 75)
Tarjetas rojas William Joel Pacho Tenorio (min. 81), Lucas (min. 91)

De la ambición por ganar y ser protagonistas brotó un aclamado clinic del paradigma que rige el fútbol actual, saque de centro a fuera de banda del PSG incluido. El nuevo estilo le ha dado la vuelta al dogma y PSG y Bayern son dos de sus dos grandes abanderados. Ahora se juega a robar la pelota más que a tenerla. Por eso se vio por momentos a dos equipos comprimidos en 20 metros. Neuer y Donnarumma por delante de la medialuna y 20 jugadores como átomos en una caja esperando a que una reacción los libere y los dispare a campo abierto. Al primer robo del PSG, primer disparo. Y tiroteo en las dos áreas.

Con dos equipos tan voraces en la recuperación de la pelota, el que se impone en la presión es el que invade el campo contrario. El primero fue el Bayern y tuvieron mérito Kompany y sus futbolistas porque no hay muchos equipos que puedan discutirle al campeón de Europa la batalla por el balón. El sacrificio de Paulovic, de los extremos Olise y Coman, de Upamecano y Tah, del incansable Sabitzer e incluso de Kane para presionar o ganar las segundas jugadas, le concedieron el primer mando del juego. El manejo del balón y del partido nunca fue un monopolio de uno de los dos conjuntos. Se sintió incómodo el PSG de Luis Enrique ante un equipo que no le permitía amasar la pelota. En el nuevo fútbol prima el uno contra uno, y los amplios espacios que se generan han recuperado el autopase como suerte de regate. Sabitzer y Olise los practicaron con éxito para obligar al PSG a hacer lo que menos le gusta: correr hacia atrás.

Fabián fue el primer jugador de Luis Enrique que guió a su equipo a asomarse al área de Neuer. Jugo dos pelotas al espacio libre y conectó a Kvarastkhelia y Barcola. ¿Quién dijo que los extremos han muerto? ¿Quién dijo que el regate no puede utilizarse en zonas delicadas si cuando sale es peligro seguro para el rival? Upamecano, Vitinha o Marquinhos hicieron esto último. Olise, Kvaratskhelia, Barcola, Docué y Coman reivindicaron su resistencia a extinguirse. Por el momento, el partido fue una secuencia de regateadores citándose cada vez que uno cogía la pelota. Kvaratskhelia se coló en una diagonal culebrera hasta la barbilla de Donnarumma; Coman amenazaba a Hakimi y le ponía una rosca templada a la cabeza de Harry Kane; Barcola reventaba la presión del Bayern mezclando cintura y virguería; Fabian Ortiz tiraba por encima de la portería de Neuer tras otra cabalgada limpiando defensas de Kvaratskhelia. Aquello parecía una batalla de gallos raperos por ver quién componía la retahíla de regates más inverosímil y vacilona.

Mandaban los extremos y la grada lo agradecía con exclamaciones de admiración. Estaba repleto el poliédrico Mercedes Benz Stadium: 66.937 aficionados. Este era un partido para medir el interés de las comunidades residentes en Estados Unidos por ver dos equipos europeos sin que el Real Madrid esté por medio. El club blanco garantiza siempre el sold-out. La acudida en masa ha sido una lección a la madre FIFA. El fenómeno fútbol siempre creció desde las capas más bajas. Sin las rebajas en los precios que tuvo que aplicar ante el preocupante ritmo de venta de las entradas, el majestuoso estadio de Atlanta no hubiera rozado el lleno.

Ese primer tiempo tan atractivo y hedonista se cerró con un gol anulado a Upamecano por fuera de juego tras empalmar una falta lateral. El Bayern no solo se marchó a la caseta con el desconsuelo del tanto anulado. Musiala, su futbolista más imaginativo se había retirado con el tobillo destrozado.

No hubo tregua tras el descanso. Los dos equipos mantuvieron la barbilla alta sin importarles encajar. Kvaratskhelia puso a Barcola frente a Neuer. Aguantó con sabiduría el disparo cruzado. Al poco, el veterano meta alemán se descuidó en la salida del balón y la pelota la estrelló a puerta vacía Dembélé contra el palo nada más salir del banquillo. Doué no perdonó desde la frontal con un tirito dañino. El campeón de Europa ya sí creció por encima del Bayern pese a que la entrada de Gnabry también le había dado vida. Y más aún la expulsión de Pacho por una dura entrada a Goretzka. Luego sería Lucas el que, con un codazo fuera de lugar a Guerriro, se ganó la expulsión directa.

Con nueve, de nuevo, los regates fueron determinantes. Esta vez para que Hakimi sentara a un par de rivales y para que Dembélé empujara la pelota a placer y cerrara un partido enorme.

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Sobre la firma

Ladislao J. Moñino
Cubre la información del Atlético de Madrid y de la selección española. En EL PAÍS desde 2012, antes trabajó en Dinamic Multimedia (PcFútbol), As y Público y para Canal+ como comentarista de fútbol internacional. Colaborador de RAC1 y diversas revistas internacionales. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Europea.
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