Concentración bajo toque de queda: el Atlético se aloja en Los Ángeles en el epicentro de los disturbios
El club rojiblanco inicia con normalidad los entrenamientos en Estados Unidos de cara al Mundial de Clubes pero tiene su hotel en pleno centro de la ciudad rodeado de protestas contra Trump


Pasadas las siete de la tarde una alerta irrumpe en repetidas ocasiones en cualquier dispositivo móvil que sea detectado en el área norte del downtown de Los Ángeles. El toque de queda decretado el martes por la alcaldesa Karen Bass para frenar los actos vandálicos que desde el viernes han reventado las manifestaciones y las protestas de la comunidad latina contra las redadas y las deportaciones de la Administración Trump prohíbe pisar la calle entre las ocho de la tarde y las seis de la mañana. “Solo viajar entre el trabajo y casa y para ofrecer cuidado de emergencia y primeros auxilios”, reza el mensaje admonitorio bajo amenaza de arresto.
El áspero clima se extiende hasta los alrededores del hotel Conrad, al que el Atlético de Madrid llegó a primera hora de la tarde del martes para establecerse durante la primera fase del Mundial de Clubes. “Estamos en todo el meollo, tenemos el Ayuntamiento al lado y un par de edificios frente a los que hay concentraciones”, relata un empleado del club, que confiesa no haber dormido bien “más por el jet lag que por miedo”.
Media docena de helicópteros sobrevolaban en la noche del martes la azotea del cuartel general de la expedición rojiblanca desde el inicio del toque de queda. Los drones de vigilancia también forman parte del espacio aéreo de la zona. Las constantes y ensordecedoras sirenas de los coches de policía sonorizan el ambiente con que convive la expedición rojiblanca. “Más que sensación de inseguridad o de verdadera preocupación es de incomodidad por el ruido de los helicópteros por la noche. Nos llaman de España como si estuviéramos viviendo una guerra, pero no es así. Se está exagerando”, relata otro miembro de la expedición colchonera. Por las avenidas adyacentes, cientos de ciudadanos, muchos de ellos envueltos en banderas mexicanas, acuden a los puntos de reunión de las protestas. “No se debe recurrir a la violencia, hay que protestar, pero no caer en el bandidaje porque lo vamos a pagar los contribuyentes con más impuestos”, advierte Gloria, nacida en Los Ángeles, pero criada en México y propietaria de una licencia de Uber. La conductora lanza un mensaje apocalíptico a la prensa que transporta en su vehículo. “El país más poderoso del mundo está a punto de colapsar”.
La avanzadilla de empleados del club que llegó a Los Ángeles durante el pasado fin de semana ya avisó a Diego Pablo Simeone de la situación. El técnico mostró cierta preocupación, más por lo que puedan afectar los disturbios al descanso al grupo que por una sensación de peligro real. Al menos, dos fuertes explosiones se escucharon en la noche del martes en los alrededores del alojamiento del Atlético, por donde circulaban caravanas de vehículos de la policía local y de la Guardia Nacional enviada por Trump. “No se ha incrementado la seguridad en torno al equipo. Nosotros mantenemos nuestro protocolo habitual y serán las autoridades de Los Angeles las que tendrán que decidir si lo aumentan o no”, explican desde el club rojiblanco. “Somos conscientes de los disturbios que están sucediendo porque los vemos desde el hotel, pero no han alterado nuestros planes”, admite César Azpilicueta.
Las condiciones no son las ideales para preparar la competición, que para el Atlético es clave por sus ambiciones de expansión de marca. Los dirigentes desplazados a Los Ángeles confían en que el toque de queda sirva para apaciguar la zona. Los decibelios de los rotores de los helicópteros bajaron sobre las cuatro de la mañana. El paisaje de la zona mutó entonces al costumbrismo que también asola el área. Es la hora de los sintecho que caminan por las desiertas avenidas como zombies bajo los efectos del fentanilo. Esto también ha sobrecogido a los miembros de la expedición rojiblanca, que con el primer día de trabajo espera sumirse en una mayor normalidad.
El Atlético se entrenó este miércoles por primera vez en el Coliseum de Los Ángeles, el mítico estadio en el que Carl Lewis igualó en los Juegos de 1984 las cuatro medallas de oro de Jesse Owens en Berlín 36. Bajo una canícula justiciera, los futbolistas de Simeone se ejercitaron primero en una carpa desplegada sobre el terreno de juego equipada con aparatos y material de gimnasio. Simeone emergió de su interior con gorra y una camiseta sin mangas. El calor no impidió que continuara con la alta exigencia de intensidad que ya impuso en los entrenamientos de la semana pasada en el Cerro del Espino de Majadahonda.
Para mañana el preparador argentino espera contar ya con todos los internacionales convocados en la última ventana de selecciones.
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