Ir al contenido
_
_
_
_

Iñigo San Millán, entrenador de Juan Ayuso: “Tenía el Giro de Italia en sus piernas”

Mientras Isaac del Toro responde venciendo de rosa en Bormio, el preparador del ciclista español explica las razones de su hundimiento

Juan Ayuso durante la etapa de este miércoles.
Carlos Arribas

¡Ay, Ayuso!, los lamentos se hacen coro el martes cuando al fenomenal español le cruje la rodilla mientras el Giro se aleja, montaña arriba, a la estela de un ecuatoriano feroz que no ceja. Al día siguiente —las tierras de la Melinda, Fondriest y el Tonale, para que se forme la megafuga de 38 en Dimaro a orillas del Noce, Mortirolo por su lado suave y lejano de la llegada a Bormio por la carretera que baja de un Stelvio que no han ascendido, escamoteado—, Richard Carapaz insiste, Isaac del Toro responde, torero, de rosa y oro en la meta, donde se da a sí mismo un derechazo con una muleta imaginaria, sin pico, ¿eh?, y hasta se puede oír el crujido de su cadera cuando la gira, armónica con el brazo, al cruzar la meta ganador. Es un mix, quizás copiado del toreador de Carmen, del saludo operístico con que firma sus actuaciones su admirado amigo Tadej Pogacar. No le gritan ¡torero! sino, ironía de la posverdad, ¡Torito!, como a él le gusta, y bravo. Eleva a 41s su ventaja sobre el segundo en la general, que es ahora Carapaz.

El chamaco juega con todos, con su apellido también, y responde a su crisis del San Valentino a la grande. Vence de rosa, rapaz de nuevo su cuello, adelantado, que se lanza amoroso en brazos de su amada Romina, también ciclista. Y abrazados celebran la primera victoria de etapa en una grande del ciclista que todos querrían ser, el Charro Negro al que todo México bendice cuando se transforma en charro rosa, y su caballo es una bicicleta. Y la piel de quien lo combate se eriza.

Del Toro Giro de Italia

No es en el Mortirolo suave, en el que las autoridades prohíben la recta Contador, el atajo directísimo y vertical que asusta, donde se decide la soledad de Del Toro. Allí solo se mueve Carapaz, incontenible, pese a la lejanía, 45 kilómetros, de Bormio. Nadie intenta seguirle. Todos mantienen su ritmo. Saben que lo alcanzarán en el descenso. Es Le Motte, un tercera empinadísimo, una tachuela, la rampa de lanzamiento del mexicano que vuelve a cantar su bolero de amor. Faltan nueve kilómetros. Solo Carapaz puede pegarse a su rueda, pero solo unos kilómetros de descenso. Después, bajando, traza las curvas con compás, perfectas aunque empieza a llover, y nadie, ni tampoco Romain Bardet otoñal, que intentaba despedirse del ciclismo —lo hará dentro de dos semanas, en la Dauphiné— con una etapa, tal como se despidió del Tour el año pasado, puede acercársele. Termina segundo, y llora al recordarlo, el francés de 34 años: cuatro veces segundo en el Giro.

Los favoritos se citan para resolver el Giro el fin de semana en la Aosta inhóspita del vicecuestor Schiavone y en Le Finestre de Landa y grava vertical.

Y Juan Ayuso, ¿qué hará?

“Yo creo que si los dolores van mejor, es importante que acabe para que pueda decir que ha sufrido como un perro en una gran vuelta como casi todos los grandes campeones y, a la postre, ganadores de grandes vueltas”, es el consejo de Íñigo San Millán, el entrenador del ciclista español, de 22 años y favorito proclamado del Giro de su debut. Los dolores a los que se refiere San Millán, que sigue el Giro desde Bilbao, donde trabaja con el Athletic, son los que sufre Ayuso en la rodilla derecha desde el domingo de Siena, 18 de mayo, una caída sobre la grava, una heridita de nada, tres puntos y a correr. El golpe, compartido con Primoz Roglic, que condenó su Giro. Con ambos en el suelo, atacó, cegado por la polvareda, Isaac del Toro, que se vistió de rosa mientras Roglic se ha retirado y Ayuso sigue cojo, y fastidiado. “La caída ha sido lo que le ha roto”, continúa San Millán. “Juan tuvo una laceración profunda en la rodilla que necesitó puntos de sutura. Además, el golpe le causó un traumatismo que le produjo inflamación y acumulación de líquido sinovial muy incómoda y dolorosa cuando pedaleaba en las etapas y hasta cuando caminaba”.

La información es secreta. El equipo no la hace pública para no dar pistas a los adversarios y se viste de circunspección, falsas sonrisas y optimismo, a la hora de tratar el asunto del liderazgo polémico pese a las interferencias de Tadej Pogacar, tan tifoso del chamaco de Ensenada como alérgico al español, y no lo esconde. Con su Giro contemporizador, el UAE busca que ambos sobrevivan. Con su ataque rompedor, Carapaz acaba con la película. El cuento de hadas termina en Santa Bárbara, donde siempre truena, y en San Valentino poco amoroso con el líder de rosa.

—Pero, profesor San Millán, ¿cómo una heridita en la rodilla puede hacer tanto daño?

—En una carrera por etapas cualquier caída fuerte y lesión es un hándicap diferencial en el rendimiento, ya que la prioridad del cuerpo es regenerar el tejido perdido y curar la lesión y para ello “secuestra” muchos recursos energéticos para curar, los cuales son también claves para el rendimiento. Etapa a etapa se va acumulando ese déficit energético y fatiga y su acumulación le ha hecho perder mucha capacidad física. La pena es que ya andaba mejor de la rodilla, pero la pérdida de energía no es recuperable en una carrera por etapas al ritmo que se va hoy en día.

Porque Juan Ayuso, explica su entrenador, que estuvo con él en Sierra Nevada el puente del 1 de mayo midiéndolo y analizándolo, estaba más fuerte que nunca y no faroleaba cuando decía que quería y podía ganar el Giro. “Este Giro lo tenía en las piernas. Carapaz o Simon Yates van muy bien y se habrán preparado muy bien y con mucho mimo, pero con su edad [ambos pasan de los 30, una década más que Ayuso] nunca pueden tener la progresión de alguien bastante más joven, así que sus números no serán mucho mejores que los que ya han dado. Y Juan iba muy bien preparado, con los mejores números de su vida, justo antes de venir. Ha pegado un salto de calidad muy alto ese año y esa capacidad fisiológica de las primeras carreras del año, o de Tirreno o incluso Cataluña no se pierde”, explica San Millán, que le quita importancia al problema del liderazgo del equipo, el asunto que tanto ruido ha hecho. “Todo lo que se ha armado hubiese quedado en nada o casi nada… Si Juan hubiese estado entero, con los vatios que tenía, habría llegado por delante de Carapaz en San Valentino sin ningún género de duda, pero después de la caída, ya nunca vimos esos números”.

San Millán, que ya guio los entrenamientos de Pogacar en sus inicios fabulosos con el UAE, no esconde su amor por las condiciones de Juan Ayuso, y su convicción de que es un grande, y lo será más. Una estadística de palmarés conseguido a los 22 años en carreras por etapas sitúa al español solo por detrás de Pogacar y Evenepoel en la historia, y por delante de Egan, Fignon, Ullrich, Coppi y Bartali. “Tendremos Juan para muchos años”, afirma. “Seguirá progresando como Tadej, que, aunque con 22 o 23 años ya era el mejor, ha empezado a alcanzar la madurez fisiológica con 25-26 años. Sus mejores años están por llegar. Si logramos que siga madurando como lo está haciendo, tendremos, en mi modesta opinión, al menos un corredor estilo Contador para disfrutar durante unos cuantos años”.

Hasta que llegue su momento, Juan Ayuso sufre y aprende el Giro. Termina la etapa en el grupo de los últimos, a 35m 42s de Del Toro, con quien tantos días disfrutó.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_