El Deportivo empieza pegando
El cuadro de Irureta muestra su contundencia al Valladolid
Media hora antes de comenzar el choque, atronó el cielo y cayó sobre A Coruña una furiosa tormenta de verano. Entre el calor y la humedad, el día quedó muy pesado, para sentarse debajo del ventilador con una cerveza fría. Eso mismo debió de pensar el Deportivo, porque salió al campo con una pachorra tal que al cuarto de hora la gente ya andaba con la mosca detrás de la oreja e Irureta se descomponía en gestos de impaciencia. Sólo el Valladolid parecía ser consciente de que la Liga ya había comenzado.
Irureta había sacado un equipo muy pelotero, con Valerón junto a Mauro Silva en el medio centro y Makaay y Tristán en punta. Los chicos querían tocarla, lo que está muy bien siempre que la superficie lo permita. Y hasta que la hierba fue secándose Riazor no lo permitía. Al Valladolid le fue mejor porque estaba más atento y supo lo que tenía que hacer. Bien organizado en el centro, esperó a robar el balón para meterlo largo arriba, buscando el hueco detrás de la defensa. Y la zaga del Deportivo era la que con más entusiasmo había acogido la idea del ventilador y la cerveza. No es que el cuadro local pasara agobios tremendos, pero el choque parecía más listo para su rival.
El Deportivo tuvo que espabilarse por segunda vez y volvió a comprobar que el gol es, sobre todo, cuestión de buscarlo. El segundo lo marcó Valerón, pero el mérito volvió a ser de Tristán, que controló un balón muy difícil y superó la salida del portero con una vaselina de gran sutileza. El Valladolid quedó sin sentido, y el cuadro de Irureta repitió lo que suele hacer habitualmente: se lió a mamporros con el rival y, en siete minutos, lo dejó amoratado, con una goleada que el cuadro de Moré no merecía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.