‘Leer ‘Lolita’ en Teherán’: qué riesgo ser mujer insumisa en Irán
Es imposible no ponerte de parte de las valientes protagonistas de esta película, pero eso no la convierte en cine excelente

Curioso título el de Leer ‘Lolita’ en Teherán. Lo de la lectura puede convertirse en algo censurable y peligroso en Irán, a no ser que sean textos coránicos. Pero no solo allí. Sospecho que si el admirable Vladímir Nabokov hubiera escrito ahora esa novela inmortal, también lo tendría crudo para que las muy cultas editoriales occidentales se la publicaran. Y si alguna se hubiera atrevido, la nunca abolida caza de brujas en nombre de la moral imperante se hubiera cebado con ella. Por machista, por morbosa, por la violación física y mental de un profesor cuarentón a una chica menor de edad. Malos tiempos para el atrevimiento, la corrosión, las temáticas transgresoras, las flechas contra lo establecido, el arte subversivo.
La dirige el israelí Eran Riklis. Al parecer sus películas son habituales en los festivales de cine. Pero las desconozco o no me dejaron la suficiente huella para recordarlas. Solo me viene a la memoria Los limoneros, que me pareció bonita. En esta se traslada al Teherán de los años ochenta, después de la Revolución iraní y la consecuente divinización de los ayatolás. Largaron al occidentalizado, represor y corrupto sha, pero lo que vino después fue para echarse a temblar. No hubo ni un mínimo espacio para la disidencia ni para las mujeres que incumplieran las sagradas reglas. Y estas son tenebrosas. Y así hasta ahora. Informaron en 2022 de que detuvieron en la calle a una chica de 22 años por portar el velo de forma inapropiada. Y apareció muerta en la comisaría tres días después. Y las manifestaciones de protesta entre las pecadoras, el Gobierno las resuelve a hostias y encarcelamientos. O con algo todavía peor.
Por supuesto, esta película no ha podido ser rodada allí. La inmensa mayoría de las secuencias se desarrolla en interiores y la producción es italiana. Eso sí, todas las actrices son iraníes. Imagino que exiliadas. La historia transcurre en las habitaciones de una casa. Desde ellas, una cultivada y arriesgada profesora da clases tan instruidas como amenas a siete alumnas. ¿Y de qué les habla? Pues de variados prodigios de la literatura, de su narrativa y de su significado. Todos ellos occidentales. Y aparece el tributo no solo a Nabokov, sino también a la prosa excepcional del enigmático y complejo Henry James, el lirismo de Jane Austen y la prosa incomparable del casi siempre muy triste Scott Fitzgerald, el tipo que se inventó a Jay Gatsby, aquel turbio fulano que nunca abandonó sus sueños de un presente y un futuro con Daisy, sin resignarse a creer que todo eso había quedado atrás, en la ardiente oscuridad. No tenía mal gusto literario la profesora. Y el peligro que suponía hablar de escritores que nos han hecho felices a lo largo del tiempo, o en momentos concretos a tanta gente. Y sabiendo profesora y alumnas que el régimen se puede cebar con ellas si descubren su actividad.
Es imposible no ponerte de parte de esas valientes mujeres, lamentar el acoso ambiental y policial que padecen, detestar el totalitarismo y la represión de ese Estado presidido por la religión y sus dogmas. Pero esas razones no convierten Leer ‘Lolita’ en Teherán en cine excelente. Se deja ver y escuchar, pero también es discursiva y repetitiva. Las intenciones son muy buenas. El resultado menos.
Leer ‘Lolita’ en Teherán
Dirección: Eran Riklis.
Intérpretes: Golshifteh Farahani, Zar Amir Ebrahimi, Mina Kavani, Reza Diako.
Género: drama. Italia, 2025.
Duración: 108 minutos.
Estreno: 24 de julio.
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