Lo que pasa cuando Art Spiegelman habla sobre el Holocausto con 400 adolescentes: “El cómic me permitió contar lo que no podía decir”
Estudiantes de nueve institutos de Barcelona escucharon en el CCCB al autor de ‘Maus’ en un diálogo sobre memoria, trauma y creación

Las escapadas de las clases formales suelen ser el respiro más esperado de la semana para los adolescentes. Espacios donde el aprendizaje se mezcla con cierta libertad y la curiosidad gana terreno. En la mañana de este viernes, más de 400 estudiantes procedentes de nueve institutos de Barcelona han acudido al Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) para escuchar al historietista nacido en Suecia hace 77 años, pero de nacionalidad estadounidense Art Spiegelman, autor de Maus, la obra que convirtió el cómic en un relato sobre el horror del Holocausto. “El cómic me permitió ver lo que no podía decir”, ha afirmado el dibujante neoyorquino en el encuentro que, durante casi dos horas, ha debatido sobre memoria, humor y el cómic. El encuentro entre personalidades y los adolescentes es tradicional del centro de cultura pero en esta edición forma parte de las actividades que anteceden el Festival literario Kosmopolis 2025.
A las once de la mañana, el auditorio del CCCB se ha llenado de murmullos antes de que Spiegelman apareciera en el escenario. Sin notas ni imágenes, y acompañado de su cigarrillo electrónico, ha explicado sobre cómo Maus nació de su relación con la historia de sus padres y de la necesidad de entender el pasado familiar. Recordó que la idea surgió tras ver, lo que considera, “caricaturas racistas en viejas animaciones de Mickey Mouse”, que le hicieron pensar en cómo se representaban a los judíos como ratas. De ahí nació la decisión de narrar la historia de sus padres en forma de cómic: “Era una manera de encontrar un lugar donde hablar sobre mi historia”, ha explicado.
El creador del primer cómic ganador del Pulitzer ha compartido también cómo el dibujo se convirtió en un refugio frente a su propia historia familiar. Contó que su madre se suicidó cuando él tenía 20 años y que, durante años, fue incapaz de sentir nada al hablar de ello. “Sabía lo que había pasado, pero no podía procesarlo”, ha dicho. Dibujar aquella experiencia en una historieta fue, según él, el modo de comprenderla.
Sobre sus obras, conocidas por aparecer temas como la depresión, la ansiedad o el suicidio, Spiegelman ha explicado que no buscó convertir esos asuntos en un mensaje, sino que forman parte de su vida. “No pretendía enseñar nada. Solo intentaba entender cómo era posible que yo hubiera nacido si mis padres estaban destinados a morir antes de encontrarse”, ha compartido.
El cómic y la adolescencia
Entre el público, algunos profesores han aprovechado para reflexionar sobre el poder del cómic como herramienta pedagógica. “Es una manera de acercar la literatura a los adolescentes”, ha comentado Juan Pablo, docente de castellano. “Maus les permite mirar la historia, ver gráficamente y entender mensajes como lo que es el Holocausto”. Una alumna de cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) ha resumido la sensación compartida al salir del auditorio: “Yo también quiero hacer un cómic sobre mi vida. Me inspira.”

Tras una hora de charla del autor, ha llegado el momento más esperado: las preguntas de los estudiantes que alternaron de la curiosidad técnica al interés emocional. Una alumna quiso saber qué materiales utiliza; si trabaja con plumilla o con papeles de distinto gramaje. Spiegelman respondió que lo importante no es la herramienta, sino la intención: “Todo es posible ahora, pero el riesgo de trabajar con el ordenador es que ya no hay original. Me di cuenta de que necesitaba volver al papel”.
Otra pregunta giró en torno a los cómics underground de los sesenta y su sentido transgresor. “En parte siguen existiendo pero los tabúes son otros. Antes se hablaba de sexo o drogas; ahora, del trauma, de la identidad, de sentirse fuera de lugar. Los cómics siempre han sido una forma de romper silencios”, ha afirmado.
Art Spiegelman participará, este fin de semana, de Kosmopolis, el festival de literatura del CCCB que en esta edición reúne a autores de todo el mundo para pensar la creación contemporánea desde la comedia, la memoria o la palabra dibujada. Durante cinco días, la programación ofrece recitales, debates y performances que viajan desde la efervescencia cultural de Corea del Sur hasta la vitalidad de la literatura gallega. En ese contexto, la visita de Spiegelman es parte del espíritu del festival: un diálogo entre generaciones y lenguajes que sigue demostrando que las historias, incluso las dibujadas, pueden enseñarse mucho también.
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