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Junior Healy: “Me hice ‘youtuber’ a los 35 por un despido”

Publicista de formación de 36 años, Healy habla en sus podcast sobre estrellas de la cultura pop, series y crímenes a una modesta pero fidelísima audiencia de la generación Z. “Les hago compañía, como antiguamente hacía la tele”, sostiene

Luz Sánchez-Mellado

Junior Healy no es muy callejero. Trabaja ―lee, investiga, graba sus podcasts y emite sus directos ante el ordenador― sin salir de su casa. Un piso minúsculo “que por no tener no tiene ni salida de humos”, dice, en un barrio popular de Madrid, donde vive con su novio de los últimos 10 años, pese a que hace algún tiempo que rompieron. Su expareja se está mudando “poco a poco” tras la ruptura, por lo que declina amablemente que nos veamos en su casa y propone un macrocentro comercial cercano. Aquí, a la una de la tarde de un día entre semana, entre jubilados y jubiladas echando la mañana, pasa desapercibido. Pero Junior Healy, como prefiere ser llamado, pese, o quizá debido a lo común de su nombre real, es una celebridad para la pequeña legión de seguidores de la generación Z que imita su característico acento y jerga y cita sus frases textuales en vídeos de TikTok. Sin ir más lejos, esta boomer que firma, ni siquiera sabría quién es si una zeta no la hubiera puesto sobre la pista.

Mi hija de 24 años, sin conocerlo, le considera un amigo. ¿Qué hace para lograrlo?

Qué ilusión, tu hija. A ver: hago contenido en internet, hablo de excentricidades, de biografías de personas random que me gustan, de crímenes que me fascinan, de lo que yo llamo circos, gente y fenómenos sociales y culturales que me interesan. Se habla mucho de la soledad de las generaciones de ahora, y que no se puede ser amigo de gente que no conoces, pero yo creo que sí se puede. Creo que hago compañía, como hacía antiguamente la tele, o la radio. Al final, lo que hago es contar historias, mostrar mi vida, ser sincero y ser yo mismo. Eso puede ser lo que conecta con otras personas.

¿Con 36 años se considera un jovencito?

Me raya mucho la edad, porque tengo la sensación de que debería de haber empezado antes. La gente que se dedica a internet suele empezar más joven. Soy un late milenial, un adulto joven. Fui la última promoción que hizo cinco años de licenciatura, yo en Publicidad. Luego estuve currando ocho años en el departamento de márquetin de unos centros de estética que crecieron mucho y luego acabaron cerrando. Hacía vídeos de médicos. A raíz de despedirme, con lo que había ahorrado, decidí intentar dedicarme a esto, que me apasiona de siempre, me funcionó enseguida, y tuve que hacerme autónomo. Soy youtuber por despido. Yo es que siempre he pillado los últimos trenes, en plan Bridget Jones, que me encanta.

Hay dos clases de adolescencia: una de estar siempre en la calle y otra de ser más introvertido. Creo que, el hecho de ser gay en los primeros 2000, me hizo retraerme mucho"

¿O sea, que era el moderno de su empresa?

Sí, era el maricón moderno. Mi cargo era de diseñador multimedia, que suena como muy antiguo, pero algo debí hacer bien, porque mi jefa no quería despedirme. Ahora gano más de lo que ganaba allí. No soy rico, pero yo con que me dé para el alquiler, soy feliz. Comparado con otros youtubers, tengo poquísimos seguidores, unos 50.000, pero son muy fieles: quien me sigue, me sigue a muerte.

¿Y qué les da?

Creo que ser sincero, no posturear, y, está mal que yo lo diga, pero creo que soy gracioso. Estoy feliz haciendo lo que he consumido desde muy joven. Me había imaginado muchas veces haciéndolo, y ahora lo hago. Quizá también se trasmite y se contagia mi ilusión por haberlo conseguido.

¿Considera que lo que hace es cultura?

Totalmente: al final creo que estamos muy subordinados a lo que los medios nos dicen que es cultura y lo que tenemos que hacer y que leer, pero esa me parece una idea muy antigua, muy de los 90. Eso de que los videojuegos te hacen violento y todo eso. Yo creo que todo es cultura y que depende de cómo tú lo interiorices y lo interpretes. Si tú no ves Sálvame, por ejemplo, pero no lees libros, no eres más listo que una persona que sí lo ve. Yo lo veía porque me entretiene, y sabía que lo que decía Belén Esteban no era cátedra, era su punto de vista, una cosa divertida. Al final, es entretenimiento, y yo lo considero cultura, totalmente.

Habla de crímenes, de series y de personajes estrafalarios. ¿Siempre fue tan friqui?

Mucho. Hay dos clases de adolescencia: una de estar siempre en la calle y otra de ser más introvertido. Creo que, el hecho de ser gay en los primeros 2000, me hizo retraerme mucho. Soy de Callosa, un pueblo de Alicante, iba a un colegio a 40 minutos en bus y no tenía amigos. Era mucho de estar en mi cuarto, fantasear, verme muchas pelis mil veces. De crío, me apuntaron a Informática de extraescolar y soy muy rata de ordenador. Le pirateaba a mi padre el Canal Plus y con eso me ganaba su respeto. Tengo mucha memoria para nombres, sitios, actores. Para mí, ser mitómano era un refugio.

¿Estuvo en el armario?

Bueno, estaba en el armario porque yo no quería ser gay, aunque sé que lo soy desde que sentí el primer deseo, pero luchaba contra eso. Hasta me intentaba masturbar pensando en la tía más buena del instituto, y era un desastre. No fue hasta que fui a la Universidad en Valencia, a los 19, cuando mis padres me pillaron una conversación con un novio y me preguntaron si era gay.

¿Cree que no lo sabían ya a esas alturas?

Sí que lo sabían. Creo que mi padre hizo el duelo de reconocer que yo era gay durante años y por eso no tuve una buena relación con él. Mi madre, curiosamente, lo llevó peor. Por preocupación. Por ver cómo iba a ser mi vida ahora. Pero, en cuanto lo dije, me liberé tanto que ya nunca lo he ocultado. Yo no hago activismo en redes sociales porque no es lo que quiero hacer. Quiero hacer entretenimiento. Pero el activismo lo hago simplemente mostrándome como soy.

¿Y, ahora, qué cree que piensan sus padres de usted?

Pues están supercontentos. Son muy vieja escuela. De trabajar de sol a sol. De que, para ellos, el éxito es ganar dinero. Después de la universidad tuve que volver a casa un tiempo y me sentí un fracasado. Después, cuando me despidieron creyeron que estaba loco por meterme en esto, pero, ahora, cuando ven que vivo de ello, me apoyan. Yo tengo una cosa muy milenial, que es que busco la aprobación de mi padre todo el rato, y la sigo buscando, me lo han dicho hasta en terapia.

En mí no hay personaje, soy yo 100%. Y no es una visión estratégica, sino porque lo necesito. Es terapéutico para mí"

¿Ha necesitado terapia?

Sí, es que lo he dejado con el chico con el que estaba. Él se va de casa y yo me quedo viviendo solo y todo ese rollo. Entonces, está siendo traumático para mí, porque hemos estado 10 años juntos y hemos sido muy del uno para el otro, y no soy una persona con muchos amigos. Me consuela pensar que le pasa a todo el mundo, he hecho un reel con eso y la gente me apoya a muerte.

Muchos youtubers solo enseñan sus éxitos. ¿No le da pudor exponerse tanto?

En mí no hay personaje, soy yo 100%. Y no es una visión estratégica, sino porque lo necesito. Es terapéutico para mí, y creo que la gente se puede sentir identificada. Es curioso, pero el 78% de mi audiencia son mujeres, y estoy superféliz, porque toda mi vida he sido muy de mujeres, muy de compartir los problemas, muy de amigas. Nunca he tenido amigos chicos. Entonces, siento que estoy donde pertenezco. Pero, luego, tengo esa cosa de homofobia interiorizada de que quieres que los hombres hetero te validen. No voy con la pancarta, pero soy feminista. Intento cuidar lo que digo, sin dejar de ser yo mismo.

Eso también es activismo, ¿no?

Si, pero yo no soy solo maricón, o gordo, o lo que sea: soy más cosas. Me gusta este cine, me gusta este tipo de libros, este tipo de música, este tipo de personajes, este tipo de circos. Y es lo que cuento. Creo que el activismo es necesario, porque si no aprietas, las cosas no cambian, pero no todo el mundo tiene que ser así. Es algo vocacional. Hay gente a la que le gusta mucho la política, y sabe mucho. Pero yo tendría que estudiármela. Y prefiero saberme todo el casting de una peli de Disney que quién es quién en el Procés, por ejemplo.

Su podcast se llama ’Francisco Frankie’ y su logo es una imagen del dictador con pechos. ¿Ganas de provocar en un tiempo en que muchos de quienes le siguen no sabe quién fue Franco?

Le puse ese nombre por la dualidad de querer tocar los huevos, porque Franco era un dictador y porque tenía solo un huevo y la voz aflautada. Empatizo mucho con los personajes bajitos con mala leche. Soledad Huete, de Siete vidas, que es mi serie preferida. Napoleón. Gente pequeña. Lo que hizo Franco es horrible, y me gustaba esa dualidad de caricaturizarlo a lo Marilyn Mason. Esa dualidad de ser un déspota y, a la vez, como con mucha pluma, me hace mucha gracia.

No voy con la pancarta, pero soy feminista. Intento cuidar lo que digo, sin dejar de ser yo mismo"

Pues hay chavales que lo reivindican casi como un icono.

Me parece muy curioso para mal. Me gusta pensar que es gente muy joven que no está muy metida en ese rollo, gente de 16 años que no tiene ni idea, que no lo ha vivido. Yo tampoco lo he vivido, pero, aunque yo creo que está muy superado, hay quien te habla de Franco como si fuera algo refrescante.

Colegas suyos youtubers se van a Andorra para evitar impuestos. ¿Lo haría si le saliera a cuenta?

De momento, déjame que crezca. No creo que lo haga nunca. Me parece muy triste el concepto de estar encerrado entre montañas por dinero. Y no es porque yo sea muy de salir. Podría estar todo el año allí supertranquilo, pero hay algo ético ahí, en plan, a mí me gusta contribuir con mi país. Y estoy contribuyendo. Pago a gusto mis impuestos. Ahora, cuando eres autónomo, también te digo que duele lo que te quitan.

Si esto le va mal, ¿tiene un plan B?

Bueno, en realidad, soy mi propia obra, mi propia marca. Me sé la teoría perfectamente porque hice la carrera y he trabajado de lo mío. O sea, que, si vienen mal dadas, con volver al plan A ya estaría. Y esto siempre lo puedo poner en el currículo.

JUNIOR EL SENIOR

Junior Healy tiene la sensación de haber llegado tarde a demasiadas cosas. Por eso, este licenciado en Publicidad que trabajó durante casi una década vendiendo las bondades de unos centros de estética, decidió, al ser despedido, no esperar más y, con el colchón de la idemnización, atreverse a dedicarse a su pasión: contar historias. Ahora, vive de ello. Sus podcast Francisco Frankie y ¿Solteras y fabulosas?, junto a su colega y amiga Esty Quesada, La Pringada, atraen a una audiencia compuesta mayoritariamente por mujeres de la generación Z.

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Sobre la firma

Luz Sánchez-Mellado
Luz Sánchez-Mellado, reportera, entrevistadora y columnista, es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y publica en EL PAÍS desde estudiante. Autora de ‘Ciudadano Cortés’ y ‘Estereotipas’ (Plaza y Janés), centra su interés en la trastienda de las tendencias sociales, culturales y políticas y el acercamiento a sus protagonistas.
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