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Crítica cine
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

‘Lilo y Stitch’: otra víctima del bisturí Disney con los seres de carne y hueso

La ilusión dura menos de un cuarto de hora. Lo que tarda en pasar a una horrible fotografía y una vulgar puesta en escena

Stitch, en un momento del filme.Foto: AP | Vídeo: EPV
Javier Ocaña

El primer pensamiento ante el estreno de la nueva versión en acción real de una más de las películas animadas de Disney es que la muy discutible operación comercial por parte de la todopoderosa productora y distribuidora no atañe ya únicamente a los grandes clásicos, sino también a películas menores como Lilo & Stitch, producción del año 2002 dirigida por Chris Sanders y Dean DeBlois. En los últimos 10 años, 17 títulos han pasado desde el dibujo hasta la carne y el hueso de sus protagonistas, con resultados en su mayoría discretos o directamente deplorables en lo artístico.

Sin embargo, antes de acercarse al estreno de esta nueva Lilo y Stitch, dirigida por Dean Fleischer-Camp, también puede ocurrir que nuestra cabeza se inunde con un segundo pensamiento: si con películas tan formidables como Blancanieves y los siete enanitos, Pinocho, Dumbo, La dama y el vagabundo o La sirenita, todas ellas en el furgón de cola de los remakes posteriores en acción en vivo, parecía improbable acercarse al arte de las originales, en una obra tan corriente en su dibujo como Lilo & Stitch, —aunque no en su simpatía, su comicidad y su diseño de personajes, realmente estupendos— cabía una oportunidad de oro para resarcirse de tanto fracaso artístico (que no económico, admitámoslo también).

Por desgracia, la ilusión dura menos de un cuarto de hora. Lo que tarda en pasar la historia del largo prólogo en el espacio, con alienígenas creados con solventes imágenes por ordenador (CGI), a un ambiente hawaiano de película familiar convencional, retratado con una horrible fotografía atiborrada de luz y una vulgar puesta en escena llena de planos medios televisivos sin expresividad.

La producción original de 2002 llegó en un momento de socavón creativo para Disney en el terreno animado. Desde 1995, Pixar la había adelantado por la izquierda con nuevos conceptos estéticos, éticos y de entretenimiento. Y la tercera edad de oro de la casa madre de los dibujos, que había comenzado con La sirenita, se había roto tras Hércules, en 1997. De hecho, a Lilo & Stitch la habían precedido títulos tan olvidables como El emperador y sus locuras y Atlantis: El imperio perdido. En comparación con las obras maestras de Disney, Lilo & Stitch parecía adocenada en el diseño formal de los personajes humanos, sus colores no resultaban vistosos, la animación no brillaba y el trabajo con los fondos en la composición del plano era deficiente.

Pero aquella niña hawaiana en plena crisis existencial infantil y su horrendo perro adoptado, que en realidad se trataba de un experimento genético huido de un planeta extraterrestre, eran graciosos y punzantes. Y Sanders y DeBlois, directores y guionistas, llenaron su relato de preciosos detalles vitales y musicales (las desternillantes apariciones de las canciones de Elvis Presley; aquí, completamente desaprovechadas), con una hermana mayor al borde de la desesperación psicológica y social porque los servicios sociales amenazaban con dar a la pequeña a una familia de acogida, pues ambas eran huérfanas.

En la renovada Lilo y Stitch, en cambio, los secundarios marcianos, que ofrecían comicidad física, pasan a ser humanos por un truco de guion, pero sus intérpretes, Zach Galifianakis y Billy Magnussen, pierden toda la gracia. Y únicamente se salvan las secuencias de slapstick en torno al monstruito Stitch, que pueden recordar al terremoto anárquico de los fabulosos Gremlins, aunque siempre en escenas de interior. En los exteriores casi todo es calamitoso, coronado por un final tan blandengue como interminable, digno de una sobremesa dominical en abierto.

'Lilo y Stitch'

Dirección: Dean Fleischer-Camp.

Intérpretes: Maia Kehaloa, Sydney Agudong, Zach Galifianakis, Billy Magnussen. 

Género: familiar. EE UU, 2025.

Duración: 108 minutos.

Estreno: 23 de mayo.

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Sobre la firma

Javier Ocaña
Crítico de cine de EL PAÍS desde 2003. Profesor de cine para la Junta de Colegios Mayores de Madrid. Colaborador de 'Hoy por hoy', en la SER y de 'Historia de nuestro cine', en La2 de TVE. Autor de 'De Blancanieves a Kurosawa: La aventura de ver cine con los hijos'. Una vida disfrutando de las películas; media vida intentando desentrañar su arte.
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